ESPAÑA: Varias generaciones celebran juicio a genocida argentino

De abuelas a nietos de torturados y asesinados durante la dictadura argentina (1976-1983) aplaudieron este viernes con fundadas esperanzas de justicia el inicio del juicio en la capital española contra el ex marino de guerra Adolfo Scilingo, acusado de crímenes contra la humanidad.

Tras revelar en 1996 su participación en violaciones contra los derechos humanos, Scilingo se trasladó voluntariamente de su país a España al año siguiente y compareció ante el juez Baltasar Garzón, a quien confesó lo mismo, esperando no ser encarcelado por lo que consideraba colaboración con la justicia. Pero se equivocó, y ya no pudo volver a su país.

Este viernes, el ex militar argentino intentó evitar su comparecencia simulando un desmayo al ser introducido en el juzgado y manteniéndose ”inconciente” cuando se dirigió a él Fernando García Nicolás, presidente del Tribunal.

Esa actitud provocó una suspensión de la audiencia de media hora, pero los médicos forenses llamados por el juez comprobaron que se trataba de una simulación, por lo que el magistrado ordenó proseguir el juicio.

No obstante, durante toda la sesión el acusado permaneció sentado en una silla de ruedas, con el rostro cubierto por una manta de color azul y negándose a contestar las preguntas de García Nicolás.

Scilingo es acusado de genocidio, terrorismo y torturas. Aunque posteriormente se retractó, el ex marino confesó haber arrojado al océano Atlántico, en dos ”vuelos de la muerte”, a 30 prisioneros políticos vivos y adormecidos con narcóticos, 13 en uno y 17 en otro.

Su primera confesión en 1996 la hizo al escritor y activista por los derechos humanos argentino Horacio Verbitsky, quien la recogió en su libro ”El vuelo”. Meses más tarde fue entrevistado por el periodista Vicente Romero, de Televisión Española, a quien le explicó a cuantas personas arrojó y cómo lo hizo. Además, aclaró ante su cámara: ”yo no ayudé de manera secundaria, sino que los arrojé al vacío”.

Un año después, viajó voluntariamente a España y confesó ante el juez Baltasar Garzón esos delitos, aunque posteriormente se retractó. Carla Artés, hija de la desaparecida Graciela Artés, dijo a IPS que ese cambio de posición se debe a que se aprestó a declarar voluntariamente ante Garzón ”pensado que le aplicarían el tratamiento de arrepentido y testigo protegido”.

Ese tratamiento, aplicado a delincuentes comunes, conlleva por lo general la libertad condicionada y una reducción notoria de las penas. Pero la legislación española no la considera para delitos del tenor de aquellos por los que es juzgado Scilingo.

Matilde Artés, madre de Graciela, abuela de Carla y bisabuela de tres hijos de ésta, firme frente a las puertas de la Audiencia Nacional donde se celebra el juicio oral, manifestó su esperanza de que el Tribunal se pronuncie pronto y Scilingo sea condenado.

”No quiero morir sin que se haga justicia para mi hija”, subrayó.

Precisamente en relación con el tiempo que puede durar el proceso, fuentes judiciales señalaron a IPS que es intención de García Nicolás que el juicio concluya ”a más tardar” a fines de febrero.

En esa fecha el tribunal deberá decidir sobre el pedido de una condena de 6.626 años de cárcel, de los que tendría que cumplir 40 según el Código Penal español.

”De entrada no me creí lo del desmayo y pensé que era otra maniobra más para evitar su juicio y condena”, señaló a IPS Mónica Cavagna, portavoz de la Coordinadora contra la Impunidad, que agrupa a una veintena de organizaciones no gubernamentales, y asistente a la sesión judicial.

Una vez que los médicos certificaron que el estado de salud de Scilingo le permitía asistir al juicio, el ex marino tuvo que escuchar la lectura de las declaraciones que de 1997 a 1999 hizo al juez Garzón, instructor del proceso por el que está siendo juzgado.

En esas declaraciones relató su participación en los ”vuelos de la muerte”, en los que militares argentinos embarcaban a detenidos ilegalmente, les suministraban fuertes drogas para dormirlos, los desvestían y los arrojaban vivos en aguas del Río de la Plata o del océano Atlántico, y facilitó datos sobre el robo de bebés nacidos en cautiverio, aunque posteriormente negó todo lo que había dicho, al no ser decretada su libertad.

Su testimonio es particularmente relevante porque los delitos que confesó se iniciaron en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) argentina, por la que se calcula que pasaron 5.000 de los 30.000 desaparecidos durante la dictadura argentina de 1976-1983.

Una de las primeras medidas del presidente Néstor Kirchner, tras asumir la presidencia de su país en mayo de 2003, fue decretar que en ese trágico sitio se emplazara un Museo de la Memoria, en recuerdo de todas las víctimas de la dictadura.

Scilingo fue destinado a la Esma en diciembre de 1976, luego de pedir que lo asignaran a una denominada ”Unidad Operativa Antisubversiva”.

”Llegué orgulloso de ir a la guerra, por eso me 'shockeó' lo que después vi”, dijo en una de las entrevistas que concedió.

Entre otros testimonios que constan en el sumario instruido por Garzón, está su relato sobre el secuestro de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, a las que se hizo desaparecer ”rápidamente” para evitar que las presiones internacionales pudieran hacer vacilar a algún sector de la dictadura y lograr su liberación.

El juicio que se inició este viernes es el primero que se realiza en España por crímenes contra la humanidad cometidos en Argentina y uno de los pocos en Europa en los que se aplica la legislación penal internacional. Cuando concluya se iniciará otro contra Ricardo Miguel Cavallo, otro represor argentino preso en Madrid, tras ser detenido en México y extraditado desde ese país.

”Hay que destacar la solidaridad de la sociedad española, que se aprecia tanto por la gran importancia que le dan a este caso los medios de comunicación, como por la presencia en el juicio de representantes de organizaciones sociales, entre ellas todas las centrales sindicales”, dijo a IPS Enrique Borcel, presidente de la Casa Argentina de Madrid.

Borcel destacó asimismo la presencia en la sala del juicio del consejero de la embajada argentina, Carlos Duhalde, lo que, a su entender ”expresa el apoyo del gobierno de Kirchner a este proceso”.

De forma simultánea, mientras se celebraba esta primera sesión del juicio a Scilingo en la Audiencia Nacional, la Coordinadora contra la Impunidad ofreció una rueda de prensa en la calle, frente al edificio y expresó su firme respaldo a este procedimiento ”que hace avanzar el derecho internacional de los derechos humanos y que va acotando en el mundo los paraísos de impunidad para los criminales de lesa humanidad”, según Mónica Cavagna, su portavoz.

Integran la Coordinadora la Asociación Argentina Pro Derechos Humanos-Madrid, Asociación de Chilenos en España, Asociación por los Derechos Humanos del Perú, Asociación Pro Derechos Humanos de España, Asociación Pro Memoria Salvador Allende, Comisión Española de Ayuda al Refugiado, Comisión de Apoyo a los juicios contra Pinochet y Comité por los Derechos Humanos en Colombia.

También Equipo Nizkor, H.I.J.@.S. España, Instituto de Derechos Humanos de Izquierda Republicana, Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad, Partido Comunista de Chile (Madrid), Proyecto Cultura y Solidaridad, Partido Socialista Obrero Español, Secretaría de Derechos Humanos de Izquierda Unida Federal y las secretarías internacionales de las centrales Comisiones Obreras, Unión General de Trabajadores y Unión Sindical Obrera.

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