Todos los sectores políticos y sociales del país manifestaron su pesar por la muerte de la política Gladys Marín, líder del Partido Comunista de Chile (PC), una las más fervientes luchadoras contra la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La ex parlamentaria de 63 años pidió que sus restos fueran velados en la sede del ex Congreso Nacional, en Santiago, a la que llegaron el presidente Ricardo Lagos, quien decretó dos días de duelo nacional este lunes y el martes, representantes de todos los sectores políticos y miles de simpatizantes.
En los comentarios se destacó la convicción y consecuencia política de Marín, quien debió partir clandestinamente a la ex Unión Soviética en 1974, poco después que el presidente socialista Salvador Allende (1970-1973), fuera violentamente derrocado por Pinochet.
Tras cinco años en Moscú, Marín retornó ilegalmente a Chile en 1978 y vivió bajo distintas identidades para evadir el férreo cerco de los organismos de inteligencia de la dictadura hasta 1990, cuando Chile recuperó la democracia y ella su vida pública.
Gladys Marín Millie, maestra y declarada allendista, murió acompañada de familiares, amigos y camaradas en la madrugada del domingo a causa de un glioblastoma multiforme, tumor cerebral muy agresivo que le fue detectado en septiembre de 2003.
También acudieron al velorio la viuda de Allende, Hortensia Bussi, de 90 años, el máximo representante de la Iglesia Católica, cardenal Francisco Javier Errázuriz, abogados defensores de derechos humanos y precandidatos presidenciales de todas las fuerzas políticas.
En el lugar se dispuso una gigantografía estampada con su rostro y el texto Con Gladys mil veces venceremos. Su féretro fue cubierto con la bandera del PC y rosas rojas. Los asistentes escucharon canciones del cubano Silvio Rodríguez, amigo personal de la dirigente.
Marín militó más de 50 años en el PC. Fue elegida diputada en 1965, a los 23 años, cargo que ocupó hasta 1973, y se transformó, en 1994, en la primera mujer del mundo que comandó un partido comunista, liderazgo que mantuvo hasta su muerte, primero como secretaria general y después como presidenta.
Marín se postuló al Senado en 1997, y obtuvo la octava mayoría a nivel nacional, pero no resultó electa por las distorsiones del sistema electoral chileno binominal. También fue candidata a la presidencia en 1999, cuando logró menos de cuatro por ciento de sufragios.
El sistema binominal en los comicios de diputados y senadores, consiste en la elección de dos representantes por cada distrito, lo que sólo da representación parlamentaria a las dos primeras mayorías por igual.
Desde el PC (que desarrolló un brazo armado, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, responsable del atentado contra Pinochet en 1987), batalló duramente contra el régimen militar, acusado de la muerte de más de 3.000 personas en 17 años.
Ya en democracia, Marín se opuso a la Concertación (coalición de centroizquierda que gobierna desde 1990), a la que acusaba de administrar el país de acuerdo con doctrinas neoliberales, sin atreverse a suprimir enclaves dictatoriales como el sistema electoral binominal, que hasta hoy impide al PC la representación parlamentaria.
El ministro del Interior, José Miguel Insulza, dijo que Marín es un símbolo de la mujer chilena, y añadió que la bandera estará a media asta y se suspenderán todos los actos públicos que no sean esenciales.
También se acordó que los funerales se realizarán este martes, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
Ella ha concitado todo nuestro respeto y admiración, porque en vida fue una gran luchadora, muy coherente y jugada por sus propias causas, dijo a IPS el presidente del Senado, Hernán Larraín, del derechista partido Unión Demócrata Independiente.
Más allá de las afinidades o discrepancias que hayamos tenido, al final uno respeta a las personas por la capacidad de entregarse por las cosas que creen, agregó el parlamentario de la oposición.
El diputado democristiano Waldo Mora dijo a IPS que Marín se ganó el respeto de todos los chilenos, al margen de las diferencias, por la consecuencia que tuvo en la lucha de sus posiciones políticas.
Mora destacó que fue un baluarte en la lucha contra el régimen militar y su muerte es una gran pérdida para la política en Chile. Creo que la diversidad es una de las cosas que fortalece nuestro sistema político y opiniones como las de ella muchas veces hacían pensar y meditar. Era una voz que se hacía escuchar, expresó el congresista.
El 12 de enero de 1998 Marín presentó por primera vez una querella judicial contra Pinochet, por delitos de genocidio, secuestro, asociación ilícita e inhumación ilegal.
Uno de los grandes dolores de Marín fue la desaparición en 1976 de su esposo, Jorge Muñoz, miembro de la cúpula del PC, con quien tuvo dos hijos a los que sólo se dirigió por carta durante 10 años de exilio y clandestinidad.
La vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Mireya García, aseguró que nuestro compromiso con ella y nuestro homenaje es decirle que vamos a seguir buscando a su esposo.
Después de que se le detectara el tumor, Marín fue operada en Estocolmo, y luego viajó a La Habana para iniciar un proceso de rehabilitación, aceptando la invitación del presidente Fidel Castro, su amigo personal.
En la nota de condolencias del gobierno cubano se afirma que con su desaparición física, Chile pierde a una de sus hijas más ilustres, y el movimiento revolucionario latinoamericano una de sus figuras más admirables y queridas.
Su legado nos acompañará en las largas jornadas de lucha y victoria que tiene por delante el movimiento revolucionario popular y antiimperialista, afirma el comunicado.
Aprovechando su estadía en Cuba, en marzo del año pasado el Consejo de Estado cubano le confirió la Orden José Martí, la más alta distinción que otorga esa nación.
Marín regresó a Chile en diciembre. En los últimos meses su salud se deterioró, perdió parte de su movilidad y el habla.
El secretario general del PC, Guillermo Teillier, quien acompañó a Marín en sus últimos momentos, dijo a IPS que el sueño de la dirigente fue la unidad del pueblo para crear en Chile una alternativa al sistema neoliberal.
Hasta el final, Gladys centró sus preocupaciones en los jóvenes y mujeres de Chile y en la paz e integración latinoamericana, manifestó.
Sus esperanzas quedaron puestas en el pacto Juntos Podemos, que reúne al Partido Humanista, al PC, al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y a sectores de la Izquierda Cristiana, y que consiguió importantes resultados en las elecciones municipales del año pasado, con una fuerza electoral nacional estimada en 10 por ciento.