DESAFÍOS 2005-2006: Un glaciar separa a China y Japón

El ya congelado vínculo chino-japonés se enfriará aun más en 2006, a pesar de las crecientes relaciones económicas entre las dos potencias asiáticas, que, no obstante, compiten por poder e influencia regional.

Crédito: Wen Jibao y Junichiro Koizumi
Crédito: Wen Jibao y Junichiro Koizumi
"El año próximo se apreciará una relación bifronte entre Japón y China. Sus economías están estrechamente ligadas, pero políticamente hay una gran distancia", dijo Tetsuda Kodama, experto japonés y ex director de la Asociación de Amistad con China.

Japón, la principal potencia económica de Asia, se había acostumbrado a gozar durante décadas de una enorme influencia en la región, que amainó con el espectacular crecimiento de la producción china a mediados de los años 90.

Según expertos, Tokio todavía no se habituó al poder de Beijing, que no solo crece económicamente a un ritmo anual de dos dígitos sino que también es el país más poblado del mundo, con 1.200 millones de habitantes.

China también posee un poderoso ejército y su gobierno tiene cada vez menos pruritos en manifestar su fuerte nacionalismo.

"La irrupción de China al centro de la escena internacional representa una situación dolorosa para Japón, cuya economía es mayor y que es tratado por Occidente como un socio maduro. Tokio debe encontrar el modo de aceptar este cambio político regional", recomendó Kodama.

Según observadores asiáticos, el gobierno del popular primer ministro japonés Junichiro Koizumi no ha tomado los pasos correctos para acompasarse con los cambios en Asia.

Algunos pasos fueron en reversa, entre ellos las reiteradas visitas de Koizumi al santuario Yasukuni, donde se encuentran sepultados responsables de la invasión y colonización de China, Corea y la mayor parte del sudeste y el este de Asia en la segunda guerra mundial (1939-1945).

China y Corea del Sur reaccionan con ira ante cada visita de Koizumi a la tumba de estos criminales de guerra, que demuestran, advierten, la falta de arrepentimiento de Japón.

Y cuando Koizumi abandone la jefatura de gobierno en septiembre próximo, su posible sucesor Shinzo Abe —otra figura de gran popularidad en Japón— seguiría rindiendo homenaje a quienes los conservadores del país consideran héroes de guerra.

"Tenemos buenas relaciones económicas con China y con Corea del Sur", dijo Koizumi este mes. Pero Japón, añadió, no "permitirá que otros países nos den lecciones sobre cómo rendir homenaje y orar por el alma de nuestros muertos en la guerra".

Kodama consideró que comentarios de tan alto octanaje son el modo en los líderes japoneses procuran fortalecer su poder de negociación política dentro de Asia.

Koizumi conduce un proceso de reformas que incluye la enmienda de la constitución pacifista de posguerra y la fundación de fuerzas armadas regulares. Pretende un papel activo de Tokio en la geopolítica regional, y quiere que China lo sepa, según Kodama.

La renovación y afianzamiento de la alianza con Estados Unidos, forjada para contrarrestar el desafío chino, es un pilar de la nueva política japonesa. Las consecuencias de tal estrategia serán visibles el año próximo, indican analistas.

"Es una tontería pensar que Asia crecerá más segura si los líderes de Japón y China dejan de dialogar entre ellos. Si Koizumi espera que pensemos que trabajar con Estados Unidos servirá para alcanzar la unidad asiática, está equivocado", dijo Kodama.

Un ejemplo claro de la respuesta china se apreció en la primera Cumbre de Asia Oriental, celebrada en Kuala Lumpur el 14 de diciembre, cuando el primer ministro chino Wen Jiabao evitó encontrarse con Koizumi.

Para contrarrestar el avance de una China de renovado nacionalismo, Japón tratará de acercarse a India al mismo tiempo que mantiene su alianza con Estados Unidos, pronosticó el analista coreano Chi Jung-Kwan, residente en Tokio.

El canciller japonés Taro Aso, otro dirigente de línea dura, visitará India y Pakistán en la primera semana de enero, lo que marcará el inicio de una nueva etapa en la política exterior.

El portavoz de la cancillería Akira Chiba dijo que la prioridad de la gira es afianzar el vínculo con India.

Koizumi se reunió con el primer ministro indio Manmohan Singh en Kuala Lumpur y ambos acordaron trabajar en conjunto por la cooperación regional, así como por la reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en cuyo Consejo de Seguridad ambos procuran un escaño permanente.

"India es un socio importante para la economía de Japón, y también en los asuntos asiáticos", dijo Chiba.

El experto pronosticó que Japón ampliará sus horizontes hacia el oeste de Asia para reducir el daño por el distanciamiento de sus vecinos de Asia oriental y, al mismo tiempo, mantiene su apuesta con Estados Unidos para impedir que el equilibrio de poder se incline en favor de China.

El gobierno japonés declaró que, para 2010, habrá firmado alianzas económicas con China, Corea del Sur y países del sudeste asiático para promover la integración económica regional y crear una comunidad de Asia oriental.

Tokio también asignó un presupuesto especial para el intercambio cultural con China, con el fin de impulsar el entendimiento.

La intención es incorporar un impulso patriótico y nacionalista en el marco de una política internacional "racional", según Kazuya Sakamoto, profesor de la Universidad de Osaka y presidente de un panel gubernamental sobre relaciones exteriores.

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