1 DE MAYO-BRASIL: Lenta mejora para trabajadoras domésticas

Son mujeres y afrodescendientes en su gran mayoría, ganan apenas 35 por ciento del promedio salarial nacional y sólo un tercio de ellas cuenta con empleo formal, pero la situación de las trabajadoras domésticas en Brasil es hoy un poco mejor que años atrás, según las últimas estadísticas.

Hubo mejoras, "pero en un proceso muy lento, porque no hay inspección laboral en un área que se considera de ámbito privado", dijo a IPS la presidenta de la Federación Nacional de Trabajadores Domésticos, Creusa Maria Oliveira.

"Hace falta cambiar la mentalidad de los empleadores, y también de las empleadas para que exijan sus derechos legales", acotó.

Casi dos tercios, o 65,6 por ciento de ellas, no tienen contrato regular de trabajo, quedando así sin previsión social, asistencia en salud y otras garantías.

Se trata de una categoría laboral en la que 94,3 por ciento son mujeres y 61,8 por ciento negras o mestizas, lo que contribuye a bajar el nivel de ingresos de esos sectores de la población.
[related_articles]
El avance más destacado se produjo en la escolaridad de las trabajadoras, que pasó de un promedio de 5,4 años en 2002 a 5,9 en marzo de este año.

Hoy, 64 por ciento de las trabajadoras domésticas tienen menos de ocho años de estudios, siete puntos porcentuales menos que en 2002, mientras que la proporción de aquellas que completaron la enseñanza secundaria pasó de 9,3 a 14,2 por ciento.

Ello se debe a la incorporación de personas jóvenes en el mercado. "La juventud femenina predomina en el trabajo doméstico", explicó Oliveira.

Existen campañas nacionales, apoyadas por sindicatos, para hacer que las jóvenes vuelvan a la escuela, acotó la sindicalista, quien retomó sus estudios secundarios a los 47 años en Salvador, capital del nororiental estado de Bahia.

Mientras, los datos recogidos por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) se refieren a las seis principales regiones metropolitanas brasileñas, donde se supone esta el mercado de trabajo más desarrollado y formalizado. Allí hay 1,6 millones de limpiadoras, cocineras, niñeras, conductores, jardineros y otros profesionales del hogar.

Hildete Pereira de Melo, economista de la Universidad Federal Fluminense y especializada en el trabajo femenino, estima que en todo Brasil hay unas seis millones de trabajadoras domésticas, y sostuvo que se trata del sector donde más aumenta el empleo desde la década pasada.

Para el IBGE, las trabajadoras domésticas constituyen 8,1 por ciento de toda la población ocupada y 17,5 por ciento de la mano de obra femenina en las seis regiones metropolitanas.

Esa enorme cantidad es atribuida a las grandes desigualdades económicas de Brasil, donde históricamente las clases medias y ricas se han permitido el lujo de contratar varias "empleadas domésticas". Aún hoy, en muchas casas y apartamentos existen "cuartos de empleada".

Pero las relaciones laborales, que conservaban mucho de la esclavitud hasta algunas décadas atrás, están cambiando. Poco a poco va desapareciendo la "empleada" que vive en la residencia del patrón y está disponible para el trabajo casi las 24 horas. Hoy sólo están en esa situación 3,4 por ciento de las trabajadoras domésticas, menos de la mitad de cuatro años atrás.

Oliveira reconoció que los salarios mejoraron en general, especialmente para las llamadas "diaristas", quienes trabajan en distintas residencias y ganan por jornal. Pero la contrapartida es informalidad, falta de estabilidad en el empleo y de derechos, añadió.

La vida de Madalena da Costa, de 55 años, es un ejemplo de esto. De familia pobre e hija de un mulato, empezó a trabajar como "doméstica" a los 15 años en Belém, capital del septentrional estado de Pará. Veinte años después, con una hija de siete años, se trasladó a Rio de Janeiro acompañando a su pareja.

Pero poco después se separó de él y decidió encomendarle el cuidado de su pequeña. "Yo no estaba en condiciones de criarla sola en Rio de Janeiro, ganando poco y viviendo en casa de los patrones", dijo a IPS.

Sus intentos para volver a acercarse a su hija en los últimos años se han frustrado.

Da Costa casi siempre vivió en casa de patrones, hasta convertirse en "diarista" hace 10 años. En lugar del salario mínimo, gana hoy más del doble trabajando sólo tres días a la semana en tres residencias distintas, lo que le permite alquilar una pequeña vivienda y pagar su contribución previsional. Espera jubilarse dentro de seis años y, mientras, busca trabajo para dos días más en la semana.

Es mejor la condición de jornalera, pues "gano más y se molesta menos", se conoce más gente y se puede elegir a los mejores patrones, señaló.

"Soy negra y trabajé toda mi vida, desde los 10 años, como trabajadora doméstica", dijo Oliveira, orgullosa también de su actuación sindical, que le abrió oportunidades como la de participar en el V Congreso de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Trabajadoras del Hogar, que se realizó esta semana en Lima.

Este año, los trabajadores domésticos de Brasil celebran 70 años de organización sindical, destacó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe