La dictadura militar de Birmania amenaza ahora con proscribir por «terrorismo» al principal partido opositor, la Liga Nacional para la Democracia (LND), y presiona, con éxito, a sus dirigentes para que renuncien.
"Los miembros de la LND renuncian en masa por la coerción de autoridades locales. No es verdad, como dice el gobierno, que lo hagan por su propia voluntad", declaró a la prensa el portavoz del partido Nyan Win.
La dirigencia espera más renuncias para las próximas semanas. La LND es liderada por Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz sometida a arresto domiciliario.
"Las autoridades ejercen una enorme presión a los miembros del partido", dijo un alto dirigente que solicitó reserva de su identidad por razones de seguridad.
La LND atribuye esta campaña a la intención de aplastar a toda la oposición antes de la celebración de elecciones en el marco de la nueva Constitución, que actualmente es redactada por la Convención Nacional. El proceso de reforma culminaría el año próximo..
Pero también influyeron los últimos acontecimientos políticos ocurridos en los vecinos Tailandia y Nepal.
"El sorprendente viraje del rey Gyanendra de Nepal por las manifestaciones masivas en reclamo de democracia y las protestas callejeras en Bangkok que forzaron a abandonar el poder al primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, sacudieron al hombre mayor", dijo a la prensa un confidente no identificado del líder del régimen, general Than Shwe.
A la luz de lo sucedido en Nepal y Tailandia, Than Shwe parece dispuesto a evitar métodos de mano dura, que sólo podrían concitar una mayor atención internacional.
Según notas de una reunión entre el jefe de policía de Birmania, mayor general Khin Yi, y sus subordinados, a las que IPS tuvo acceso, las fuerzas de seguridad recibieron instrucciones de aplastar a la LND usando el sigilo y la inteligencia, y no la fuerza bruta.
En el pasado, la policía "sembró" droga, especialmente heroína, entre activistas jóvenes y estudiantes para arrestarlos y condenarlos a años de cárcel. Estas tácticas serán evitadas y se adoptará una estrategia más sutil para debilitar a la LND.
El ministro de Información, brigadier general Kyaw Hsan, advirtió a la Liga que en cualquier momento sería ilegalizada.
"El gobierno tiene fuerte evidencia de que la Liga estuvo involucrada con grupos antigubernamentales, así como con organizaciones terroristas que justificarían que sea declarada ilegal", dijo Kyaw Hsan el mes pasado en conferencia de prensa cerca de la frontera con Tailandia.
En 1990, la LND ganó unas elecciones convocadas en el marco de una tímida apertura del régimen iniciado en 1962, pero los generales se negaron a entregarle el poder. Aung San Suu Kyi permanece desde entonces casi continuamente en detención domiciliaria.
Desde entonces, la LND se convirtió en un clavo en el zapato de la junta militar. Sus dirigentes están convencidos de que está en curso una campaña gubernamental para aplastarlos. Los dirigentes jóvenes son especial objeto de acoso, según fuentes diplomáticas radicadas en Rangún.
"La amenaza tiene la intención de mantener la presión sobre los líderes de la LND. A la junta le conviene que la LND sea legal, pero impotente", agregó el diplomático occidental.
El propósito claro del régimen es marginar a la carismática Aung San Suu Kyi y eliminar a los partidos prodemocráticos, en el marco de su "proceso de reconciliación nacional".
"La estrategia es evidente. Después de que se apruebe la constitución el año próximo, todos los partidos prodemocráticos y organizaciones étnicas serán blanco de ataques y eliminados, o al menos se los anulará", dijo el analista independiente birmano Win Min, residente en Tailandia.
"Than Shwe está cadad vez más preocupado por la posibilidad de que estallen manifestaciones prodemocráticas, especialmente en Rangún. Esa es una de las razones para el traslado de la capital de Rangún a Pyinmana", agregó Win Min.
El canciller de Malasia, Dato Syed Hamid Albar, interrumpió abruptamente una visita en marzo en nombre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático cuando el régimen le prohibió acceso a Aung San Suu Kyi, quien, según quiso explicarle el primer ministro general Soe Win, era irrelevante para el futuro político birmano.
En febrero, la LND ofreció un ramo de olivo al ofrecer el reconocimiento del régimen militar como gobierno de facto, a condición de que se convoque al parlamento elegido en 1990.
La junta ignoró la propuesta, y la rechazó oficialmente el mes pasado, cuando el Ministerio de Información advirtió que no habría diálogo con la LND fuera del marco de la convención constituyente, cuya elección boicoteó el partido prodemocrático.
La oferta provocó una respuesta extremadamente agersiva, según Win Min. "La junta no puede hacerle concesiones a nadie. No está dentro del esquema mental de los militares", afirmó. (