SALUD-ANGOLA: El peor brote de fiebre de Marburgo

El brote epidémico de fiebre hemorrágica de Marburgo en Angola, el más grave del mundo conocido hasta ahora, mató ya a 237 personas y se ensaña particularmente con niñas y niños pequeños.

La gravedad de la enfermedad está dada por su grado de contagio y la cantidad de víctimas, según la estimación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La mortalidad del brote epidémico es de 91 por ciento de los casos, y 80 por ciento de las víctimas son niñas y niños menores de cinco años.

Pese a que el virus infecta a los seres humanos independientemente de su edad, este perfil de la epidemia puede explicarse por la mayor vulnerabilidad de los niños, casi siempre desnutridos y que ya son portadores de otras enfermedades, como diarrea y malaria.

Informaciones divulgadas este martes en Lisboa citando a autoridades sanitarias angoleñas, indican que hasta la noche del lunes, la fiebre de Marburgo había matado a 237 personas en 261 contagios registrados, con un aumento de cuatro casos y dos muertes en los últimos dos días.

Los nuevos contagiados y las muertes ocurrieron en la provincia de Uíge, en el norte del país, donde está localizado el foco de la epidemia. Las provincias de Luanda, Cabinda, Cuanza Norte, Cuanza Sul, Malange y Zaire, las otras seis que se encuentran en estado de alerta, no registraron nuevos casos por segundo día consecutivo.

Los equipos de vigilancia médica están controlando a 518 personas en la región norte, 406 de las cuales se encuentran en Uíge, 93 en la comarca de Amboim, en la provincia de Cuanza Sul, 10 en Mbanza Congo, capital de la provincia de Zaire, y los restantes en la capital, Luanda.

Este control es realizado a personas que tuvieron contacto directo con infectados, y es una de las medidas destinadas a frenar la proliferación de la epidemia, junto con el confinamiento de los enfermos.

La infección no puede prevenirse con vacunas, y tampoco existen medicamentos eficaces para combatirla.

La OMS había anunciado el viernes que los casos estaban siendo reclasificados, por lo que no proporcionó cifras referidas a la totalidad de ese vasto país, de 1,4 millones de kilómetros cuadrados y 12 millones de habitantes.

En el terreno se encuentran equipos médicos y enfermeros enviados por el Ministerio de Salud de Portugal, especialistas de la OMS, del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, con sede en Atlanta, y de la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras, en un esfuerzo conjunto con las autoridades angoleñas para intentar evitar la propagación de la enfermedad.

Portugal inició su ayuda a la mayor de sus ex colonias africanas a mediados de marzo, enviando material médico-sanitario, antipiréticos, desinfectantes para el agua, guantes, máscaras, ropa de cama desechable y bolsas plásticas para cadáveres.

La infección viral se manifiesta de manera rápida como un síndrome febril hemorrágico, presentando como primeros síntomas dolores de cabeza y musculares, fiebre alta, malestar general, vómitos, diarrea y náuseas. La fase hemorrágica aparece en una segunda etapa.

La infección es causada por el virus de Marburgo, aislado en 1967 en un laboratorio de la ciudad alemana del mismo nombre, perteneciente a la misma familia que el agente patógeno de la fiebre hemorrágica del Ébola.

No está claro cuál es la especie animal reservorio del virus, aunque está documentado que el mono verde es su principal portador.

La OMS está confeccionando un plan de acción para controlar el brote, y ha alertado que para ponerlo en práctica será necesario un apoyo sustancial de recursos de la comunidad internacional.

Una de las prioridades más urgentes, según los peritos de la OMS, consiste en conseguir que la población entienda mejor la enfermedad y acepte las medidas de control. Con tal propósito, los expertos en el terreno han celebrado reuniones con los ”sobas” (jefes tribales) de Uíge.

Las autoridades de la provincia han liberado a los sobas de sus deberes habituales durante siete días, con el fin de que puedan acompañar a los equipos médicos y móviles de vigilancia en la búsqueda de casos y la recolección de cadáveres, decisión calificada por la OMS como ”un importante paso para conseguir que la población acepte las medidas necesarias para controlar el brote”.

La agencia de la Organización de las Naciones Unidas decidió solicitar la ayuda de los sobas, muy respetados por la población, en todos los demás municipios afectados por la enfermedad, con el apoyo de las autoridades angoleñas.

En respuesta a un llamamiento internacional de la OMS, Alemania, Holanda, Gran Bretaña, Suecia y la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea, se comprometieron a proporcionar fondos para financiar las actividades de asistencia y prevención.

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