DERECHOS HUMANOS-EEUU: El lado oscuro de los Minutemen

Los Minutemen, red estadounidense que apela a las armas para detener la inmigración desde México, tiene puntos de contacto con grupos derechistas que en el pasado surgieron con cierto apoyo de la prensa y se disiparon en un fulgor de violencia.

Después de atribuirse una reducción de los inmigrantes ilegales mexicanos que atravesaron en abril la frontera hacia Estados Unidos, el Proyecto Minutemen se comprometió a ubicar en octubre 15.000 voluntarios con el mismo objetivo.

Los voluntarios realizarán patrullajes a pie y a caballo o se instalarán en puestos de observación, informó Chris Simcox, jefe de los Cuerpos de Defensa Civil Minutemen, red de organizaciones e individuos estadounidenses, muchos de ellos armados.

Los Minutemen toman su nombre de un célebre grupo de milicianos de Massachusetts que en el siglo XVIII lucharon por la independencia de Estados Unidos.

A Devin Burghart, experto en movimientos antiinmigrantes del Center for New Community, no le sorprende el crecimiento de las organizaciones armadas, ni la posibilidad de que éstas originen conflictos dentro de Estados Unidos.
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”Vemos en el movimiento Minutemen una trayectoria similar a la que se constató con el movimiento de las milicias a comienzos de los años 90”, dijo Burghart a IPS.

Pero los Minutemen está en una posición mucho mejor que las milicias de aquellos años, porque ”parece basarse sobre varias redes antiinmigrantes ya establecidas para difundir su prédica”.

Hace 12 años, la Milicia de Montana, la Milicia de Michigan y varios grupos similares parecían surgir de la nada. En poco tiempo, sus operaciones concentraron la atención de los medios masivos de comunicación.

Líderes de milicias como John Trochmann, de Montana, y Norm Olsen, de Michigan, se convirtieron en extravertidos voceros de lo que era considerada una colección amorfa de activistas antigubernamentales.

”No pasó mucho tiempo para que florecieran nuevas milicias, muchas de ellas ni siquiera organizadas por los creadores del concepto original”, recordó Burghart.

”Las milicias locales cobraron entonces vida propia y se convirtieron en una suerte de movimiento de masas, a tal punto que grupos preexistentes, como los 'patriotas cristianos', comenzaron a denominarse milicias. Parece que estamos a punto de ver algo parecido con el fenómeno Minutemen”, explicó.

El crecimiento de las milicias se detuvo luego del atentado contra el edificio Joseph P. Murrah, en la ciudad de Oklahoma, en abril de 1995. En la explosión murieron 168 personas y varios cientos resultaron heridos.

El arresto, condena y ejecución de Timothy McVeigh —él mismo simpatizante de las milicias— marcó el comienzo del fin para estas organizaciones armadas. La militancia declinó y, luego, desaparecieron de la portada de los periódicos.

”Los Minutemen de hoy y las milicias de hace una década tienen, ideológicamente, mucho en común”, según Burghart. ”A pesar de su retórica de 'ley y orden', ambas se basan sobre el paramilitarismo y la intimidación como mecanismo político.”

”Ambas parecen expresión del nacionalismo 'del medio', de la noción de que los 'estadounidenses del medio' son exprimidos desde arriba por las elites económicas y que desde abajo las hordas multiculturales les chupan la sangre”, ilustró.

”Tanto las milicias como los Minutemen crearon un 'otro' demonizado, sobre la base de la ciudadanía. Las milicias contaban con el concepto de 'ciudadanos soberanos'”, en oposición a los ”ciudadanos de la 14 enmienda”, término que alude a la reforma constitucional que en 1868 consagró la igualdad de blancos y negros ante la ley, indicó Burghart.

En cambio, ”los Minuteman lo hacen sobre la condición de inmigrante”, añadió.

”Ambas se alimentan de teorías conspirativas. Las milicias, por ejemplo, manifestaban preocupación por el Nuevo Orden Mundial, mientras los Minutemen temen a La Reconquista del sudoeste de Estados Unidos por parte de México”, sostuvo el experto.

Tanto las milicias de los años 90 como los Minutemen tienen algo en común con The Posse Comitatus, grupo supremacista blanco y antisemita fundado en 1971 por William Potter Gale, un teniente coronel del ejército retirado.

Gale ”creía que todos los hombres blancos y cristianos tenían el derecho de asegurar por medio de las armas los principios de una 'república constitucional' y de desafiar los 'actos ilegales' del gobierno federal, incluidas la integración racial, los impuestos y el sistema federal de reserva bancaria”, dijo a IPS el experto Daniel Levitas, autor del libro ”The Terrorist Next Door: The Militia Movement and the Radical Right” (”El terrorista de al lado: Las milicias y la derecha radical”).

En su momento, las milicias llegaron a recibir apoyo de funcionarios elegidos democráticamente, como la legisladora Helen Chenowith, republicana del estado de Idaho, recordó Burghart.

Y ”hoy, los Minutemen son bien considerados por el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, y el congresista de Colorado Tom Tancreado, así como por miembros de la Cámara de Representantes que procuran la reforma migratoria”, indicó.

A fines de julio, poco antes del comienzo del receso veraniego del Congreso legislativo, el diputado republicano John Culberson y otros 47 legisladores presentaron el proyecto de ley de Patrulla de Protección Fronteriza.

La iniciativa implicaría la creación de un Cuerpo de Protección de la Frontera facultado para ”usar cualquier medio o fuerza autorizado por la ley para impedir que individuos ingresen ilegalmente a Estados Unidos”.

Burghart recordó que los Minutemen recibieron un tratamiento bastante benigno de los medios masivos de comunicación. ”Los medios ayudaron a convertir, de la noche a la mañana, un par de paramilitares intolerantes en superestrellas. Eso también sucedió en los 90 con las milicias”, advirtió.

Por otra parte, ”pocos periodistas se tomaron el trabajo de verificar las afirmaciones de los Minutemen sobre sus líderes, sobre asuntos migratorios en general y sobre sus propias actividades”. Por lo tanto, la mayoría de los medios ”presentaron la propaganda de los Minutemen como si fueran hechos”, añadió.

”Por ejemplo, quedó como establecido que miles de personas vigilarían la frontera, cuando, de hecho, sólo aparecieron entre 140 y 160. Los periodistas de Arizona exageraron la presencia de los Minutemen”, afirmó Burghart.

Los medios de comunicación también ”ignoraron el racismo de los Minutemen, la ilegalidad de sus acciones y el peligro que éstas representan. Por el contrario —añadió—, los presentaron como héroes de nuestros días”.

Las voces críticas en los informes de prensa analizados por Burghart eran ”las de un latino o latina solitarios que se quejaban de este enorme movimiento que se envuelve en la bandera de Estados Unidos”.

En abril, cuando los Minutemen se instalaron en una franja de 32 kilómetros entre el estado mexicano de Sonora y el estadounidense de Arizona, no hubo incidentes violentos importantes. Pero a medida que el movimiento extiende sus alas y acoge a miles de voluntarios, la violencia parece inevitable.

”Al igual que otras desventuras paramilitares, los Minutemen se inspiran en la desatinada noción de que los ciudadanos, individualmente considerados, tienen el derecho irrestricto de usar las armas y la intimidación para aplicar sus interpretaciones particulares de la ley y de la Constitución”, dijo Levitas.

Como antes The Posse Comitatus y las milicias, el éxito de los Minutemen ”se deriva de la capacidad de unir racismo y militancia derechista con frustraciones aparentemente más aceptables sobre política migratoria. Pero su ruina estará en los delitos de sus líderes y en la violencia inevitable”, concluyó el experto.

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(*) Bill Berkowitz es un connotado observdor del movimiento conservador estadounidense. Publica periódicamente la columna ”Conservative Watch” en la revista electrónica WorkingForChange.org.

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