CUBA-EEUU: Tensiones continúan, pero no asustan

La llamada guerra de las pancartas protagonizada por el gobierno de Cuba y la representación de Estados Unidos en La Habana no consiguió desvelar por igual a la población cubana, pese a que introdujo mayores tensiones en las siempre complejas relaciones bilaterales.

"Esto es más de lo mismo", dijo a IPS un hombre que este fin de semana paseaba a su perro por una de las calles que desemboca en la Sección de Intereses de Estados Unidos (SINA, por sus siglas en inglés), frente a la cual se culminaban los trabajos de ampliación de la Tribuna Antiimperialista, construida hace cinco años.

Parte de lo que hasta hace 10 días era el estacionamiento de la SINA está ocupado ahora por casi un centenar y medio de astas, que en algunos casos sobrepasan los 30 metros de altura, situadas muy juntas entre sí y ya listas para portar banderas.

Se supone que las enseñas formarán un valladar para impedir la lectura de la pantalla luminosa proyectada desde enero en el quinto piso de la enorme edificación que alberga la SINA, con mensajes políticos a través de noticias diarias, frases de personajes célebres, fragmentos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y comentarios diversos.

Según algunas versiones no confirmadas oficialmente, el lugar será bautizado como "monte de las banderas" y simbolizará "los años de lucha" del pueblo cubano por su independencia. Un juego de enormes reflectores ilumina el conjunto, en franco desafío a la campaña de ahorro de energía eléctrica iniciada el pasado año.
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"Se verá bonito, sobre todo de noche, pero yo diría que es un gasto innecesario. He leído algo de lo que ellos ponen ahí y la verdad es que no me dicen nada que ya no supiera", remató el hombre, antes de alejarse, a paso lento y manteniendo firme entre sus manos las riendas de su mascota.

A sus espaldas, la SINA continúa sus mensajes, iniciados a mediados de enero: "Impresiona la rapidez de las obrasà Demuestra la potencia de los trabajadores cubanos", "Habaneros comentan que los recursos hubieran sido mejor utilizados en reparaciones generales", "Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros" (cita del escritor británico George Orwell).

Pero otros coinciden con el gobierno de Fidel Castro en que el lumínico es una "provocación" para interrumpir las precarias relaciones que tienen ambos países desde el primero de septiembre de 1977, cuando fueron inauguradas oficialmente sendas secciones de intereses en Washington y La Habana.

"La SINA es un centro de provocación. Ninguna embajada del mundo se dedica a colocar carteles en su fachada", comentó a IPS el opositor Eloy Gutiérrez Menoyo, quien, sin embargo, descartó de plano que la confrontación desemboque en rompimiento.

"A ninguno le conviene. Ni el gobierno cubano tiene interés en expulsar a (Michael, Jefe de la SINA) Parmly, ni Estados Unidos piensa retirarse de aquí", indicó. Gutiérrez Menoyo regresó desde su exilio en Miami en agosto de 2003 para vivir en La Habana, aunque aún espera permiso oficial de residencia.

Lo cierto es que un rompimiento de ese único canal diplomático bilateral pesaría gravemente sobre los acuerdos migratorios firmados en 1994 y 1995 para garantizar una emigración "ordenada y segura" de ciudadanos cubanos hacia Estados Unidos, donde residen más de un millón de personas nacidas en esta isla.

"Una de mis alumnas tiene a su padre en Estados Unidas y la pobrecita cree que no lo verá más si se va la SINA", contó a IPS una profesora de enseñanza básica que prefirió no dar su nombre y dijo esperar que "la sangre no llegue al río" y venga "la calma después de la tormenta".

A una pregunta de IPS la semana pasada, el Jefe de la SINA admitió que el funcionamiento de esos convenios se vería obstaculizado en caso de faltar esa legación. "Seria complicado, no veo cómo (podrían funcionar)", dijo Parmly, quien recordó que el trabajo consular ocupa a buena parte del personal de la SINA.

El diplomático no considera provocadores los mensajes lumínicos, sino parte de una estrategia para "comunicarse" con el pueblo cubano.

Los ecos del enfrentamiento tampoco llegaron al mundo de los negocios, a juzgar por el interés de importantes corporaciones estadounidenses que se reunieron entre el viernes y este sábado en México con autoridades cubanas del sector energético para conocer las posibilidades de prospección petrolera en el país caribeño.

En la cita, el viceministro de Industria Básica de Cuba, Raúl Pérez de Prado, y ejecutivos de la estatal Cuba Petróleo (CUPET) invitaron a los empresarios del país del norte a participar de la búsqueda de crudo que el estado cubano lleva a cabo en sociedad con capital extranjero.

El bloqueo económico y comercial que mantiene Washington contra La Habana prohíbe todo tipo de negocios con el gobierno de Castro, aunque desde 2001 se permite la venta de alimentos mediante operaciones en efectivo que en la actualidad alcanzan unos 500 millones de dólares anuales.

El establecimiento de oficinas de intereses puso fin a la ausencia total de vínculos diplomáticos directos desde el rompimiento de relaciones bilaterales el 3 de enero de 1961. Además de servir como canal de comunicación entre los gobiernos, prestan servicios consulares a los ciudadanos cubanos y norteamericanos.

Sin embargo, en los últimos años han sido varios los momentos de tensión, marcados por reiterados ataques verbales de Castro contra el mayor activismo político desplegado en Cuba por la diplomacia estadounidense. La SINA es "un puesto de mando" de la contrarrevolución, remató el gobernante la semana pasada.

Parmly asumió el cargo en septiembre de 2005 y con su iniciativa de colocar la pantalla lumínica abrió lo que se considera un nuevo capítulo de la guerra de los carteles, inaugurada por su antecesor James Cason, caricaturizado en la televisión estatal cubana como el "cabo Cason".

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