Uno de los nubarrones que amenaza la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) es la situación de los derechos humanos en Túnez, el país anfitrión de la segunda fase de esa conferencia, que se celebrará entre el 16 y el 18 de noviembre.
Organizaciones no gubernamentales (ONG) tunecinas e internacionales describen un panorama grave de violaciones en esa nación, mientras otras entidades afines al gobierno tunecino minimizan esos episodios.
Renate Bloem, presidenta de la Conferencia de ONG con estatus consultivo en la ONU (Congo), reconoció que esas diferencias impiden alcanzar consenso en la sociedad civil, un sector de activa participación en las actuales sesiones del comité preparatorio de la cumbre, que se realizan en Ginebra.
Numerosas organizaciones enviaron misiones a Túnez para verificar el estado de los derechos humanos, y lamentablemente sus informes dan cuenta de un empeoramiento, dijo Bloem.
En esas visitas se comprobó que la situación es "muy preocupante" y que se cometen abusos sistemáticos, comentó Antoine Madelin, uno de los portavoces de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).
Organizaciones tunecinas reconocidas afrontan riesgos de supervivencia, dijo Madelin. En estas condiciones, no es posible participar en las sesiones de la cumbre, estimó el representante de FIDH.
"De lo contrario, se aceptaría que las libertades de expresión y de opinión no son necesarias para la sociedad de la información", sugirió Madelin.
Sin embargo, las organizaciones no gubernamentales se oponen a hacer un boicot a la realización de la cumbre en ese país de África del norte. Las mismas entidades tunecinas opositoras al régimen de Zine El Abidine Ben Alí, en el poder desde 1987, comparten ese criterio pues entienden que la conferencia permitirá exponer las tribulaciones de la población ante la opinión pública internacional.
Pero la presión puede obligar a muchos gobiernos a reducir el rango de los funcionarios que integrarán sus delegaciones a Túnez, confió Madelin. De esa manera, se frustraría el propósito de Ben Alí de usufructuar la cumbre para legitimar su régimen, insistió.
Durante las actuales sesiones del comité preparatorio, que se extienden desde el 19 de este mes hasta este viernes, aún hay posibilidades de obtener progresos en la situación de los derechos humanos en Túnez, y la misma oportunidad se presentará en los tres días de la Cumbre, dedujo Seán Ó Siochrú, miembro de la campaña por los Derechos de la Comunicación en la Sociedad de la Información, conocida por su sigla en inglés CRIS.
"Aunque para ello será necesario movilizar a los medios de comunicación internacionales y, en especial, persuadir a los gobiernos para que presionen a las autoridades de Túnez", dijo Ó Siochrú.
El comunicador irlandés hizo a comienzos de este mes una visita a Túnez, donde obtuvo sólidas pruebas de que la situación de los derechos humanos en el país se está deteriorando en todos los sentidos, inclusive en relación con el acceso a Internet, dijo.
Uno de los episodios que más lo impresionaron fue la condena a tres años y medio de prisión dictada contra el abogado Mohamed Abbou por haber comparado, en un artículo aparecido en Internet, las torturas de las cárceles tunecinas con la prisión iraquí de Abu Ghraib, en la que militares estadounidenses atormentaban a detenidos.
Además, todavía está fresca en la memoria la muerte, el 13 de marzo, de Zouhair Yahyaoui, de 36 años, editor y fundador del sitio de noticias TuneZine, que había sido encarcelado y torturado por publicar críticas al régimen, recordó el activista de CRIS.
El último incidente fue la orden de un tribunal judicial que prohibió la realización del sexto congreso de la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTDH), que debía realizarse del 9 al 11 de este mes.
El tribunal debe dictar una sentencia definitiva en el caso, promovido por 20 allegados al gobierno y al partido gobernante, que alegaron ser miembros o máximos dirigentes de algunas filiales de la LTDH, dijo el activista Steve Buckley, presidente del Grupo de Observación de Túnez (GOT).
La misión del GOT en Túnez comprobó también que al Sindicato de Periodistas Tunecinos se le impidió en esos mismos días celebrar el congreso fundacional de la entidad.
El informe distribuido esta semana por el GOT da cuenta asimismo de las tentativas de desestabilización de la Asociación Tunecina de Magistrados, mediante un grupo minoritario de jueces allegados al gobierno que intentaron tomar el control de la institución.
Las maniobras comenzaron luego de que las autoridades de la asociación, elegidas de manera democrática, criticaron los asedios a los abogados y la condena de Mohamed Abbou.
La misión del GOT encabezada por Buckley comunicó su convicción de que ese país no es un lugar apropiado para sede de una cumbre de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). En Túnez no se practica la democracia, se trata de un estado policial, aseguró el presidente.
El grupo estuvo integrado por representantes de la Federación Internacional de Periodistas, de la Unión Internacional de Editores, de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones de Bibliotecas, del PEN Club de Noruega y de la Asociación Mundial de Radiodifusoras Comunitarias, entre otras.
Las críticas a las violaciones de derechos humanos en Túnez se escucharon por primera vez en la CMSI durante la primera fase de esa conferencia, que se realizó en Ginebra, en diciembre de 2003.
Las autoridades tunecinas respondieron con una táctica de presencia masiva y vociferante de personas de ese país en la sede de la cumbre en esta ciudad suiza, recordó el dirigente de una asociación de derechos humanos latinoamericana, que no quiso dar su nombre.
Otro método empleado por las delegaciones tunecinas fue la violencia, principalmente verbal, aunque hubo también algunos roces físicos, insistió la fuente. Esa experiencia de Ginebra puede repetirse en la cumbre de Túnez, opinó.