OEA: Insulza enfrenta nubarrones interamericanos

Chile conquistó este lunes por segunda vez en su historia la secretaría general de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a través de José Miguel Insulza. Pero el abrumador respaldo al postulante no despeja los nubarrones que amenazan la vigencia del foro del hemisferio occidental.

Tras la votación de la asamblea de la OEA en Washington, en que recibió el apoyo de 31 de los 34 estados miembros, el propio Insulza señaló en su discurso que la organización ”vive un momento complejo”, carente de apoyo político de todos sus integrantes y con ”un déficit presupuestario crónico”.

La elección del actual ministro del Interior del gobierno de Ricardo Lagos fue asegurada el viernes, cuando quedó como único postulante en carrera tras el retiro del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, pero no se produjo por aclamación unánime, ya que Bolivia votó en contra, en tanto Perú y México se abstuvieron.

Así, el nuevo secretario general tiene entre los futuros nubarrones de su gestión la persistente reclamación boliviana a su país de una salida soberana al océano Pacífico, tras la pérdida de su litoral costero a manos de Chile, en la guerra de 1879 a 1883.

Lima, que también guarda litigios históricos con Chile, fundamentó su abstención en las acusaciones de que Santiago vendió armas a Ecuador en su guerra con Perú de 1995, rompiendo así su carácter de garante del Protocolo de Río de Janeiro, sobre límites entre los dos países.

La operación que posibilitó el triunfo de Insulza, que cristalizó en Santiago durante una reunión internacional, tuvo como protagonista determinante a Condoleezza Rice, la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, quien retiró el apoyo que el presidente George W. Bush daba a Derbez.

Jorge Insunza, jefe de la Comisión Internacional del Partido Comunista de Chile, dijo a IPS que la elección de Insulza ”tiene significación política nacional e internacional porque constituyó una muy fuerte derrota de los Estados Unidos”, que en marzo ya había forzado el retiro de su primer candidato, el ex presidente salvadoreño Francisco Flores.

Para el dirigente comunista, la OEA es un organismo ”insanablemente orientado a la mantención de la dominación norteamericana (estadounidense) sobre nuestros países, y más allá de los buenos deseos y las buenas intenciones que no descarto que Insulza tenga, para nosotros el pronóstico de que se pueda cambiar es bastante dudoso”.

”Si bien es cierto que la candidatura de José Miguel Insulza representó a los países soberanistas, a los países que pugnan por la integración latinoamericana y caribeña, en la práctica esta postura ha quedado condicionada por este resultado final”, posibilitado por la operación de Rice, apuntó Insunza.

En su primera reacción tras la elección de Insulza, el secretario de Estado adjunto de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Roger Noriega, planteó que ”los valores de la democracia y los derechos humanos” deben ser promovidos ”en todas las Américas, incluyendo a Cuba”.

La Habana está excluida de la OEA desde 1962, cuando se acusó al gobierno de Fidel Castro de promover guerrillas marxistas en el continente, e Insulza dijo este lunes en su primera conferencia como secretario elegido que no impulsaría ninguna política por el retorno de Cuba a la organización ”mientras no exista consenso” de los otros 34 estados.

Éste fue uno de los primeros planteamientos concretos de Insulza sobre uno de los temas cruciales que arrastra la OEA, más allá de la retórica de su discurso en que abogó por el ”establecimiento de reglas que conduzcan, en un mundo global, hacia formas más justas y maduras de integración, proyectando una perspectiva regional rica en su diversidad”.

”Es un anacronismo absoluto que Cuba no esté ocupando su silla en la OEA. Esto es anacrónico, es simplemente un resabio del pasado, que responde en parte a la influencia de la comunidad cubana (anticastrista) residente en los Estados Unidos”, comentó a IPS el analista internacional chileno Raúl Sohr.

”Esta semana se cumplieron 30 años del fin de la Guerra de Vietnam, y Estados Unidos tiene relaciones normales con ese país, no tiene mayores pleitos con una nación en que perdió 58.000 hombres y libró una guerra por más de 10 años. ¿Y no puede normalizar sus relaciones con Cuba?”, apuntó Sohr.

Para el experto, el obstáculo central para que Insulza haga de la OEA un foro más democrático, y remonte la hegemonía de los Estados Unidos, pasa por el hecho de que los 34 estados que participan en la organización ”tienen intereses divergentes y muchos prefieren la diplomacia bilateral”.

Así ocurre en la actualidad en Ecuador, donde tanto Brasil como Estados Unidos han exigido al gobierno de Alfredo Palacio —quien como vicepresidente asumió la presidencia tras la destitución de Lucio Gutiérrez a fines de abril—, que convoque a elecciones y obtenga un mandato en las urnas.

Tanto la destitución de Gutiérrez por simple mayoría del parlamento, como la caída del presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, en febrero de 2004, ”sacado por tropas extranjeras y llevado a un país africano en un avión sin insignia”, muestran que la cláusula democrática de la OEA no se aplica, apuntó Sohr.

Insulza pidió en su discurso ante la asamblea de la OEA ”a todos los estados miembros, que le demos a esta organización un lugar en los sueños y las esperanzas de los pueblos de las Américas”.

Agregó, sin embrago, que ”la organización vive un momento complejo” y que ”sin el apoyo político de todos sus miembros es difícil pensar en una rehabilitación, en iniciar una nueva etapa, en tener la capacidad de priorizar y focalizar nuestro trabajo”.

La aspiración del nuevo secretario general de hacer de la OEA el foro fundamental del diálogo latinoamericano con los Estados Unidos, de la integración y de la promoción de la democracia y los derechos humanos, choca también con la realidad de ”un déficit presupuestario crónico”.

La hegemonía de Estados Unidos en el foro hemisférico no emana solo de su condición de gran potencia, sino también del hecho de que ese país aporta más de 60 por ciento del presupuesto de la OEA.

”Estados Unidos no soporta una OEA que sea representativa en verdad de la inmensa mayoría de los países latinoamericanos y caribeños, que tienen intereses contrapuestos con los intentos de dominación de la potencia imperial”, dijo Insunza a IPS.

Según el dirigente comunista, la democratización del foro interamericano ”no es un problema de platas, es un problema de voluntad política, porque en definitiva una OEA mucho más modesta, pero que trabajara con un sentido latinoamericanista, perfectamente podría ser una gran organización internacional”.

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