CAMBOYA: Genocidio del Jemer Rojo aún sin tribunal

La llegada de un grupo de evaluación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Camboya, prevista para el mes próximo, ha despertado esperanzas de que se acelere el proceso para juzgar a los líderes sobrevivientes del régimen genocida del Jemer Rojo (1975-1979).

El trabajo que el equipo de la ONU debe efectuar para establecer el tribunal especial que juzgará al Jemer Rojo, acusado de haber asesinado a 1,7 millones de camboyanos, será tan importante como lo logrado en mayo, cuando el foro mundial anunció que las condiciones legales y financieras necesarias para el proceso finalmente habían sido acordadas.

"Habrá muchos hitos que alcanzar desde ahora y hasta el comienzo del juicio", dijo Helen Jarvis, asesora del Consejo de Ministros de Camboya. "La selección y el nombramiento de jueces y fiscales, así como su juramento, serán importantes".

También confirmó, en entrevista con IPS, que podría llevar meses que el primer sospechoso de genocidio se enfrente al tribunal. "Tras el juramento de los jueces, que el primer acusado esté en el banquillo podría insumir hasta 12 meses".

Estas señales de lentitud sirven para recordar el difícil viaje de los planes para crear un tribunal especial auspiciado por la ONU.

El lunes, el primer ministro camboyano Samdech Hun Sen dijo que el proceso puede no transcurrir como estaba previsto, a causa de un déficit financiero que la comunidad internacional debe asumir, dijo.

"Si ellos no otorgan el dinero, entonces no se puede establecer el tribunal. Yo no tengo el dinero", dijo a los medios.

La disputa financiera trajo a la superficie una preocupación sobre el compromiso de Hun Sen con el proceso a los líderes del Jemer Rojo. Cualquier retroceso de Phnom Penh será visto como un incumplimiento del pacto entre el gobierno y la ONU en materia de finanzas, indicaron activistas por los derechos humanos.

"El gobierno tiene la obligación de reunir los fondos", dijo Youk Chhang, director del Centro de Documentación de Camboya, un organismo con sede en Phnom Penh que ha recabado pruebas y testimonios de las atrocidades cometidas por el Jemer Rojo, para elevarlas al tribunal especial.

"Negarse a financiar el tribunal será una violación de ese acuerdo", opinó.

Dos fuentes han ofrecido fondos a Camboya: el gobierno japonés, mediante ayuda al desarrollo, y la comunidad empresarial camboyana, agregó Chhang. "El dinero está ahí. Todo lo que el gobierno tiene que hacer es utilizarlo", dijo.

Tras el acuerdo de este año, la ONU anunció que los donantes internacionales se habían comprometido con 43 millones de dólares para el tribunal —que funcionará durante tres años — y que se esperaba que Camboya recaudara los restantes 13,3 millones de dólares.

Hasta el momento, Camboya sólo ha podido aportar 1,3 millones de dólares de los 56,3 que deben reunirse en total.

Esos números no incluyen otros montos que Camboya, uno de los países más pobres del sudeste asiático, ha acordado aportar a los procesos, explicó Jarvis, la asesora del gobierno.

"Camboya aceptó costear 5,6 millones de dólares de gastos indirectos durante el funcionamiento del tribunal, como arresto y detención de sospechosos y asistencia médica".

La actitud de Hun Sen tiene antecedentes. El primer ministro ha irritado a activistas poniendo obstáculos desde que comenzaron las negociaciones con la ONU para crear el tribunal, hace casi una década.

Uno de esos obstáculos fue la presión de Phnom Penh para designar una mayoría de jueces camboyanos, contrariando planes iniciales de que el tribunal estuviera dominado por magistrados internacionales.

En julio, activistas por los derechos humanos alertaron sobre los movimientos de Phnom Penh para seleccionar jueces camboyanos en secreto.

El 17 de abril se cumplió el trigésimo aniversario del ingreso del ultramaoísta Jemer Rojo a Phnom Penh. Cerca de 1,7 millones de camboyanos fueron muertos en ejecuciones, trabajos forzados y hambrunas durante los cuatro años de terror en los que actuó el régimen, hasta 1979, cuando fuerzas vietnamitas invadieron el país.

Pol Pot, líder del Jemer Rojo, se salvó de la justicia al morir en 1998. Y algunos camboyanos se preguntan si quien fue ministro de Relaciones Exteriores durante del régimen, Leng Sary, también escapará del tribunal. El gobierno de Hun Sen lo había amnistiado.

Actualmente, sólo dos ex líderes del Jemer Rojo —Ta Mok, el jefe militar, y Kaing Khek Lev, o Duch, quien dirigió el macabro centro de interrogatorios de Tuol Sleng, en Phnom Penh— están detenidos a la espera de juicio. Duch fue responsable de casi 16.000 muertes de hombres, mujeres, niñas y niños torturados y ejecutados en ese centro.

Hun Sen será vigilado de cerca por los activistas cuando comiencen los procesos, y no sólo por su historial de líder autócrata que pone obstáculos a la justicia.

El primer ministro también integró el Jemer Rojo, hasta que desertó para sumarse al gobierno pro vietnamita que gobernó Camboya tras la expulsión de Pol Pot del poder.

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