El diálogo de paz entre el gobierno de Sri Lanka y los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), que debía reanudarse en Ginebra este miércoles, deberá esperar unos días. Milicias fantasma patrocinadas por uno y otro bando complican el panorama.
El LTTE acusa al gobierno de patrocinar la fracción tamil liderada por Vinayagamoorthy Muralitharan, un ex comandante de la organización radicado en el este del país.
Mientras una milicia civil denominada Fuerza de Resurgimiento Tamil, que simpatiza con los Tigres pero opera independientemente de ellos, ataca a fuerzas de seguridad para poner fin a lo que consideran prácticas de acoso contra la población.
Los Tigres usaron también como excusa para postergar la conferencia la imposibilidad de que sus comandantes se reunieran en territorio srilankés.
Pero la organización insurgente pretende que el gobierno cumpla con su compromiso, asumido en la primera ronda de conversaciones en Ginebra en enero, de desarmar la fracción del LTTE que encabeza Muralitharan, conocido como Coronel Karuna.
Muralitharan y sus seguidores operan en áreas del este de Sri Lanka a las que las fuerzas de seguridad del gobierno no tienen acceso.
El gobierno niega estar apoyando a la facción del Coronel Karuna, que ha atacado a combatientes del LTTE y siembran dudas sobre su carácter de única voz de la minoría tamil.
Los Tigres aseguraron haber dado muerte el lunes a tres miembros de la facción de Karuna y apresado a otro en una escaramuza en el oriental distrito de Batticaloa. El Coronel Karuna, ex comandante del LTTE en el este de Sri Lanka, desertó de la organización en abril de 2003.
Los combates entre los Tigres y el grupo de Karuna y entre los Tigres y las fuerzas del gobierno se cobraron al menos 100 vidas este mes, el más sangriento desde el cese del fuego acordado en febrero de 2002.
El flamante presidente Mahinda Rajapakse prometió en su campaña electoral revisar la tregua con el LTTE forjada con mediación de Noruega, la más larga de un sangriento conflicto étnico que ha asolado a este país durante un cuarto de siglo, causando 65.000 muertos.
Más de 70 por ciento de los 18 millones de habitantes de Sri Lanka son de la etnia cingalesa —la mayoría budistas— y 18 por ciento son tamiles, cuyos ancestros proceden del sur de India y practican el hinduismo.
Los Tigres tomaron las armas en su afán por lograr un estado autónomo en el norte y este para la minoría tamil de este país, que constituye la amplia mayoría de la población en esa zona. Hoy, se inclinan por una autonomía en el marco de una república federal.
El desarme de la facción de Karuna es la principal condición de los Tigres para participar en las conversaciones en Ginebra, pero el gobierno de Rajapakse, apoyado por cingaleses de mano dura que exigen acabar con el LTTE por la vía militar, muestra reticencia.
De todos modos, ante la demanda de mejores posibilidades de reunión entre los comandantes del LTTE, el gobierno de Rajapakse suministró a la organización helicópteros operados por empresas privadas.
"Es la opción más obvia y lógica", dijo a IPS el subsecretario de Paz del gobierno, Kethees Loganathan. Los Tigres habían manifestado preocupación por el eventual uso de helicópteros militares, explicó.
Los comandantes tamiles del este de Sri Lanka deben viajar a través de territorio controlado por las fuerzas del gobierno para reunirse con los del norte, donde se encuentra el bastión del líder del LTTE, Velupillai Prabhakaran.
El gobierno afinó los detalles de su iniciativa esta misma semana, en conjunto con los mediadores noruegos.
El nuevo enviado de paz de Noruega, Jon Hanssen Bauer, llegó a Sri Lanka y se apresta a dialogar con Rajapakse y con dirigentes del LTTE.
Pero el representante de los Tigres en las negociaciones de paz, S. Pulidevan, anunció que su organización no viajaría a Ginebra hasta que el gobierno cumpla con los compromisos de enero.
De todos modos, ambas partes aseguraron que mantendrán el cese del fuego.
La tensión se renovó en diciembre, enero y marzo con diversos estallidos de violencia. La semana pasada, enfrentamientos entre cingaleses y tamiles en Trincomalee dejaron 15 muertes.
El gobierno acusa al LTTE de los últimos brotes de violencia, pero los Tigres aseguran que se trató de una milicia civil denominada Fuerza de Resurgimiento Tamil, en represalia por el hostigamiento de las autoridades a la población.
"Detuvimos temporalmente nuestros ataques a instancias del LTTE para la implementación del acuerdo de cese del fuego. Pero el gobierno no actúa según lo acordado y reanudó sus atrocidades contra los tamiles. No podemos darnos el lujo de ser pacientes", indica un comunicado de la Fuerza de Resurgimiento Tamil.
Observadores estiman que, así como el gobierno de Rajapakse apela a la facción del Coronel Karuna para presionar al LTTE, los Tigres despliegan a la Fuerza de Resurgimiento Tamil contra el ejército srilankés.
Esta milicia civil declaró este mes: "Pedimos disculpas al LTTE por lanzar estos ataques, pero es el único modo de proteger a nuestro pueblo." (