MEDIO ORIENTE: Prenegociaciones prometedoras

El presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, y el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, se reunirán este martes en terreno neutral. Ambos quieren exhibir la cumbre como un éxito, pero llevan agendas muy diferentes.

Sin embargo, la reunión en el centro turístico egipcio de Sharm El-Sheikh es, en varios sentidos, la precursora de negociaciones más sustanciales que deberán realizarse en el futuro próximo.

Abbas y Sharon considerarán la liberación de presos palestinos en Israel, la entrega de poblados y ciudades de Cisjordania a la Autoridad Nacional Palestina, la remoción de bloqueos carreteros en los territorios árabes ocupados y eventuales acciones contra grupos armados.

Sharon pretende concentrar las deliberaciones en cuestiones de seguridad y en algunas medidas de consolidación de la confianza recíproca. Procura así remover escollos dentro de su partido, el conservador Likud, para su plan de retirada de Gaza, que quiere implementar este mismo año.

También declarará perogrulladas sobre la Hoja de Ruta, pero confía en que no tendrá que cumplir plenamente con esa iniciativa de paz impulsada por Estados Unidos y acompañada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea y Rusia y que culmina con la constitución de un estado palestino.

Sharon quiere avanzar hacia la implementación de su propio plan, que implica la retirada de las fuerzas israelíes y los asentamientos judíos de Gaza, sin discutir las cuestiones clave del conflicto, como las futuras fronteras del futuro estado, la situación de Jerusalén y el destino de los refugiados palestinos.

Al gobernante israelí le satisface que no haya representantes estadounidenses en Sharm el-Sheikh. En caso de que asumieran un rol mediador, lo someterían a una presión mayor de la que quisiera.

Él sabe que Abbas ha estado ganando puntos con varias medidas, incluido el despliegue de las de sus fuerzas de seguridad en Gaza para detener el lanzamiento de cohetes hacia Israel y la atenuación del discurso antiisraelí en la televisión palestina.

La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, no cree estar en falta por su inasistencia a Sharm el-Sheikh. Es positivo ”que las partes en la región tomen sus propios pasos”, dijo Rice el domingo, mientras visitaba Israel.

Ahora, con el plan de retirada de Gaza, hay posibilidades de volver a la Hoja de Ruta, agregó Rice.

Pero Sharon nunca mostró mucho entusiasmo acerca de la Hoja de Ruta. Israel no implementará ningún pasos de la iniciativa hasta que ”los palestinos pongan fin a los ataques terroristas, desmantelen las infraestructuras armadas y reformen el gobierno”, dijo la semana pasada.

El comentario de Rice debe haber alentado a Abbas, quien había declarado algo parecido en las últimas semanas.

Pero hasta que la retirada de Gaza implique un avance de la Hoja de Ruta y una reanudación de las negociaciones de paz definitivas, debe lograr algunas concesiones de su contraparte para ganar crédito entre su propio pueblo.

La liberación de palestinos presos en Israel es, en ese sentido, uno de los asuntos más importantes para Abbas. En las calles de Palestina, esos prisioneros son considerados héroes.

Lograr la libertad de la máxima cantidad posible de los 8.000 presos será vital para afianzar la posibilidad de que se consolide como sucesor del fallecido libre palestino Yasser Arafat.

El problema de los presos palestinos se cierne como una nube negra sobre la cumbre. Israel se ha mostrado dispuesto a liberar a 900, lo cual no satisface a Abbas, que pretende, también, que entre los liberados figuren miembros de las organizaciones islámicas opositoras Hamas y Jihad Islámica.

El primer ministro palestino también quiere la libertad de aquellos presos involucrados en atentados en que murieron israelíes antes de la firma en 1993 de los acuerdos de paz de Oslo.

Para los israelíes, no es un asunto fácil. Para muchos, liberar a aquellos que tienen ”sangre en las manos” es impensable.

El mecanismo acordado por las dos partes el fin de semana para diluir el conflicto es crear un comité conjunto con el objetivo de discutir las liberaciones en el futuro. Mientras, algunos de los prisioneros han ayudado a persuadir a los grupos armados de acceder a un cese del fuego.

Después de la cumbre, de todos modos, esgrimirá como grandes avances los acuerdos alcanzados con Israel para liberar a los 900 presos, así como para la retirada de Gaza y de las fuerzas militares de Cisjordania.

Estas concesiones, así como un aflojamiento de las restricciones a los traslados dentro de territorio palestino, le significarán a Abbas un periodo de gracia con su pueblo de entre ”tres y seis meses”, según Alí Jerbawi, profesor de Ciencias Políticas de la cisjordana Universidad Bir Zeit.

”Por ahora, hablamos del retorno a la situación anterior al 28 de septiembre de 2000”, cuando estalló la segunda intifada (levantamiento popular contra la ocupación israelí), explicó Jerbawi a IPS.

”Hablamos de la remoción de cierres de caminos, de liberación de detenidos y del fin de los asesinatos selectivos” de dirigentes palestinos por parte de las fuerzas de seguridad israelíes, agregó.

Para este experto, la cumbre de Sharm el-Sheikh es parte de un proceso de ”prenegociación”.

Pero la importancia de esta reunión no debe subestimarse. Al parecer, ambas partes declararán un cese del fuego. Además, será la reunión de más alto nivel desde 2003. Dos meses después de aquella cumbre, Abbas renunciaba al cargo de primer ministro y regresó la violencia. (

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