Ahora hay muchos medios de comunicación trabajando en Iraq, pero el problema es que los ciudadanos ya no saben a cuál creerle.
A pesar de la abundancia de información, los iraquíes no confían en los medios.
"La mayor parte de la información sobre Iraq no es correcta. La cantidad de muertos varía de un medio a otro, ya sean soldados de Estados Unidos muertos por la resistencia o ciudadanos muertos por bombardeos o coches-bomba", dijo a IPS Safa Muayad, un estudiante de 25 años de la Universidad Islámica de Bagdad.
"La desconfianza de los iraquíes en los medios es perceptible", señaló Joel Campagna, coordinador para Medio Oriente del internacional Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
"Esta es la opinión de corresponsales locales y extranjeros. Hay hostilidad hacia los medios cuando informan sobre la violencia política", añadió.
Esa hostilidad se ha incrementado especialmente en los últimos dos años, sostuvo Campagna. "Hay historias de periodistas que trabajan bajo grandes presiones incluso en sus comunidades locales", indicó.
Tanto en el ámbito nacional como internacional, los periodistas iraquíes cumplen un rol fundamental cuando se trata de conseguir información. "El conocimiento de la lengua y del lugar les permite obtener más material que a los extranjeros", señaló el corresponsal del diario estadounidense The Washington Post en Iraq, Bassam Sebti.
Pero incluso con periodistas iraquíes, el trabajo de los medios está cada vez más confinado a barrios específicos. La cobertura parece concentrarse especialmente en la Zona Verde de Bagdad, donde los políticos y funcionarios aislados discuten decisiones cada vez más arbitrarias
Aún persisten las grandes oficinas de medios extranjeros, pero los periodistas por cuenta propia, que abundaban en las calles de Bagdad como arena en las sandalias, se han convertido en una rareza.
Su capacidad de movimiento está mucho más limitada. "Los independientes son cada vez menos y están cada vez más lejos" de los acontecimientos, dijo a IPS Dave Enders, periodista independiente estadounidense quien estuvo 18 meses en Iraq.
"Mis colegas se burlan de mí porque no uso un automóvil de persecución, pero no puedo pagarlo con mis ingresos de periodista independiente", explicó.
Antes podía visitar el conflictivo barrio sunita Adhamiya, pero ahora "parece estar siempre vigilado, así que me mantengo lejos", manifestó Enders.
Bassam Sebti trató de ir a Adhamiya durante los últimos episodios de violencia. "Pero los ataques fueron tan fuertes que nadie se atrevió. Además, si los insurgentes descubren que escribo para un medio occidental, me secuestran y me matan", relató.
La cada vez más reducida presencia de la prensa extranjera causa alarmaa algunos ciudadanos. "Los medios extranjeros son cada vez más necesarios en este país que no tiene tradición de libertad de prensa", dijo a IPS Fatima al-Naddaf, miembro de la Organización por la Voluntad de las Mujeres y editora el periódico de esa entidad.
Algunos canales respaldan los intereses de la ocupación estadounidense iniciada en marzo de 2003, otros inflaman los ánimos y contribuyen a elevar los riesgos de una guerra civil, sostuvo.
"Algunos de los medios causan problemas entre sunitas y chiitas (seguidores de las dos principales ramas de la fe musulmana). Algunos canales (de televisión) tienen una actitud positiva y contribuyen con la verdad, pero otros son contraproducentes y forman parte del problema, son herramientas de la ocupación", explicó.
La situación requiere que los medios sean particularmente objetivos y profesionales, añadió.
Todo el mundo parece coincidir en que los medios no pueden funcionar con independencia en condiciones de ocupación militar. "No hay buenos medios en Iraq por la ocupación y por el control que ésta ejerce", indicó Salah Hassan a IPS.
No hay libertad de prensa en este país, recalcó Safa Muayad. "Las fuerzas ocupantes mataron a varios reporteros, pues no quieren que haya más periodistas occidentales para poder destruir el país (libremente). En Faluya y otras ciudades, cometieron muchos crímenes impunemente gracias a que no había periodistas".
Cuando Iraq tenga una prensa libre, ésta servirá mejor al pueblo, consideró un residente de Bagdad, Ya'rub Tarik. "Si los medios exponen la verdad contribuirán a terminar con la ocupación".
Pero mientras tanto, los periodistas enfrentan ahora más peligros que cuando se inició la guerra. En 2003 se podía decir que se trabajaba para un medio occidental, sostuvo Bassem Sebti, pero ahora ya no, porque se los considera "infieles y agentes de los ocupantes".
El Comité para la Protección de los Periodistas expresó preocupación por los crecientes riesgos a que se enfrentan los periodistas iraquíes y árabes.
"Las estadísticas muestran que casi 80 por ciento de todos los periodistas asesinados en Iraq han sido iraquíes", informó Campagna.
"Se trata de periodistas que trabajan tanto para medios internacionales como para la incipiente prensa nacional, que nació con la caída del régimen anterior. Estas estadísticas también muestran el destacado rol que juegan los periodistas locales a la hora de informar" sobre lo que sucede en el país.
Paradójicamente, a pesar de las suspicacias que genera la prensa, los iraquíes parecen cada vez más convencidos de que los medios deben jugar un papel fundamental en el conflicto. Lo difícil es saber qué medio elegir y en cuál confiar.
Los iraquíes tienen una abrumadora oferta de diferentes canales televisivos, los sitios de Internet que se consultan en los cibercafés, que han brotado como hongos, y varios periódicos nacionales y locales.
"Los nuevos medios están muy politizados. Hay periódicos de la oposición, asociados a partidos políticos, e incluso la cadena de televisión estatal ha sido acusada de favoreced a algún sector o de ser pro chiita", sostuvo Campagna.
Una parte de los medios iraquíes "son propiedad de los partidos políticos que sólo pretenden favorecer sus objetivos específicos", dice Bassam Sebti. Aunque algunos colegas iraquíes le han dicho que la prensa extranjera es más profesional que la nacional, él cree que muchos periódicos extranjeros también están muy sesgados.
Camapagna tiene sus dudas sobre el futuro inmediato de la prensa iraquí.
"Si prestamos atención a lo que han hecho las autoridades que han desfilado en los gobiernos interinos, vemos que no se han manejado correctamente con los medios. Hay muchos casos de periodistas nerviosos, a quienes les han confiscado las cámaras, y muchas historias de intimidaciones de las fuerzas de seguridad. Todavía se escuchan relatos como estos", sostuvo.
El gobierno ha restringido la libertad de prensa, sostuvo Sebti. "Pero espero que la posición de los periódicos se vuelva más independiente y neutral para situar al país en el otro extremo, el de la seguridad".