Hace un año, un tercio de los cargos de gobierno de Malawi quedaron en manos femeninas. Ahora, las mujeres evalúan cómo es tener voz y voto y analizan las perspectivas que se les abren.
Desde el 20 de mayo de 2004, la vida ha sido para Gertrude Mkandawire un prolongado acto de equilibrio entre sus responsabilidades como legisladora y la atención de sus dos hijos y de sobrinos, sobrinas y nietos, varios de los cuales son huérfanos.
Esta viuda de 50 años dijo a IPS que desempeñar esos diferentes roles ha sido, a menudo, muy demandante. "Con un año de experiencia como parlamentaria, debo ser honesta: este trabajo puede ser inadecuado para madres de niños pequeños", afirmó. "Es probable que un lado sufra."
Apenas asumió el cargo, en junio de 2004, Mkandawire había relatado a IPS cómo debió persuadir a los hombres de su distrito, Mzimba-Solora, en el norte de Malawi, de apoyarla en su apuesta electoral.
La noción de una mujer ejerciendo tareas parlamentarias resultaba entonces algo difícil de digerir para los tradicionalistas varones de la comunidad ngoni.
Varios meses después, para alivio de Mkandawire, los hombres parecen bastante más cómodos al verla en una posición de liderazgo.
"En realidad, ellos mismos han confesado haber perdido cantidad de oportunidades de desarrollo al elegir antes a parlamentarios hombres. A cambio, yo he asumido la tarea de tratarlos como su madre", señaló. Mkandawire integra el opositor Partido de la Transformación del Pueblo.
Marjorie Ngaunje fue elegida legisladora tras postularse en una lista independiente en el central distrito de Ntcheu Bwanje del Sur. En un desenlace que ella misma no podía prever, ahora es vicecanciller.
Algunos vieron la designación como un intento del presidente Bingu Wa Mutharika por atraerla a su Partido Progresista Democrático, formado a comienzos de este año cuando el jefe de gobierno abandonó el Frente Democrático Unido.
El presidente Mutharika dice que sus esfuerzos contra la corrupción chocaron con críticas desde el Frente Democrático Unido. Por lo tanto, procuró por atraer legisladores a su nuevo partido, que carece de mayoría parlamentaria.
El Frente Democrático Unido intenta ahora someter a Mutharika a juicio político, acusándolo de haber utilizado dinero del gobierno para establecer el Partido Progresista Democrático, entre otras irregularidades.
Mientras, Ngaunje niega haber abandonado su carácter de independiente.
"¿Quién dijo que me uní al Partido Progresista Democrático? Estoy feliz de seguir siendo independiente y de haber elegido trabajar con el gobierno" en ese carácter, dijo a IPS. "Mi responsabilidad en el gabinete es nacional. No debería ser confundida con un trabajo interno."
El parlamento fue el escenario de intensas escaramuzas políticas en 2005, pero la vida fuera del recinto también era problemática, dada la escasez de alimentos que devastó al país.
El Comité de Evaluación de la Vulnerabilidad de Malawi —integrado por agencias del gobierno y donantes— informó este mes que 4,7 millones de personas, alrededor de la mitad de la población, necesitan asistencia alimentaria.
Mkandawire dijo que había intentado asegurar esa ayuda y cupones de subsidio para la compra de fertilizantes a los habitantes de su distrito.
"Para impedir una futura catástrofe, me aseguré de que muchos de mis votantes accedieran a los cupones para fertilizantes. Espero que cosechen más el año próximo", dijo Mkandawire.
Pero las parlamentarias no encontraron maneras creativas de hacer frente a las crisis que afrontó Malawi, dijo Boniface Dulani, profesor de ciencia política en la Universidad de Malawi.
Dulani atribuyó esta característica del grupo parlamentario femenino a su escasa presencia en las cámaras y a su tendencia a votar según las líneas partidarias.
"Desafortunadamente, hay muy poco que mostrar en este primer año. Por supuesto, los números son importantes: hay muy pocas mujeres en el parlamento, y esto podría ser un factor importante en la limitación de una potencial innovación", dijo Dulani a IPS.
Actualmente hay 27 mujeres en el parlamento de 193 miembros, apenas 14 por ciento del total. En 1997, la Comunidad de Desarrollo de África Austral estableció como meta que 30 por ciento de los cargos de gobierno con capacidad de toma de decisiones en los estados miembro estuvieran ser ocupados por mujeres en 2005.
Esa proporción se elevó a 50 por ciento en agosto, aunque 11 de los 14 estados miembros de la Comunidad de Desarrollo de África Austral no alcanzaron el objetivo inicial. Hasta ahora, solo Sudáfrica, Mauricio y Mozambique lo lograron.
Los sentimientos partidarios que señaló Dulani pueden, paradójicamente, haberse interpuesto en el camino de las mujeres procuran el equilibrio de género en el gobierno.
Una notable excepción a estas tendencias fue la ministra de Información, Patricia Kaliyati, quien defendió el arresto de políticos implicados en casos de corrupción, sostuvo el experto.
"Pero más allá del nivel de personas como Kaliyati, las legisladoras durante mucho tiempo fueron silenciosas como grupo en el debate sobre la corrupción y el juicio político", dijo Dulani.
La Agrupación Parlamentaria Femenina —que promueve los intereses de las mujeres en el Poder Legislativo— también fue debilitada por las rivalidades partidarias, indicó.
Esta afirmación pone a la defensiva a la presidenta de la Agrupación, Lilian Patel, parlamentaria del Frente Democrático Unido.
"El hecho de que permitamos puntos de vista divergentes en la Agrupación no significa que estemos divididas. Esto es una democracia y cualquiera, incluyendo a las parlamentarias, tiene libertad de expresión y de asociación", dijo a IPS.
*/Este despacho corrige el transmitido a las 05:50 GMT/
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