PERIODISMO-ZIMBABWE: Menos prensa y menos libertad

Hace un año, Zimbabwe fue incluido en la lista de ”los peores lugares del mundo para ser periodista” por el Comité para la Protección de Periodistas, con sede en Nueva York, y poco ha mejorado desde entonces, aunque el gobierno anuncia su voluntad de apertura.

A comienzos de este año debió cerrar el semanario The Weekly Times, una de las pocas publicaciones independientes quedaban, porque la Comisión de Información y Medios de Comunicación, controlada por el Estado, le retiró la licencia.

La Ley de Acceso a la Información y Protección de la Privacidad (Aippa, por sus siglas en inglés), aprobada en 2002, establece que periodistas y editoriales necesitan un permiso de esa Comisión para operar. Los medios de comunicación tienen prohibido emplear a los periodistas carentes de licencia, quienes se exponen además a condenas de hasta dos años de cárcel.

Los permisos para periodistas se deben renovar anualmente, y los otorgados para editar periódicos, cada dos años.

En 2003 habían debido cerrar, por retiro de sus licencias, The Daily News, el único diario privado del país, y su publicación dominical The Daily News on Sunday. En 2004 ocurrió lo mismo con el semanario The Tribune

”El miedo a que un permiso no sea renovado, si se escribe algo que al gobierno no le guste, ha introducido cierto factor de autocensura”, señaló el secretario general de la Unión de Periodistas de Zimbabwe, Foster Dongozi, quien escribe en el semanario independiente The Standard.

”Hay que ser cauteloso al informar sobre cuestiones que el gobierno considera delicadas”, apuntó.

Dongozi destacó que para recibir una licencia no sólo hay que aportar información sobre calificaciones profesionales, sino también otra cuya demanda alimenta temores, como ”lugares de residencia, números de teléfono privados, direcciones de correo electrónico, números de pasaporte y datos acerca de los cónyuges, incluyendo sus lugares de trabajo”.

La incertidumbre acerca de las intenciones de la Comisión de Información lleva a muchos periodistas a brindarle datos falsos, o a eludir los requisitos de la Aippa y trabajar con seudónimos, adujo.

Pero incluso periodistas con permisos en regla afrontan hostilidad de funcionarios y de dirigentes de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF, por sus siglas en inglés), que los acusan de reunir información para partidos opositores.

Dongozi aseguró que han existido actos de ”hostigamiento a reporteros en actos del partido gobernante” y que el opositor Movimiento por el Cambio Democrático, a su vez, mira con recelo a los periodistas de medios estatales.

De todos modos, la ZANU-PF es ”culpable en la mayoría de los casos”, alegó.

Otra amenaza para los periodistas zimbabwenses es una ley que tipifica como delito, sancionable con fuertes multas, hasta veinte años de cárcel o ambas cosas, la difusión de datos que luego resulten ser falsos y que puedan promover ”desorden público o violencia pública”.

El efecto de esa norma es que muchos periodistas se abstienen de publicar importantes revelaciones perjudiciales para el gobierno, por temor a no poder demostrar luego la veracidad de todas y cada una de las informaciones.

La misma ley establece que es delito divulgar declaraciones ”ofensivas” o ”indecentes” acerca del presidente, una definición muy laxa que entre otras cosas atemoriza a los caricaturistas políticos-

Sin embargo, el nuevo ministro de Información, Tichaona Jokonya, ha declarado que desea mejorar las relaciones entre el gobierno y la prensa independiente.

El antecesor de Jokonya fue Jonathan Moyo, considerado el principal inspirador de la Aippa y expulsado de la ZANU-PF por desacatar una directiva de ese partido al presentarse como candidato independiente en las elecciones parlamentarias realizadas el 31 de marzo.

En una reunión de directores de periódicos estatales y privados, Jokonya pidió sugerencias para reformar Aippa, y eso ha alentado un cauteloso optimismo entre los periodistas.

Vincent Kahiya, director del semanario privado The Independent y asistente a esa reunión, afirmó que el ministro parecía muy entusiasmado con la posibilidad de liberalizar el marco legal para la actividad periodística, pero añadió que ”está por verse si el sistema le permite desarrollar su agenda”.

Dongozi expresó su escepticismo ante esa iniciativa, y comentó que ”bien puede ser una pose diplomática”, aunque dijo ser partidario de los medios de comunicación aprovechen la ”ventana de incertidumbre” creada por Jokonya.

El actual clima de distensión sigue a la victoria de la ZANU-PF en los comicios de marzo, considerados fraudulentos por opositores y observadores de potencias occidentales, al igual que las anteriores elecciones legislativas, realizadas en 2000, y la presidencial de 2002.

En 2000 hubo también fuertes controversias nacionales e internacionales acerca de la ocupación de granjas comerciales por parte de presuntos veteranos de la guerra que de liberación de los años 70, en forma paralela un programa de reforma agraria impulsado por el presidente Robert Mugabe, de 81 años y gobernante desde que el país se independizó de Gran Bretaña en 1980.

El desplazamiento de terratenientes blancos agravó la situación económica del país, también perjudicada por cuatro años de intervención militar en República Democrática del Congo y por otros problemas relacionados con mala administración.

La última palabra sobre una eventual modificación de la Aippa será de Mugabe, quien la calificó de ”buena ley” y aseveró que había llegado para quedarse, en una entrevista concedida a la emisora estatal de radio y televisión de Sudáfrica poco después de las elecciones de marzo.

Esas palabras del presidente no inspirarán confianza a los periodistas zimbabwenses este martes, Día Mundial de la Libertad de Prensa. (

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