El gobierno de la capital española aconsejó no practicar ejercicios físicos este fin de semana, debido a que la alta contaminación atmosférica podría incrementar el riesgo de crisis respiratorias, en especial en quienes ya la hayan padecido.
Juan García Vicente, encargado de temas contaminantes de Ecologistas en Acción, dijo a IPS que "eso lo tendrían que haber dicho otros días también, pues la contaminación que se sufre con altibajos en Madrid no es la más adecuada para el ejercicio físico".
Pero, añadió, "lo que tienen que hacer es adoptar medidas efectivas para reducir la contaminación". Entre esas acciones gubernativas aconsejables citó el control del uso de carbón y derivados del petróleo en la calefacción y restricciones a la circulación de automotores.
Al respecto mencionó el ejemplo de otras ciudades, como Londres, en las que se cobra peaje por entrar a las mismas, o México, en la que un día sólo pueden circular vehículos con matrículas terminadas en número par y en otro con impares, de modo alternativo.
La contaminación se agravó en Madrid con la llegada de un fuerte viento cálido procedente del desierto del Sahara, llamado "calima", que arrastra una gran cantidad de polvo de arena y que dificulta más aún que las masas de aire contaminadas suban hacia lo alto de la atmósfera.
La mitad de las estaciones que miden la contaminación registraron el miércoles en Madrid concentraciones superiores a 150 microgramos por metro cúbico de partículas en suspensión y algunas superaron los 300, cuando lo normal sería que no pasen de 50 microgramos.
Ferrán Ballester, experto de la Agencia Valenciana de Salud Pública, señaló que a partir de 150 microgramos "las personas susceptibles incrementan su riesgo de padecer un episodio respiratorio".
"Un niño que nunca ha tenido asma no lo tendrá, pero uno que ya ha tenido una crisis asmática aumenta el riesgo de tener otra", alertó.
El problema agravado por el "calima" afecta a la mitad sur de España y sus efectos se notan más en las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla.
Según Ignacio López Galiacho, director general de calidad ambiental de la Comunidad de Madrid, la situación que se registró este viernes no debería durar más de 24 horas, como ocurrió en 1998, cuando se llegó a prohibir el uso de las calderas.
Pero si se mantuviera por más de 48 horas, añadió, se podría volver a ordenar el cierre de las calderas de carbón y derivados del petróleo, así como modificar el horario de las industrias y limitar el tráfico de vehículos automotores.
Las promesas del gobierno de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid, ambos gobernados por el centroderechista Partido Popular (PP), no convencen a los ecologistas.
García Vicente señaló que para combatir la contaminación se ha comprometido un presupuesto de 500 millones de euros (casi 600 millones de dólares), en tanto que para ampliar la avenida de circunvalación de la ciudad se está gastando 10 veces más.
"Y no nos olvidemos que la ampliación no solamente significará aumentar el tráfico en esa avenida, la M30, que transcurre totalmente entre zonas edificadas, sino que también incrementará la entrada de vehículos a la ciudad", concluyó el ecologista.
El último barómetro publicado por el Ayuntamiento de Madrid indica que una de cada cuatro personas que trabajan en esta ciudad viven en otro municipio, unos 460.000 trabajadores que cada día entran y salen de la capital del país en vehículos particulares o públicos.
En las llamadas "horas punta", como se califica a las de mayor tráfico vehicular, las seis carreteras de acceso a la ciudad se colapsan y para recorrer 30 kilómetros se puede llegar a tardar hasta una hora.
Desde las afueras de Madrid se puede observar una gran nube oscura que cubre toda la ciudad y que, según la existencia o no de fuertes vientos, se oscurece más o se clarifica, pero siempre está a la vista y todo el mundo, expertos o no, coinciden en que es producto de la elevada contaminación.
Pero la peor contaminación de España se soporta en una ciudad de 20.000 habitantes, Bailén, ubicada sobre la costa norte del mar Mediterráneo, donde en 2005 el límite de partículas en suspensión fue superado durante 256 días, cuando la normativa de la Unión Europea considera que el máximo no debe ser superado más de 35 días al año.
Esa contaminación se debe a la existencia de industrias cerámicas que suman 154 chimeneas, con muchos hornos que siguen funcionando a leña, por lo que se está evaluando un plan para que en 12 meses se produzca una reconversión tecnológica.
En Madrid, el secretario general para la Prevención de la Contaminación del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri, entiende que no se debe permitir utilizar automóviles en las ciudades, porque "de lo contrario los problemas de salud pública aumentarán". Pero la autoridad para permitir su tránsito por las mismas no es del Ministerio sino de los municipios.
Aunque hay que destacar que el problema no está solo en Madrid, sino en toda España, que en el cuidado del ambiente figura en el vigésimotercer lugar sobre 29 países analizados, según el índice elaborado por las estadounidenses Universidades de Yale y Columbia, el Foro Económico Mundial y la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la Unión Europea.