La apatía prevalece en Chile a 15 años de recuperada la democracia, al punto de que 56 por ciento de los entrevistados en una encuesta nacional admitieron no participar en organización alguna y 82 por ciento de ellos dijeron no haber acudido nunca a una autoridad en busca de soluciones.
Existe un importante déficit en el ejercicio de los derechos de ciudadanía, acompañado de una persistente desconfianza en la política, señalaron a IPS dirigentes de organizaciones no gubernamentales al comentar los resultados de la Primera Encuesta Nacional sobre Participación Ciudadana.
La consulta fue realizada por la red Más Voces, que reúne a grupos de la sociedad civil preocupados de promover y fortalecer la democracia como Corporación Participa, Corporación para la Innovación en Ciudadanía, Fundación Ideas, Instituto Libertad, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y la Asociación Chilena de Organización No Gubernamental Acción.
La encuesta, aplicada a un universo de 7.200 personas en seis de las 13 regiones del país y de junio a diciembre de 2004, mostró como los temas que más preocupan a la población son la seguridad ciudadana, para 69 por ciento de los consultados, la falta de oportunidades de trabajo, para 46 por ciento, y la drogadicción, para 33 por ciento.
La solución de esos problemas pasa por recurrir a la familia, según 41 por ciento de los entrevistados, por la organización de vecinos para 36 por ciento y por la municipalidad en gestiones grupales para 35 por ciento.
También los encuestados creen que la asociación colectiva puede influir en la resolución de problemas locales como seguridad, en 94 por ciento de los casos, en aseo en 93 por ciento, y en la creación de áreas verdes en 90 por ciento de los consultados.
Empero, esos indicadores bajan de modo notorio cuando se consulta sobre la incidencia colectiva para resolver asuntos nacionales, como transporte, empleo y salud.
En la práctica, hay una baja frecuencia asociativa, como lo demuestra que 65 por ciento de los encuestados declararon no trabajar nunca o casi nunca con otros para la resolución de sus problemas.
De 44 por ciento de ciudadanos que participa en al menos una organización, 34 por ciento lo hace en algún grupo religioso, 26 por ciento en juntas de vecino y 22 por ciento en clubes deportivos.
La negociación directa con las autoridades es la acción ciudadana que se considera más al alcance, al menos para 33 por ciento de los incluidos en la consulta, en tanto que 23 por ciento se conformó con el nivel mínimo de participación: la información sobre decisiones de las autoridades.
Sólo 18 por ciento de ellos han concurrido, en conjunto con otros, ante una autoridad para la solución de algún problema y quienes más optan por esa alternativa son aquellos que participan en alguna forma asociativa. Del mismo modo, 49 por ciento de éstos han obtenido una respuesta positiva, por encima de 38 por ciento de buenos resultados entre quienes no participan.
Para 58 por ciento de la ciudadanía encuestada, las estrategias participativas no sólo son preferidas sino que se perciben como eficientes al momento de solucionar directamente los problemas. Sólo 25 por ciento opta por la inacción a la espera de la solución emanada desde las autoridades.
El informe indica que la existencia de mecanismos de participación institucional en el nivel comunal (municipal) es reconocida sólo parcialmente.
Existe poca información sobre instituciones de participación local y regional, siendo las oficinas de reclamos las más reconocidas, según 55 por ciento de los entrevistados. Esto contribuye a la escasa participación en instancias como la audiencia pública o el plebiscito comunal.
El estudio de Más Voces divulgados este mes señala, además, que determinadas reformas institucionales reciben una notable aprobación.
A 81 por ciento de los entrevistados le parece muy conveniente la revocatoria del mandato de autoridades electas, 80 por ciento opina lo mismo sobre la iniciativa popular de ley y a 78 por ciento le parece así mismo muy conveniente la obligatoriedad de referéndum.
La encuesta constató, según señalan sus conclusiones, una desconfianza en los dirigentes y autoridades expresada en el mayor apoyo a la iniciativa de democracia directa como la revocatoria de mandato, asimismo existe un mayor acuerdo sobre que los dirigentes acaparan poder y actúan en su propio beneficio.
Gonzalo de la Maza, integrante de Más Voces, explicó que el estudio revela que la participación se presenta muy segmentada y dispersa. Para un sector importante, participar es sólo estar informado de lo que las autoridades realizan.
Un segundo bloque muestra en los encuestados una altísima disposición a involucrarse, están más informados, actúan colectivamente y algunos de ellos han acudido a la autoridad. Mientras un tercer segmento asocia la participación a la actuación de la autoridad, con una actitud asociativa menos autónoma.
De la Maza advirtió cierta masividad de participación, aunque con un grupo excluido, pero esa participación no se traduce en ejercicio de ciudadanía.
Las participaciones más masivas son aquellas donde las personas se involucran menos, con poca consecuencia en el ejercicio de derechos, de demandas concretas con un sentido cívico más fuerte, apuntó.
En esa materia, habría más actitud que práctica. La predisposición es positiva, pero las prácticas participativas parecen ser más débiles. Tal vez si hubiese mejores canales para hacerlo, esa actitud se podría canalizar en práctica, comentó el activista.
Necesitamos mecanismos conocidos, transparentes, accesibles, legítimos y vinculantes, agregó, para luego indicar que ese es un desafío de innovación para crear canales de participación con posibilidades de acción efectiva.
Fortalecer la democracia exige una sociedad civil más poderosa, amplia, equitativa y diversa, que no sólo dé cuenta de la presencia de ciertos sectores de poder que tienen impacto y logran influir en las agendas públicas. Eso pasa no solamente por la promoción de las organizaciones, sino también por fomentar la difusión pública de lo que la sociedad civil realiza, enfatizó.
Por su parte, María Luisa Brahm, directora ejecutiva del Instituto Libertad, dijo a IPS que lo preocupante es la disociación entre el nivel de participación y las herramientas que existen para ello, sobre a todo a nivel municipal, que se supone es la autoridad más cercana a la gente.
Las herramientas que hoy día existen o son ineficaces o no han tenido suficiente publicidad para que la gente las use en beneficio personal o al grupo al que pertenece, comentó.
La participación es, por naturaleza, voluntaria, y nuestro mundo está cada vez más segmentado, somos muy individualista y las convocatorias resultan cuando hay cosas concretas porque el interés no es teórico, aclaró Brahm.
Según la experta, las organizaciones religiosas y deportivas responden a alguna necesidad de la persona, a un objetivo superior en la vida, ya sea espiritual o asociado al tiempo libre.
Si bien, hay un desprestigio de la actividad política en general, lo fundamental es la democracia y, para que ésta se fortalezca, es indispensable una alianza fuerte entre los partidos políticos y la sociedad civil, subrayó.
Para Andrea Sanhueza, directora de la Corporación Participa, la participación se utiliza poco para incidir en la acción pública, ejercer los derechos ciudadanos y lograr cambios en el país y en el sistema.
Los ciudadanos prefieren el 'pituto' (compadrazgo) que ocupar un canal instalado para la participación, porque de esa forma obtienen más resultado. Se requiere un cambio cultural grande de las autoridades, la institucionalidad y de nosotros, los chilenos, sobre cómo enfrentamos el problema y cuáles son las vías que decidimos ocupar para solucionarlos, dijo Sanhueza a IPS.
La activista sostuvo que, a 15 años del final de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), la escasa participación ciudadana y la desconfianza en la institucionalidad dispuesta para estos efectos constituyen una deuda que la democracia tiene con los chilenos.
Todavía tenemos mecanismos heredados que no hemos sido capaces de reconocer que lo son y que hay que mejorarlos. Es un tema pendiente muy importante para los candidatos a presidente para las elecciones del 11 de diciembre de este año, sentenció.
Los chilenos debemos entender que las cosas públicas son de todos, que también dependen de nosotros y que sí tenemos poder para poder influir, pero estamos un poco dormidos todavía, concluyó Sanhueza. (