Uno de los más importantes complejos azucareros de la occidental provincia cubana de Matanzas ha sido responsabilizado por las emanaciones subterráneas de gas metano y otras contravenciones ambientales que ponen en riesgo a miles de familias de la zona.
El caso se hizo público luego de un amplio reportaje del diario oficialista Juventud Rebelde, en el cual abundan los testimonios de vecinos y especialistas que comprueban la peligrosidad de la contaminación causada por la empresa agroindustrial Jesús Rabí, de Calimete, un municipio matancero de unos 30.000 habitantes.
Según expertos, el ingenio y la destilería de esa industria vierten sus desechos hacia una misma zanja, sin tratamiento, con lo cual contaminan el manto freático. "Se trata de un vertimiento inadecuado y el principal problema es la destilería", comentó a IPS una fuente del Ministerio del Azúcar.
Los residuos que van al subsuelo forman bolsones subterráneos de metano, un gas incoloro que mezclado con el aire es inflamable y en este caso es resultado de la digestión anaeróbica (en ausencia de oxígeno) de bacterias metanogénicas, que provocan la descomposición de la materia vegetal.
"Al llegar la época de lluvias y subir el manto, el agua asciende en esos bolsones y comprime el metano, que sale a la superficie", comentó al diario el ingeniero químico Manuel Pereira.
A su vez, Jorge Luis Bregio, funcionario gubernamental de Calimete y ex trabajador del ingenio comentó que cuando hace frío, el gas entra en las viviendas hasta la bóveda del techo "como en una campana", o llega por entre las lozas del piso, las hendijas y en los patios, a través de las pequeñas grietas de la tierra..
"Yo conocí el caso de una persona que entró a una cueva y la sacaron casi asfixiada por las emanaciones de ese gas", relató Alberto Pino, quien reside a unos 10 kilómetros del complejo Jesús Rabí, consultado telefónicamente por IPS.
Otros residentes de Matanzas señalaron en la víspera que aún no habían conseguido un ejemplar de Juventud Rebelde para leer el reportaje y conocer los detalles técnicos publicados.
Entre los testimonios citados por la edición dominical de Juventud Rebelde figura el de María del Carmen Herrera, quien sufrió quemaduras graves en brazos, espalda y piernas por un voraz incendio desatado en el baño de su casa cuando, en medio de un apagón, quiso alumbrarse el camino con una "fosforera" (encendedor).
En el pasado, también hubo quien aprovechó el gas que salía por las fosas para improvisar cocinas de campaña al aire libre. "Hoy parece que (el metano) ha cogido otro rumbo, con la zanja que se hizo en la central, pero no sabemos a quien perjudicará en el futuro. La zona de Calimete tiene muchas cavernas", comentó Raimundo Rodríguez, otro vecino del lugar.
"El metano es altamente peligroso y puede provocar explosiones. De hecho, las ha habido en otras ocasiones y lugares", alertó a IPS un especialista del sector que no quiso ser identificado.
En tanto, el especialista Oscar Santalla dijo al periódico que por "deficiencias" de la tecnología" disponible, los residuos de la destilería están saliendo desde hace unos años muy ácidos y, al unirse con los excedentes del ingenio, no resultan aptos para el fertiriego, la técnica que contribuiría a aumentar los rendimientos cañeros y disminuir la carga contaminante.
El fertiriego es una tecnología que consiste en la aplicación directa en los sembrados de los residuales líquidos del ingenio, los restos de las destilerías y los mostos de la fabricación de levadura torula (Candida utilis).
Esperanza Valdés, directora del Centro Nacional de Gestión de Medio Ambiente para la industria azucarera y derivados, confirmó que esa y otras siete empresas azucareras ya tienen financiamiento para proyectos de aplicación del fertirriego, lo cual permite el buen aprovechamiento de los residuos de la industria.
El director general del complejo agropecuario, Tomás Zamora, a quien IPS no pudo localizar telefónicamente, aseguró a Juventud Rebelde que ya comenzaron a llegar al ingenio los recursos para el montaje de cinco sistemas de riego de tecnología brasileña.
En su opinión, la solución al problema está próxima, pues la instalación del sistema permitirá "restaurar las lagunas y se tratará el agua de los residuales". El desecho de la destilería debe pasar por un proceso de decantación, de una piscina a otra, hasta que el líquido queda listo para su uso en el fertiriego.
En tanto llegan las soluciones, autoridades municipales temen que, por el impacto de los desechos no tratados en los suelos y el manto freático, se contamine el agua potable de la población, pues ya hay pozos que se pueden usar solamente para el riego.
En la zona existen dos pozos para el agua potable que abastecen a 4.700 personas, más de 2.000 de ellas en el batey Rabí (comunidad que viven en el ingenio) con 685 núcleos familiares. En la provincia de Matanzas, 48 por de ciento de las aguas provienen de la superficie y el resto son subterráneas.
Estudios realizados por el Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana indican que los mayores problemas de contaminación que se producen en la agroindustria de la caña de azúcar y sus derivados corresponden a la emisión de residuales líquidos desde ingenios, refinerías, fábricas de torula y destilerías.
Estas empresas se hallan diseminadas por la mayoría de los municipios de esta isla caribeña e inciden en mayor o menor grado en las cuencas hidrográficas, bahías, zonas costeras y aguas terrestres interiores, por lo que afectan además los suelos aledaños a los canales, cuando éstos están en mal estado.
Sin embargo, una investigación sobre el tema de Santiago Rodríguez Castellón señala que el programa de reestructuración azucarera iniciado en 2002 puede contribuir a mejorar la gestión ambiental y a "modificar la visión socioeconómica de la problemática" ecológica.
Se calcula que los 157 ingenios existentes a mediados de los años 70 vertían entonces al entorno un promedio anual de 36 millones de metros cúbicos de aguas residuales.
El reajuste de la otrora primera industria del país dejó activas sólo 71 empresas azucareras, 14 mieleras, 25 agropecuarias, 13 destilerías y 11 fábricas de levadura torula. En la zafra actual participaron alrededor de 40 ingenios.
El complejo Jesús Rabí, uno de los tres centrales de Matanzas activos en la cosecha de este año, ha sido amonestado en varias ocasiones por contravenciones del decreto ley 200 de 1999 en materia de ambiente.