CORRUPCIÓN-AMÉRICA LATINA: Sombras en familia presidencial

Las sospechas de corrupción tocan a los hijos del ex dictador chileno Augusto Pinochet, del presidente de Brasil, de ex mandatarios de Perú y de Argentina y a un hijastro del gobernante de México. Son síndromes de una enfermedad contra la que no existe una medicación eficaz.

"Las leyes contra la corrupción en América Latina son en general vagas para el caso de los familiares de quienes ostentan el poder del Estado, lo que se traduce en incentivos para cometer irregularidades", dijo a IPS Arturo del Castillo, director de CIE Consulting & Research de México, firma privada dedicada a estudiar los problemas de corrupción en la región.

Una comisión del Congreso legislativo de México emitió el martes un informe que recomienda investigar a fondo el súbito enriquecimiento de uno de los hijastros del presidente Vicente Fox, quien en los últimos cinco años pasó de ser una persona de clase media a un rico empresario del sector inmobiliario.

Tráfico de influencias, obtención de créditos de entidades estatales, desaparición de documentos públicos claves que probarían irregularidades y el apoyo inusitado de funcionarios del Estado son parte de las acusaciones contra Manuel Bribiesca, hijo de Marta Sahagún, esposa de Fox en segundas nupcias.

Otro caso es el de un hijo del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, según publicaciones de ese país.

Las notas, divulgadas este mes en las revistas Veja y Época y en el diario Jornal do Brasilia, hablan del caso y señalan que Fabio Lula da Silva, de 30 años, dejó de ser un modesto profesor de inglés e informática para fundar en 2003 tres empresas vinculadas a los juegos de video, que habrían recibido financiamiento de forma sospechosa.

El capital para tales negocios provino de la compañía telefónica Telemar, que tiene entre sus accionistas al estatal Banco Nacional de Desarrollo, con 25 por ciento, y fondos de pensión de empresas públicas, con 19 por ciento.

El rápido cambio en la posición económica del hijo de Lula añadió leña al escándalo de corrupción que desde el año pasado empaña el accionar del gobernante Partido de los Trabajadores, por supuestos sobornos a legisladores para que apoyaran medidas presidenciales.

"Hay muchos casos donde la familia aprovecha el poder de los mandatarios para actuar, se trata de familias muy avispadas", señaló a IPS Óscar Ugarteche, quien indagó para el Congreso de Perú presuntos actos de corrupción en materia de finanzas públicas cometidos por Alberto Fujimori, durante su gobierno de 1990 a 2000.

A su entender, con los procesos de desregulación y privatización en las economías estatales de varios países de América Latina, los gobiernos recibieron mucho dinero y lo administraron sin mayor regulación ni control, lo que propició desvíos y corrupción.

Muchos de los nuevos fondos llegaron a los familiares de presidentes por diversas vías y "como la ética en la política importa ahora ya poco", fueron usados con total libertad, apuntó Ugarteche, quien vive desde hace un año en México donde se desempeña como académico e investigador de la Universidad Nacional Autónoma.

Para el experto, la presunta corrupción que favorecería a los hijos de presidentes y a los hoy ex mandatarios es nueva.

"Antes, la corrupción consistía básicamente en tomar dinero de una cuenta del Estado, mientras que ahora se relaciona con aprovechar la posición de poder para obtener beneficios asociados al tráfico de influencias", expresó.

En Perú, Keiko Fujimori fue acusada en 2004 de desviar una donación de una organización de caridad de Estados Unidos cuando oficiaba de primera dama, en la administración de su padre.

Pero el caso más emblemático en estos días es el de la familia del ex dictador Pinochet.

La Corte de Apelaciones de Santiago dejó el lunes en libertad provisional a Lucía Pinochet, quien fue detenida tras regresar a Chile, luego de desistir de su petición de asilo en Estados Unidos para enfrentar un proceso por evasión tributaria y falsificación de pasaporte en su país.

Lucía Pinochet, tres de sus hermanos, su madre, Lucía Hiriart, y el mismo ex dictador están procesados por esos mismos delitos en el marco de la investigación de cuentas secretas en un banco estadounidense.

En Argentina también hay sombras de corrupción sobre la hija del ex presidente Carlos Menem (1989 y 1999).

El ex mandatario, acusado de enriquecimiento ilícito, tráfico ilegal de armas y otros delitos, abrió millonarias cuentas bancarias en Suiza a nombre de Zulema Menem.

"Todos los casos de corrupción de familiares de presidentes y ex jefes de Estado son un síntoma más de la grave problemática de corrupción que hay en América Latina", sostuvo Del Castillo.

"No hay leyes claras para combatir la corrupción de los familiares de los presidentes y sí una vigente y no escrita que indica que es mejor no meterse con ellos", señaló el director de CIE Consulting & Research.

En cuanto a la responsabilidad que los mandatarios tendrían sobre los actos de sus familiares, el experto sostuvo que se trata de una de tipo moral que, de no asumirse, mancha de forma directa a los gobernantes.

En la lista sobre percepción de la corrupción de Transparencia Internacional (TI) de 2005, donde los países se clasifican en una puntuación que va del cero (alta corrupción) al 10 (alto nivel de honradez), los países más sanos en América Latina son Chile, con 7,3 puntos de calificación, y Uruguay, con 5,9 puntos.

El resto de países de la región exhibe calificaciones de 4,2 para abajo, siendo el peor Haití con 1,8 puntos de nota.

Las lista que cada año difunde TI, organización no gubernamental con sede en Alemania, se obtiene en base a encuestas entre empresarios, analistas y estudiantes.

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