Eran las cinco y ocho minutos de la mañana de este jueves cuando el periodista Herbin Hoyos, de la colombiana Radio Caracol, anunció que hablaba en directo por teléfono el canciller francés, Philippe Douste-Blazy.
"En este triste día del cuarto aniversario del secuestro de Ingrid Betancourt y Clara Rojas quiero dirigirme a ellas y todos los secuestrados en Colombia", leyó Douste-Blazy en lento español, idioma que no conoce.
"Les hablo en mi nombre propio, en nombre de las autoridades francesas y en nombre de todos mis compatriotas, conmovidos por su tragedia. Tragedia que siguen con la fuerte esperanza de un desenlace rápido y feliz", agregó.
La ex candidata presidencial Betancourt, ciudadana colombo-francesa, y Rojas, su compañera de fórmula vicepresidencial, fueron tomadas como rehenes por la guerrilla de las FARC el 23 de febrero de 2002, 64 horas después de que el gobierno pusiera fin a tres años de diálogos infructuosos de paz en San Vicente del Caguán, departamento del Caquetá, en el sur de Colombia.
Las autoridades se habían negado a transportarla en el puente aéreo organizado desde Florencia, capital de Caquetá, para acompañar al presidente de entonces, Andrés Pastrana (1998-2002), hasta San Vicente, donde el partido de Betancourt, Verde Oxígeno, había elegido a su único alcalde y cuyos habitantes estaban aterrorizados por la guerra que estallaba.
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Bajo su propio riesgo y sin escolta, aunque en vehículo oficial, las dos políticas viajaron por carretera, donde las atraparon las izquierdistas FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
El mensaje de Douste-Blazy duró siete minutos y estuvo dirigido "a ellas y todos los secuestrados en Colombia".
Las FARC, en guerra desde 1964, incluyeron a las dos mujeres, a otros 22 políticos rehenes, a 34 policías y militares y a tres contratistas militares estadounidenses en una propuesta de 1998 que busca el canje por unos 500 guerrilleros presos, algunos condenados o que arriesgan penas de entre 40 y 60 años de prisión.
La semana pasada, la cuenta de uniformados se redujo a 33. Las FARC informaron de la muerte en cautiverio del mayor de policía Julián Guevara, retenido desde noviembre de 1998. La noticia produjo una ola de pánico e indignación entre las familias de los rehenes, que exigen a la guerrilla la devolución del cuerpo.
"Mi mensaje" es "de solidaridad" ante todo "con nuestra compatriota Ingrid Betancourt, cuya valentía y dedicación generan la admiración. Estamos con usted y empeñamos esfuerzos constantes para que usted y los demás rehenes recuperen su libertad. Es para mí una prioridad. Trabajamos a diario para alcanzar esta meta", dijo el canciller.
Douste-Blazy manifestó que Colombia "sufre desde hace demasiados años una tragedia violenta que no lleva a ninguna parte, sólo al horizonte silencioso donde se reúnen en el vacío de la muerte las vidas segadas por la violencia y el odio".
En junio de 2001, Pastrana excarceló a 14 guerrilleros a cambio de 250 militares y policías. Pero tras los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, sobrevino la "guerra contra el terrorismo", que tanto Pastrana como su sucesor Álvaro Uribe declararon en el ámbito nacional. Desde entonces, el intercambio humanitario se estancó.
El año pasado, Francia, Suiza y España decidieron aunar esfuerzos para intermediar en la liberación de los rehenes civiles y los militares y policías tomados en combate.
"Fui a Bogotá el 26 de enero para hablar con las más altas autoridades colombianas. Aproveché aquella visita para recibir personalmente a la familia de Ingrid y a familiares de otros secuestrados", anotó el canciller francés en su mensaje radial.
El objetivo de los tres países es "proponer que se entable en una pequeña aldea colombiana alguna forma de diálogo entre el gobierno colombiano y las FARC para abrir una negociación con miras a un acuerdo humanitario", agregó.
"El gobierno colombiano aceptó esta propuesta. El mismo presidente Uribe me lo confirmó cuando me recibió en su despacho. Hago votos para que las FARC, que siempre se han declarado a favor de un acuerdo humanitario, entiendan que esta propuesta no conlleva ninguna trampa", prosiguió.
"Al contrario, les ofrece una oportunidad excepcional de concretar sus declaraciones. Solo pretendemos abrir un camino por donde todos los colombianos de buena voluntad puedan volverse a encontrar para poner fin a una situación insoportable y rechazada por toda la comunidad internacional", expresó el diplomático.
El periodista Hoyos dirige hace 12 años el programa semanal "Las Voces del Secuestro", los sábados desde medianoche hasta las cinco de la mañana, únicas horas en las que la señal radial entra nítidamente hasta lo profundo de las selvas de este país andino.
"El ministro (francés) decidió, como cosa personal suya, enviar el mensaje a los secuestrados de Colombia a través de 'Las Voces del Secuestro', un programa que él sabe que ellos escuchan permanentemente", dijo Hoyos a IPS.
En el programa, familiares y amigos envían saludos a sus parientes, contándoles las novedades en casa, los esfuerzos por su liberación y dándoles ánimos.
Las cifras del secuestro en Colombia varían según la conveniencia del momento. Hoy, cuando a través de la figura de Betancourt se llama la atención internacional, se habla de cinco mil. Hace dos años se decía que eran tres mil, pero al mismo tiempo el gobierno muestra una importante reducción en los registros de ese delito.
"Las Voces del Secuestro" lleva sus propias cuentas. "Según nuestra base de datos, el acumulado total desde 1994 es de 4.200 secuestrados", una categoría que incluye a los políticos rehenes, los uniformados prisioneros y los retenidos para obtener altas sumas de dinero.
Las personas desaparecidas en estos 12 años pasan de 30.000. Pero "la desaparición forzada, tipificada cuando hay indicios de participación directa o indirecta de agentes del Estado, suma 25.000" casos, según el periodista.
En la guerra colombiana tercian desde 1982 bandas paramilitares ultraderechistas ligadas al narcotráfico. Debido a su apoyo operacional al ejército, son vistas como fuerzas paraestatales y responsables de, al menos, 70 por ciento de los crímenes contra civiles a los que considera apoyan a la guerrilla.
En todo caso, y sin tener en cuenta las distintas definiciones, en "Las Voces del Secuestro", según Hoyos, "hemos trasmitido aproximadamente 280.000 mensajes a un total de cerca de 14.000 secuestrados desde el inicio del programa, en 1994".
Hoyos trabaja con 27 personas en Bogotá y con 320 en el resto del país: "Periodistas, estudiantes de periodismo, médicos, sociólogos, abogados, psicólogos y sacerdotes, incluso dos obispos", todos de manera voluntaria, explicó.
Su labor es estar disponibles, en las distintas ciudades donde residen, para prestar ayuda y atención a las víctimas del conflicto, especialmente del secuestro y la desaparición. Investigan, recopilan datos y hacen seguimiento de investigaciones y procesos judiciales sobre secuestro y desaparición.
"No existe en Colombia un código único de desaparecidos. Por ahora todos nos estamos basando en cifras globales", dijo Hoyos.
Ahora "estamos haciendo el lanzamiento de la red de búsqueda de desaparecidos. Mediante técnicas de investigación periodística humanitaria, buscamos llegar a las selvas de Colombia donde están los cuerpos de, al menos, dos mil secuestrados que han muerto en este proceso histórico. La idea es buscarlos, localizarlos y entregar los restos a las familias", agregó.
Sostuvo que han "encontrado a muchos", aunque prefirió no entrar en detalles alegando motivos de seguridad.
En la madrugada de este domingo, "Las Voces del Secuestro" tendrá una emisión especial. De 2 a 6 de la mañana transmitirá en diferido la "Jornada internacional por la vida y la libertad de los secuestrados en Colombia", una iniciativa de la alcaldía izquierdista de Bogotá bajo el lema "Para volvernos a ver – acuerdo humanitario", convocada este jueves en la Plaza de Bolívar, corazón político del país.
En el marco de un concierto gratuito de ocho horas con los principales grupos colombianos de música joven y el cubano Orishas, los voluntarios que trabajan con Hoyos harán "un trabajo periodístico con asistentes al concierto, (entre ellos) políticos, diplomáticos, representantes de la delegación europea", puntualizó.
