MINERÍA-MÉXICO: La peor tragedia en el mejor momento

Las explosiones que atraparon en un socavón a 65 mineros mexicanos, ahora posiblemente muertos, añadieron renglones oscuros a documentos oficiales según los cuales la minería nacional va viento en popa y la seguridad de sus trabajadores está garantizada.

En lo que pasó a ser el peor accidente minero registrado en la historia moderna de México, 78 trabajadores que extraían carbón en una mina del estado de Coahuila, norte de México, quedaron atrapados el domingo bajo toneladas de tierra. El motivo de lo ocurrido a más de 1.000 metros de profundidad fue una o varias explosiones.

Trece mineros fueron hallados con vida en las primeras horas de las labores de rescate.

Decenas de trabajadores, socorristas y expertos trabajan desde entonces sin pausa en busca de más sobrevivientes. Pero por el tiempo transcurrido y la mala calidad del aire en los túneles de la mina, las esperanzas de encontrar a alguien con vida son casi nulas.

El accidente se produjo apenas 16 días después de que la mina pasara una inspección de la Secretaría (ministerio) de Trabajo sobre seguridad, que se aplica periódicamente a todos los yacimientos del país..

"La tragedia de Coahuila recuerda que la minería sigue siendo una de las actividades más riesgosas en el mundo, pero sobre todo es una alerta sobre las malas condiciones de trabajo que hay todavía en algunas minas mexicanas", dijo a IPS el ingeniero minero Antonio Madrigal.

En el lugar del accidente, denominado Pasta de Conchos, los trabajadores ganan entre 160 y poco más de 310 dólares mensuales, la mayoría con seguros sociales y laborales en regla.

La mina es propiedad del Grupo México, una de las más grandes mineras de América Latina, que extrae y procesa oro, plata, zinc, cobre y carbón, entre otros minerales, con subsidiarias en Perú y Chile, además de ser dueña de una red de ferrocarriles. Sus ingresos por ventas sumaron 5.193 millones de dólares en 2005, indica el informe financiero publicado en su sitio en Internet.

Según el vicepresidente de relaciones internacionales del Grupo México, Juan Rebolledo, la explosión en Pasta de Conchos superó cualquier programa de "contingencia de una mina en condiciones normales", y reconoció que fue el accidente más grave en la historia de la minera mexicana.

En este país se registra un promedio anual de 1,3 fallecidos en 50 accidentes diferentes en las minas, lo que demuestra que ese sector es uno de los más seguros, afirman autoridades y empresarios.

Rebolledo sostiene que México cumple y hasta supera los requerimientos de seguridad dispuestos para las minas en todo el mundo.

Sin embargo, hay un abismo entre ese discurso y lo declarado por algunos trabajadores de la mina Pasta de Conchos.

"De todas las minas donde he trabajado, la seguridad aquí está por los suelos", dijo el minero Hervey Flores, presente en el momento y lugar del accidente y que pudo ser rescatado.

Flores y otros afirmaron que la mayoría de sus compañeros, inclusive los ahora enterrados bajo cientos de toneladas de tierra, estaban planificando una huelga en reclamo de mayores medidas de seguridad laboral.

En los túneles derrumbados había sistemas automáticos para detectar las concentraciones de gases inflamables. Cuando estos son altos, se activan mecanismos de alarma que apagan todos los aparatos eléctricos evitando una explosión.

Los trabajadores confirmaron la existencia de tales sistemas, pero dijeron que en ocasiones los sensores son colocados a nivel del suelo, y así no registran los gases peligrosos que, por su ligereza, se acumulan cerca de los techos de los túneles.

"Si explotó es porque la mina tenía demasiado gas, y si no se detectó no fue por falla de las máquinas, sino por su manipulación", dijo el ex minero Felipe García.

Para el líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares, Napoleón Gómez, la gravedad del accidente es una alerta. Su organización exigirá una inspección de todas las instalaciones existentes y mejores salarios y seguros para sus compañeros.

Según Madrigal, Gómez es el menos indicado para hablar, pues es un dirigente que lleva muchos años más cerca de gobiernos y empresas que de los mineros.

Como muchos sindicalistas mexicanos, Gómez pertenece al Partido Revolucionario Institucional, que gobernó este país entre 1929 y 2000 de la mano de dirigentes obreros que actuaron en un sistema político corporativo.

El accidente en Coahuila aparece en un contexto floreciente para la minería nacional, debido a la creciente demanda internacional de minerales y otros productos básicos.

La producción del sector, que emplea de forma directa a unas 257.000 personas, registró una tasa de crecimiento de más de siete por ciento anual en 2004 y 2005, de las más altas desde 1995.

Según la empresarial Cámara Minera de México, la actividad, que contribuye con 1,6 por ciento del producto interno bruto del país y tiene un valor de producción anual de más de 5.000 millones de dólares, vive uno de sus mejores momentos.

Hasta los años 80, la mayor parte de la explotación mineral estuvo en manos del Estado, pero a partir de entonces se inició un proceso de privatización hoy prácticamente concluido.

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