Los pequeños estados insulares no sólo le temen a los tsunamis, sino también a la oleada de importaciones que los sumergirá a menos que en la sexta conferencia ministerial de la OMC se alcance un acuerdo que contemple sus intereses.
No todos son tan pequeños como Tuvalu, en el océano Pacífico, 10.500 habitantes. Otros tienen una población de varios cientos de miles de personas, como Maldivas, en el océano Índico, con 310.000.
Estos países temen ser olvidados en las negociaciones comerciales y que sus economías sucumban sin que nadie lo note.
Tras el maremoto del 26 de diciembre de 2004 en el océano Índico, que mató unas 280.000 personas, se realizó una conferencia internacional en el estado insular africano de Mauricio para atender los temores de que estos pequeños países pudieran desaparecer del mapa en caso de que se repitiera un desastre natural de esas características.
Los tsunamis, provocados por un sismo submarino con epicentro cerca del extremo norte de la isla indonesia de Sumatra, barrieron pueblos enteros en las costas de una decena de países de Asia y África.
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La reunión tenía el objetivo de reactivar el Programa de Acción de Barbados, de 1994, por el desarrollo sostenible de los pequeños países insulares, un plan al que nadie le había prestado mucha atención hasta el maremoto.
"Mi país es como una lata de atún, pues tiene fecha de vencimiento", dijo en el encuentro el canciller de Maldivas, Fathulla Jameel.
Ahora que los temores de un nuevo maremoto se alejaron, la mayor preocupación de muchos de estos países es la invasión de productos alimenticios, como latas de pescado, elaborados en el Norte industrializado y beneficiadas por subsidios a la producción y a la exportación.
Pocos de estos pequeños países tienen una voz efectiva en la Commonwealth (Mancomunidad Británica de Naciones), y muchos ni siquiera tienen representantes en las reuniones de este grupo.
La Commonwealth, integrada por 53 países que fueron parte del imperio británico, procurará hablar por estas naciones isleñas en la conferencia ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio) que se realizará en Hong Kong entre el 13 y 18 de este mes.
"No estaremos en la mesa de negociaciones de la reunión de la OMC, pero proveeremos asistencia y experiencia a los países miembro para que no estén en desventaja", dijo a IPS el secretario general adjunto de la Commonwealth, Winston Cox, de Barbados.
Se espera que Cox, como ex director ejecutivo alterno del Banco Mundial, ejerza una importante influencia en Hong Kong.
"La mayor preocupación es poder garantizar un trato especial y diferenciado para los países pequeños y vulnerables. Estos procurarán un mayor acceso a mercados y un reconocimiento de que, debido a su pequeñez, no pueden sufrir ninguna distorsión en el comercio", afirmó.
También buscarán asegurar que "no serán presionados a tomar acciones que destruyan sus economías", añadió.
Muchos de estos países tienen sólo una materia prima para vender, como banano o azúcar, y cuando es afectada, la economía nacional queda al borde de la ruina.
"La economía de Dominica (en el Caribe, con 70.000 habitantes) fue devastada por la política de la Unión Europea (UE) sobre banano", citó como ejemplo Cox.
Una decisión de la UE para reducir el acceso preferencial del banano de África, el Caribe y el Pacífico afectó a muchas naciones insulares.
"Los países que exportan azúcar a la UE verán una caída en el precio del producto como resultado de las reformas de la política azucarera del bloque. Los productores de la UE reciben niveles de compensación muy diferentes a las de los de los pequeños países", dijo Cox.
La Commonwealth también buscará proteger el sector de servicios financieros de muchos estados insulares como San Cristóbal y Nevis (en el Caribe, con 38.000 habitantes), a los que los 30 países ricos que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos amenazan por considerarlos paraísos fiscales y centros de lavado de dinero.