SRI LANKA: Prensa abandonada a su suerte

El asesinato de dos periodistas de la minoría tamil en su lugar de trabajo, en el norte de Sri Lanka, deja en evidencia el penoso estado de la libertad de prensa en este país. El dato, sin dejar de ser luctuoso, no es novedoso.

El martes, cuando dos trabajadores del periódico en tamil Uthayan morían por un ataque a balazos con armas automáticas contra su redacción en la ciudad de Jaffna, docenas de periodistas realizaban en Sri Lanka una vigilia con candelas en honor a sus colegas asesinados en 20 años de guerra civil.

El gobierno condenó el atentado, a pesar del estrecho y notorio vínculo entre Uthayan y la organización insurgente Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE). Para colmo, el incidente coincidió con el Día Mundial de la Liberta de Prensa.

Las sospechas recayeron sobre el grupo escindido de los Tigres que lidera el renegado Vinayagamurthy Muralitharan, también conocido como "Coronel Karuna", quien cuenta con apoyo del ejército regular srilankés. Karuna opera en el este de la isla, en áreas tamiles controladas por el LTTE.

Los Tigres advirtieron que el gobierno no cumplió con su compromiso de desarmar el grupo renegado, asumido en enero en las negociaciones de paz en Ginebra. Ésa fue la razón por la cual no participaron en la segunda ronda del diálogo promovido por Noruega, que iban realizarse el mes pasado en esa misma ciudad.

Desde diciembre, periodistas y medios de comunicación que trabajan fuera de la ciudad de Jaffna, bastión de la etnia tamil, han sido blanco de ataques, en especial aquellos tienen una posición favorable a los Tigres, como Uthayan.

"Esto no justifica la violencia. El periódico tiene libertad para elegir su postura. El nacionalismo no es una razón para matar", sostuvo Ranga Kalansooriya, director general del Instituto de Prensa de Sri Lanka, el principal centro de formación periodística del país.

Si el objetivo de los ataques ha sido la intimidación, tuvieron éxito. Los trabajadores de la prensa temen expresar sus opiniones. "La gente nos mira mientras hablamos, estamos expuestos", comentó un experimentado periodista que pidió no ser mencionado.

No es la primera vez que las oficinas de Uthayan en Jaffna y en Colombo, la capital srilankesa, son víctimas de un atentado. En enero, un corresponsal del periódico fue asesinado en la nororiental ciudad portuaria de Trincomalee, bastión de los Tigres.

Los Tigres han luchado contra el grupo de Karuna, y también estuvieron dispuestos a llevar la guerra a la capital.

La semana pasada, el gobierno rompió el cese del fuego vigente desde febrero de 2002, al lanzar un ataque aéreo sobre las bases de este grupo armado.

Las autoridades tomaron la decisión luego de que un atentado suicida contra el comando del ejército en el centro de Colombo —una instalación de máxima seguridad— causó la muerte de ocho personas y graves heridas al propio jefe de la fuerza de tierra, general Sarath Fonseka.

Los Tigres, considerados como el grupo guerrillero más duro del mundo, han luchado durante dos décadas para lograr un estado autónomo en el norte y este de la isla para la minoría tamil, que constituye la amplia mayoría de la población en esa zona.

Aun en esos territorios, los tamiles han sufrido una intensa discriminación por parte de autoridades cingalesas.

Setenta y tres por ciento de los 18 millones de habitantes de Sri Lanka son de la etnia cingalesa —la mayoría budistas— y 18 por ciento son tamiles, cuyos ancestros proceden del sur de India y practican el hinduismo.

Los periodistas de la capital perciben en el atentado a Uthayan una muestra más de las continuas agresiones y amenazas que sufren los medios.

"Seis personas relacionadas con la actividad periodística murieron en el norte y el este del país en los últimos meses", dijo a IPS Sunanda Deshapriya, del no gubernamental Movimiento por una Prensa Libre.

Deshapriya, jefe del departamento de defensa del Instituto de Prensa de Sri Lanka, consideró que el gobierno "ha hecho poco por evitar los atentados mortales contra los periodistas durante los últimos 20 años", si bien aclaró que no acusa de esos incidentes a las autoridades ni a las fuerzas de seguridad.

Desde que el coronel Karuna y sus seguidores se pusieron del lado del gobierno hace dos años, la prensa tamil ha estado sometida a enormes presiones. Muchos periodistas huyeron de sus hogares por razones de seguridad.

El Movimiento por una Prensa Libre considera que el gobierno no tiene interés en proteger a los periodistas. La organización ha solicitado infructuosamente desde enero una entrevista con el secretario (ministro) de Defensa para considerar cómo afianzar la seguridad.

"La conducta del gobierno es una muestra del poco interés que tiene en nosotros", sostuvo Deshapriya.

El atentado del martes resultó por demás incómodo para el presidente Mahinda Rajapakse, anfitrión y orador de cierre de un foro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en ocasión del Día Mundial de la Libertad de Prensa, realizado el martes en Colombo.

"Consideramos que el atentado es un intento de destruir valores y principios preciados y sagrados para todas las personas y sociedades amantes de la libertad. Pedí a las autoridades responsables que no escatimen esfuerzos para llevar a la justicia a los criminales responsables de este acto sin sentido ", declaró Rajapakse.

De todos modos, insistió en que la situación de la libertad de prensa ha mejorado en Sri Lanka respecto de principios de los años 90, "cuando la vida de los periodistas estaba amenazada y la libertad de los medios representaba un serio desafío en nuestro propio país".

Muchos consideran que el dividido sector de la prensa debe hacerse cargo de todo este asunto. "Hemos visto diarios como el Uthayan hostigados por sus propios colegas. La prensa debe estar unida y luchar por sus derechos", indicó Kalansooriya.

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