PERIODISMO-RUSIA: ¿Glasnost? ¿Qué glasnost?

Veinte años después de que el entonces presidente de la hoy disuelta Unión Soviética, Mijail Gorbachov, lanzara el proceso de apertura política conocido como perestroika, muchos periodistas lamentan estar, otra vez, en la mira del Kremlin.

La glasnost (transparencia), uno de los principios fundamentales de la perestroika, se ensombrece otra vez, dijeron en Turín, Italia, periodistas, expertos y activistas reunidos para la conferencia ”1985-2000: 20 años que cambiaron el mundo”.

Como reflejo de esta renovada preocupación, la organización estadounidense de defensa de la libertad de expresión Freedom House cambió en su último informe la calificación de Rusia de ”parcialmente libre” a ”no libre”.

”El retroceso de Rusia en esa categoría es la culminación de una tendencia de concentración de la autoridad política bajo el presidente Vladimir Putin, de intimidación de los medios y de politización de la justicia”, indicó Freedom House.

”Mi opinión personal es que, 20 años después del glasnost y la perestroika, la prensa de Rusia se acerca al estado en que estaba en 1986”, dijo a IPS la jefa de programas de Freedom House, Barbara Assenova, quien asistió en Turín a la conferencia organizada por el Foro Político Mundial, organización fundada por Gorbachov.

En enero, la Fundación de Defensa de la Glasnost (FDG), una organización rusa, compendió una serie de ataques contra los medios de comunicación, incluidos casos de censura, la clausura de estaciones de radio y televisión, la violación de los derechos de los periodistas, y restricciones al acceso a la información.

Pero la crítica situación no ha originado protestas de importancia en Rusia.

Pero la periodista Galina Ackerman, corresponsal de Radio Francia Internacional y autora de un informe sobre el accidente en la central nuclear de Chernobyl, dijo a IPS que la situación no es tan preocupante.

Ackerman sostuvo en ese sentido que, si bien el Kremlin controla las estaciones de televisión, existen periódicos independientes, como Novaya Gazeta, e incluso radios, como Eco, de Moscú, y no hubo detención de periodistas.

El problema fundamental, según ella, es que los profesionales ”prefieren la autocensura” para evitar riesgos, tanto judiciales como económicos, explicó.

El presidente de la FDG, Aleksei Simonov, dijo a IPS que algunos medios son independientes, pero no neutrales. ”El problema es la falta de una prensa imparcial. Nadie, ningún político o financiero, respalda a la prensa neutral”, afirmó.

Diecisiete de los 30 periódicos del distrito de Karelia reciben subsidios federales, sostuvo Simonov.

”Los medios no gubernamentales son muy raros en el distrito. Sobrevivieron debido al deseo de las empresas locales de contar con periódicos alternativos al alcance de la mano, o por el involucramiento de sus responsables en actividades partidarias”, afirmó.

Como norma, los gerentes generales de esas empresas son personalidades políticas, explicó Simonov.

Desde hace tres años, las leyes de Kaliningrado ofrecen al público mecanismos para acceder a información sobre los procedimientos públicos, pero solo seis personas los aplicaron, sostuvo el activista.

Una de las principales personalidades del proceso de perestroika y actual presidente de la Fundación Internacional por la Democracia en Rusia, Alexander Yakovlev, dijo que la actual fase histórica sigue un modelo autoritario.

El gobierno, explicó, puede clausurar con facilidad cualquier medio de comunicación, pero prefiere apelar a los periodistas para que canalicen información de fuentes oficiales.

Como consecuencia, cae la confianza de los rusos en los medios, indicó Yakovlev a IPS. Ahora prefieren canales satelitales de televisión o sitios de medios europeos o estadounidenses en Internet.

Ackerman atribuye la escasez de medios libres a que los mecanismos de comunicación del estalinismo nunca se removieron del todo. ”Los que luchan por la libertad de expresión, los derechos humanos y la autodeterminación de los chechenos son una minoría”, se lamentó la periodista.

Además, la libertad de expresión está lejos de las prioridades de los rusos. Según una encuesta realizada por el activista Mijail Gorshkov, las principales preocupaciones son la mala calidad de vida, la crisis económica y la incapacidad del gobierno en atender las necesidades urgentes de la población.

A los ojos del público ruso, ”la democracia es lo que permite, en primer lugar, alcanzar el bienestar individual, luego la justicia social y, finalmente, mantener la ley y el orden”, dijo Gorshkov en Turín.

La libertad de prensa y la autocensura son preocupantes solo para unos pocos, concluyó.

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