El Sur en desarrollo será el gran perdedor de la Ronda de Doha de negociaciones multilaterales de comercio, porque su industria y su agricultura carecen de capacidad para competir con Estados Unidos, Japón, Europa y aun con China.
Al menos ésas son las conclusiones de un informe redactado por Sandra Polaski, ex funcionaria del gobierno de Estados Unidos e investigadora del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, organización académica con sede en Washington.
Según su estudio, titulado "Ganadores y perdedores", China podría cantar victoria al cabo de la Ronda de Doha, abierta en 2001 en la conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en la capital de Qatar y cuya conclusión está prevista para diciembre.
La secuencia de negociaciones no traerá beneficios para los países pobres, a pesar de que su denominación original es Ronda de Desarrollo de Doha, indica el estudio.
"Hay ganadores y perdedores netos bajo diferentes escenarios, y los países más pobres figuran entre los perdedores netos en cualquiera de esos escenarios", anotó Polanski.
El informe de 116 páginas presentado el miércoles en Washington refuerza las posturas críticas hacia la OMC, organización integrada por 149 países.
Polaski, ex funcionaria del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, aplicó para su análisis de los países en desarrollo modelos de desempleo que discriminan el mercado laboral agrícola del urbano no calificado.
Su equipo estuvo dirigido por Zhi Wang, conocida experta en estadística que también trabajó para el gobierno estadounidense.
Polaski concluyó que una nueva oleada de liberación del comercio mundial sólo producirá una única y pequeña ganancia económica a nivel global, equivalente a menos de 0,2 por ciento del actual producto interno bruto del planeta, es decir entre 40.000 millones y 60.000 millones de dólares.
El informe señala que el costo al que se exponen los países en desarrollo por comprometerse con las políticas de libre comercio que promueven los países industrializados puede ser superior a los beneficios.
La Ronda de Doha se paralizó debido a numerosos desacuerdos, y desde entonces todos los intentos por hacerla avanzar han fracasado. En la conferencia ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong en diciembre pasado no hubo progresos significativos.
La Unión Europea y Japón se rehusaron a abrir más sus mercados a los productos agrícolas del Sur, mientras que Estados Unidos condicionó concesiones en tal sentido a que el resto del Norte industrial y grandes países en desarrollo, como India y Brasil, hicieran lo mismo.
Washington también se resistió a ceder ante el principal reclamo de las naciones pobres: la reducción de los subsidios agrícolas internos, que distorsionan el mercado internacional.
India y Brasil, dos países clave en estas conversaciones, dijeron que no podrán abrir sus mercados a mercaderías industriales y servicios si el Norte rico no abre el suyo a la producción agrícola del Sur, entre otras demandas.
Una reunión ministerial realizada en Davos, Suiza a fines de enero, y otra celebrada en Londres este mes fracasaron en tratar de cambiar la dinámica de la Ronda de Doha.
El informe de Polaski considera improbable un avance de los países en desarrollo en las negociaciones, porque muchos de los países más poderosos continuarán insistiendo en que cualquier acuerdo debe satisfacer sus intereses.
"Es posible que la Ronda de Doha solo logre pequeños cambios en cualquier sector", dice el estudio. En ese sentido, estimó Polaski, las ganancias o pérdidas de los países más afectados equivaldrían a alrededor de uno por ciento del PIB.
Pero, añadió, China será el principal ganador, con ganancias que oscilarán entre 0,8 y 1,2 por ciento del PIB, según el escenario de que se trate.
Entre los países más afectados figurarían los de África subsahariana, que ya son una de las regiones más pobres del mundo: sus ingresos podrían reducirse uno por ciento del PIB.
Por otra parte, los países pobres, importadores netos de alimento donde rige una agricultura de subsistencia de pequeña escala y baja productividad, se verán incapacitados de competir en el mercado agrícola mundial, estimó el informe de Polaski.
En cambio, los países ricos sacarán un enorme provecho de la liberalización del comercio agrícola.
Además, los países en desarrollo también perderán las ventajas relativas que les dan los acuerdos comerciales preferenciales bilaterales, regionales o con otros bloques, dice el estudio.
Pocos países tendrán ganancias en el terreno agrícola —el estudio de Polaski identifica específicamente a Argentina, Brasil y Tailandia—, pero las pérdidas de la mayoría por la liberalización del sector serán pequeñas.
Los países que más perderán son los más pobres del mundo, como Bangladesh y los de África oriental, seguidos por los Medio Oriente, África septentrional, Vietnam, México y China.
"Es importante no exagerar las probables ganancias de la Ronda de Doha, como lo han hecho varios líderes políticos, analistas y activistas", recomienda el estudio.
El informe, según el cual el libre comercio no es la panacea para aliviar la pobreza o alentar el desarrollo, indica que deben imprimirse algunos cambios a la Ronda de Doha para minimizar sus costos negativos.
En la conferencia de la OMC en Hong Kong, los países industrializados estuvieron de acuerdo en ampliar sus cuotas de importación libre de aranceles a la mayoría de la producción de los países menos desarrollados.
Pero los productos más competitivos del mundo pobre —como los textiles en el caso de Bangladesh, por ejemplo— podrán quedar excluidos del beneficio a instancias de países ricos que se consideren afectados.
El estudio también sugiere que los países en desarrollo necesitan largos períodos de incorporación progresiva y una serie cuidadosa de medidas de liberalización por sectores, para impedir perjuicios por la aplicación de de las nuevas reglas comerciales en sus economías, menos diversificadas que las del norte.