DROGAS-BOLIVIA: De productor a gran consumidor

La flexibilización de las políticas de prevención ayudó a que el consumo de drogas en Bolivia creciera hasta 430 por ciento en los últimos 13 años, mientras el gobierno discute con la ONU sobre la cantidad de hoja de coca destinada al narcotráfico que aún se produce en el país.

El explosivo incremento en la cantidad de consumidores de marihuana, por ejemplo, que pasó de casi 4.400 a más de 64.000 de 1992 a este año, es uno de los alarmantes resultados del estudio realizado por el Centro Latinoamericano de Investigaciones (Celin) y respaldado por el gobierno.

Mediante la modalidad de encuesta de hogares realizadas en 36 localidades, donde se entrevistaron 16.372 personas comprendidas entre los 12 y 50 años de edad, el Celin recogió resultados alarmantes sobre el aumento del consumo de drogas ilícitas en Bolivia.

"A partir de 1998, las tareas de prevención han sufrido una disminución tanto en intensidad como en calidad”, explicó a IPS el director del Celin, Franklin Alcaraz del Castillo.

El experto anticipa una persistencia de la tendencia al incremento del porcentaje de consumidores, debido a la ausencia de programas de orientación y prevención para los grupos expuestos a la oferta de drogas ilícitas.

La advertencia llega en momentos en que el gobierno de Eduardo Rodríguez y autoridades en la materia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) mantienen una discrepancia sobre el volumen de hoja de coca producida en el país y que tiene como fin la producción de cocaína.

Los expertos de la ONU aseguran que existen 27.700 hectáreas de plantaciones de coca que podrían transformarse, mediante un proceso químico, en 107 toneladas de cocaína para el comercio ilegal mundial.

En contraste, la institución policial encargada de reprimir a las bandas de traficantes, la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN), defendió su labor represiva y aseguró que impidió la fabricación y comercialización de 72,4 toneladas de cocaína, mediante incautaciones y destrucción de plantaciones de este tradicional cultivo de esa zona americana.

El pasado año, la policía destruyó 8.437 hectáreas de cultivos de coca, que en manos de narcotraficantes habrían generado una producción de 63,3 toneladas de cocaína.

"Bolivia está cumpliendo el ritmo de erradicación de cocales de acuerdo a compromisos ante la comunidad internacional”, dijo a IPS una fuente de la embajada de Estados Unidos que pidió no publicar su nombre.

Este país andino está considerado como el tercer productor de cocaína, después de Colombia y Perú, por lo cual la cuestión de la droga es uno de los principales puntos en la agenda bilateral con Estados Unidos, además del intercambio comercial y cooperación.

La hoja de coca es la materia prima empleada para la fabricación de pasta base de cocaína, pero antes de convertirse en un estupefaciente requiere un largo proceso químico y la mezcla con otras sustancias.

La ONU afirma que en el país existen aún 27.700 hectáreas de plantaciones de hoja de coca, y basa su dato en informes del propio gobierno boliviano.

Los cultivos se distribuyen de la siguiente manera, según ese informe: 10.100 hectáreas en la zona semitropical del Chapare, en el central departamento de Cochabamba, 17.300 en los Yungas del departamento de La Paz, y 300 más en la región de Apolo, al norte de esta ciudad sede del gobierno de Bolivia.

La legislación antidroga autoriza el cultivo de sólo 12.000 hectáreas, que deben ser destinadas a usos ancestrales y medicinales. Actualmente se halla en curso un progresivo programa de erradicación de cocales plantados en zonas prohibidas.

En opinión de la directora de Asuntos Antinarcóticos de la embajada de Washington en La Paz, Carol Fuller, el consumo por persona de clorhidrato de cocaína es mayor en Bolivia comparado, en porcentaje poblacional, con el nivel registrado en su país.

Se lamentó por el tránsito de Bolivia de país productor de drogas a consumidor, una afirmación que también es reforzada por la mayoría de los 16.372 encuestados por el Celin, que coinciden con esa opinión.

Consultado acerca de la incidencia de la pobreza en un mayor consumo de drogas, Alcaraz del Castillo explicó que una vinculación del nivel de ingresos con la drogodependencia sería una "postura política”.

"La pobreza o la riqueza sólo afectan a la dependencia en la calidad no a la cantidad de droga consumida. Los pobres consumen drogas baratas, los ricos, drogas caras”, dijo.

El estudio afirma que la marihuana es la droga ilegal de mayor consumo y crecimiento. En 1992, la cantidad de consumidores representaba apenas 0,2 por ciento de los casi 9,5 millones de bolivianos, pero este año creció hasta 1,97 por ciento.

Mientras en 1992, se registraron 2.184 consumidores de clorhidrato de cocaína, en 2005 el número sube hasta 43.422 personas.

El Celin observa que entre los nuevos consumidores, las mujeres ocupan el primer lugar en consumo de clorhidrato de cocaína. (FIN/IPS/fc/dm/he pr/sl/05)

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