SUDÁFRICA: Ex vicepresidente sale de un juicio y entra en otro

La absolución del ex vicepresidente sudafricano Jacob Zuma llevó a los activistas por los derechos de la mujer de este país a comprometerse aun más con la lucha contra los abusos sexuales y por la defensa de sus víctimas.

Pero la odisea de Zuma por los tribunales no concluyó. En julio, deberá acudir para defenderse de acusaciones por cobro de comisiones ilegales en operaciones de compra de armas a la empresa francesa Thales.

A pesar de que los activistas habían asumido con decisión la defensa de la víctima, la absolución del vicepresidente no los desalentó.

"Si mañana vas a los tribunales de Johannesburgo, verás seis mujeres más por casos de violación", dijo a IPS Dawn Cavanagh del no gubernamental Foro sobre Género y Sida frente a la Corte Suprema en esta ciudad. "Así que la lucha continúa", agregó.

El juez Willem van der Merwe, a cargo del caso, manifestó una opinión similar, y no dejó a Zuma sin sanción moral. Tampoco los principales partidos del país, como el gobernante Partido del Congreso Nacional Africano y el Comunista, así como el Congreso de Sindicatos.
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Según el grupo Personas Contra el Abuso a las Mujeres, cada 26 segundos una mujer se convierte en víctima de violación en este país. Pero solo una de cada nueve eleva la denuncia a las autoridades, según Catherine Nyakato, de la Campaña Una de Nueve.

"Algunas no denuncian la violación por temor, otras por falta de consciencia, y otras más por desconocimiento de los servicios policiales y la atención en hospitales", explicó a IPS.

Pero la experiencia de la denunciante en el caso de Zuma contribuirá muy poco a disipar el temor de las víctimas. La demandante debió soportar agresiones e insultos cuando ingresaba y se retiraba del tribunal, además de ver cómo quemaban su fotografía.

La cantidad de condenados por casos de violación no es nada alentador.

Sólo "se condena a siete por ciento" de los acusados. "Esto es un problema que tiene nuestro sistema judicialà Esto debe cambiar", indicó Cavanagh.

La defensa de Zuma cuestionaba el juicio porque, según alegó, no se examinó con profundidad la historia sexual anterior de la querellante, una activista del movimiento de lucha contra el sida de 31 años, ella misma portadora del virus de la enfermedad y amiga de la familia del acusado.

Los abogados del ex vicepresidente presentaron varios testigos según los cuales la demandante, cuyo nombre no puede mencionarse de acuerdo a las leyes del país, los había acusado falsamente de violación.

El juez sostuvo en su veredicto, en un pronunciamiento televisado en directo, que admitió estos testimonios porque mostraban un patrón de falsas acusaciones de la demandante, relevante para el caso.

El Partido Africano Demócrata Cristiano reclamó una revisión de la forma en que los tribunales admiten como evidencia la historia sexual de víctimas de violación.

Como la fiscalía no pudo comprobar las acusaciones, Van der Merwe determinó que hubo consenso entre Zuma y la demandante para mantener relaciones sexuales, tal como alegaba el ex vicepresidente.

Pero Zuma no salió indemne del veredicto del lunes. Van der Merwe le rezongó por haber tenido relaciones sexuales sin preservativo con la querellante, y por haber declarado públicamente que después se bañó para minimizar el riesgo de contraer VIH.

Activistas consideraron esas declaraciones de Zuma como contraproducentes para la campaña contra la pandemia, algo que no se puede permitir un país que tiene el mayor contingente de portadores de VIH del mundo, más de cinco millones de personas.

Lo irónico del caso es que Zuma había presidido el Consejo Nacional contra el Sida de Sudáfrica y patrocinado el Movimiento de Regeneración Moral.

Algunos defensores de los derechos de las mujeres esperaban el lunes el veredicto fuera del tribunal.

Zuma había declarado que el supuesto día de la violación, 2 de noviembre de 2005, fue la primera vez que vio a la demandante de falda, lo que él interpretó como una invitación a mantener relaciones sexuales.

El incidente ocurrió en la casa del ex vicepresidente en el barrio de clase alta, Forest Town, en Johannesburgo.

Pero el grupo de activistas quedó pequeño ante los partidarios de Zuma. Se estima que unas 2.000 personas se reunieron fuera del tribunal bajo la atenta vigilancia policial.

Muchos de estos llevaban camisetas con la cara del ex vicepresidente y la frase "todos deben ser iguales ante la ley". Bailaron y cantaron todo el día, y explotaron de alegría al conocer el veredicto.

"Hoy estoy muy contento. Me gustó la decisión del juez", dijo Norman Ndlovu a IPS después de conocerse la sentencia.

"Pero no estoy contento con la legislación de este país. La demandante está protegida y no se puede revelar su identidad. Zuma no se benefició de este derecho", añadió. "También nos dijeron que la sacaron del país. ¿Qué clase de leyes son estas?"

Desde el fin de semana, los periódicos ha informado que la querellante será reubicada por su propia seguridad.

Después de dejar el tribunal, Zuma se trasladó hasta una plaza cercana y se dirigió a sus seguidores, aprovechando la oportunidad para acusar a la prensa de condenarlo de antemano ante la opinión pública.

Kajee señaló que no estaba sorprendida con la decisión del juez.

"Era de esperar, a la luz de las evidencias presentadas en el transcurso del juicio. Pero el resultado también envió otro mensaje importante: que el Poder Judicial y los medios de Sudáfrica son libres, esto resonará por todo el continente", indicó.

La fuerza de estas dos instituciones pasará una prueba aún mayor, en un caso que también involucra a Zuma.

En julio, el ex vicepresidente irá a juicio por dos cargos de corrupción. Se lo acusa de haber pedido una comisión ilegal a la empresa de armas francesa Thales, a cambio de protección oficial en la investigación de una compra que le costó 5.000 millones de dólares al país.

Un tribunal halló culpable el año pasado al asesor financiero de Zuma, Schabir Shaik, en otro asunto turbio. Shaik fue acusado, entre otros asuntos, de ayudar al vicepresidente a pedir la coima a Thales. La jueza que presidió el caso dictaminó que la relación entre ambos era "mayoritariamente corupta".

Este fallo llevó al presidente Thabo Mbeki a destituir a Zuma en junio pasado, aunque siguió ocupando su cargo al frente del Congreso Nacional Africano.

Zuma denunció que el juicio por corrupción es un intento de sus oponentes políticos por desacreditarlo para que no pueda ganar las próximas elecciones presidenciales. Muchos de sus partidarios consideran que este juicio por violación forma parte de este supuesto complot.

El daño causado a la reputación del ex vicepresidente lleva a preguntarse si habrá llegado el momento de redactar su obituario político. Zuma era visto hasta hace poco como el principal dirigente con posibilidades de suceder a Mbeki en 2009.

Pero Kajee considera que es demasiado pronto para pronosticar la muerte política de Zuma.

"Tiene una gran cantidad de seguidores y partidarios leales", señaló. Zuma se hizo conocido en la lucha contra el apartheid, régimen de segregación racial en perjuicio de la mayoría negra vigente en ese país hasta 1994.

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