El ejército de Francia administró un fármaco no autorizado a sus soldados durante la primera guerra del Golfo, en 1991, sin informarles sobre los riesgos, según evidencia presentada en una investigación judicial.
El medicamento Modafinil mantuvo a unos 1.000 efectivos franceses despiertos durante días en ese entonces, según documentos presentados por un caso judicial sobre el llamado "síndrome de la guerra del Golfo".
Se trata de un neuroestimulante que en la actualidad es empleado para tratar la narcolepsia (trastorno que hace padecer una sensación de sueño constante y excesiva), pero que en ese momento estaba en etapa de pruebas.
La investigación fue iniciada por la procuraduría de Justicia del Estado en junio de 2002 para establecer la responsabilidad por las enfermedades sufridas por los militares franceses en Iraq.
"A mí, igual que a muchos camaradas, nos daban el medicamento cada ocho horas por orden de nuestros comandantes", dijo a IPS Yannick Morvan, un veterano de la guerra de 1991. "Estoy pronto para dar mi vida defendiendo a Francia, pero eso no significa que estoy pronto para ser usado como conejillo de Indias contra mi voluntad".
Otros soldados veteranos hicieron hincapié en la falta de información. "Los comandantes de la unidad que nos daban el fármaco nunca nos dijeron qué era lo que estábamos tomando ni qué riesgos estábamos corriendo al hacerlo", señaló a IPS un sargento en funciones en el ejército francés que solicitó no ser identificado.
La jefatura militar decidió probar el Modafinil en la llamada "Operación Delfín", de junio de 1990, dos años antes de que se autorizara la distribución del mismo. En una nota interna de enero de 1991, esas autoridades dijeron que el medicamento sólo podía ser usado "fuera del territorio nacional" y con la "máxima discreción".
De ese modo, el ejército francés violó normas nacionales e internacionales al hacer pruebas con sustancias que no pueden ser probadas sin el consentimiento escrito de quien las va a tomar, afirmaron víctimas del fármaco.
El medicamento contribuyó con varias enfermedades que son vistas como parte del síndrome de la guerra del Golfo.
Este problema de salud fue identificado por primera vez en 1994 por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, dependiente del Departamento de Salud y Servicios Humanos, luego de que miles de efectivos militares que regresaron de Iraq se quejaron de varios síntomas inexplicables.
Fatiga, alteraciones del humor, pérdida del sueño o la memoria, falta de concentración, depresión, dolores de cabeza y musculares son algunos de esos síntomas, que duran más de seis meses.
El ejército francés niega haber obrado mal. El Ministerio de Defensa alega que haber usado Modafinil en aquel momento de ningún modo puede ser descrito como una prueba.
Daniel Gautier, que se desempeñó como director del departamento sanitario castrense a comienzos de los años 90, sostuvo en una audiencia que "en el campo de batalla, el personal médico militar creyó equivocadamente que estaba llevando a cabo una prueba terapéutica".
Antes, en noviembre de 2000, Maurice Schmitt, quien fue comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Francia entre 1987 y 1991, declaró ante una comisión investigadora parlamentaria que él no había dado una autorización específica para probar el medicamento Modafinil. "Sólo dejé abierta la posibilidad de probarlo, si la necesidad de hacerlo se volvía evidente", dijo.
Empero, ambos se refirieron a la administración de la sustancia como una prueba.
Varios cientos de soldados franceses han presentado demandas contra el ejército por padecer el síndrome de la guerra del Golfo como resultado de que se les dio fármacos no autorizados o debido a la exposición a uranio empobrecido o a armas químicas, como el gas nervioso Sarín.
Los soldados crearon Avigolfe, abreviación de la asociación de las víctimas militares y civiles de la guerra del Golfo, que alega que por lo menos 31 veteranos de la campaña en Iraq fallecieron como resultado de la contaminación a través de sustancias no autorizadas o de armas.
La campaña de Avigolfe condujo a la actual investigación judicial. Se espera que emita sus resultados en junio de este año, indicaron a IPS fuentes cercanas a la fiscal Marie Odile Bertella Geoffroy.
Guy Paris, consejero legal de Avigolfe, explicó que los soldados que todavía están en servicio son reacios a hablar sobre sus problemas de salud por miedo a ser expulsados del ejército.
"Muchos de ellos esperan hasta que tienen 15 años de servicio para tener acceso a una pensión completa antes de presentar sus demandas", afirmó Paris a IPS.
Investigaciones similares tuvieron lugar en Estados Unidos y Gran Bretaña por años.
El Comité Estadounidense de Asesoramiento para la Investigación sobre las Enfermedades de los Veteranos de la Guerra del Golfo estima que unos 100.000 efectivos, es decir alrededor de uno de cada siete soldados de los que fueron desplegados en Iraq en 1991, sufren problemas de salud relacionados con ese enfrentamiento bélico.
El Comité fue establecido en 1998 por el Congreso legislativo de Estados Unidos para "hacer recomendaciones a la Secretaría de Asuntos de Veteranos sobre la investigación gubernamental relativa a las consecuencias sanitarias del servicio militar en el teatro de operaciones de Asia sudoccidental" durante la guerra del Golfo de 1991.
En un informe difundido en octubre de 2004, el Comité concluyó que "una proporción sustancial de veteranos de la guerra del Golfo padecen enfermedades multisíntomas, probablemente vinculadas a la exposición a armas químicas y a neurotoxinas".
El documento infiere como posibles que fuentes de esta contaminación incluyen al gas Sarín de un depósito de armas iraquíes que las fuerzas estadounidenses hicieron explotar en 1991, y también al bromuro de piridostigmina, un medicamento que se daba a los soldados para protegerlos contra el gas nervioso. (