El Mercosur surgió de su reunión semestral ampliado de tal modo que ya comprende a casi toda América del Sur, en una señal de pujanza que contrasta con las quejas de asimetrías entre sus cuatro miembros plenos y las dificultades para concretar pronto algunas de sus decisiones.
Colombia, Ecuador y Venezuela fueron incorporados como estados asociados en las reuniones, que culminaron este viernes con la cumbre realizada en la meridional ciudad brasileña de Ouro Preto, sumándose así en esa condición a Bolivia, Chile y Perú.
El Mercosur (Mercado Común del Sur) tiene como integrantes plenos desde su creación en 1991 a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
De este modo sólo faltan Guyana y Suriname que no pueden ser admitidos por no haber formalizado un acuerdo de libre comercio con el bloque— para integrar a toda América del Sur, que se completa con la Guayana Francesa, un departamento de ultramar de ese país europeo.
Ahora son más numerosos los miembros asociados que los plenos, destacó el presidente de Chile, Ricardo Lagos, para así proponer una revisión de esa discriminación en la membresía para que todos tengan igual capacidad de decisión, pues como está ahora no atiende el objetivo de integración más profunda y no sólo comercial de los sudamericanos.
Además, el presidente de Panamá, Martín Torrijos, y el canciller mexicano, Luís Ernesto Derbez, manifestaron el deseo de que sus países también sean aceptados como asociados al Mercosur.
Es más, Panamá se propone ser un puente entre los sudamericanos y los seis países de América Central restantes.
Pero los acercamientos cruzaron océanos. Acuerdos de preferencias comerciales fueron también confirmados en esta oportunidad con India y con la Unión Aduanera de Africa Austral (SACU en sus siglas inglesas), compuesta por Botswana, Lesotho, Namibia, Sudáfrica y Swazilandia).
Son convenios limitados, pues comprenden sólo 450 productos en el caso de India y 950 en el de SACU, ambos de cada parte, pero es la primera incursión del Mercosur en otros continentes.
A partir del año próximo comenzarán negociaciones con Marruecos y Egipto y ya existen diálogos preliminares con China y Corea del Sur, informó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Pero las numerosas decisiones y acuerdos de esta Cumbre del Mercosur no ocultaron las quejas e insuficiencias de la integración, empañando el hecho simbólico de conmemorar el décimo aniversario de una histórica reunión presidencial en la misma Ouro Preto, una ciudad histórica del estado de Minas Gerais que concentra muchas y lujosas iglesias construidas a partir del siglo XVIII.
En aquella oportunidad los gobiernos del bloque firmaron el llamado Protocolo de Ouro Preto, formalizando la decisión de convertir su acuerdo de libre comercio en una unión aduanera, que supone compartir una política comercial y aranceles comunes.
Empero, 10 años después la unión aduanera sigue imperfecta, con miles de excepciones al arancel externo común. Una medida que contribuiría a su mejora, como es poner fin al doble cobro de arancel, fue uno de los principales temas resueltos por esta cumbre pero sólo para aplicarse a partir de 2008, gradualmente y condicionada a exigencias de Paraguay.
Otra decisión, la creación del Parlamento del Mercosur, solamente se aprobó fijándose un plazo hasta diciembre de 2006 para su instalación, luego de que se realicen estudios sobre el perfil que tendrá.
El Fondo de Convergencia Estructural, destinado a reducir las desigualdades y asimetrías entre los países, tampoco tuvo definidas cuestiones importantes, como montos y origen de los recursos. Se fijó un plazo hasta mayo para su diseño, con el objetivo de que los aportes nacionales sean incluidos en los presupuestos estatales de 2006.
Con la aprobación de este fondo y de un grupo de alto nivel para elaborar una Estrategia de Crecimiento del Empleo, el Mercosur vuelve a ser instrumento de desarrollo económico y social, sostuvo el presidente anfitrión.
Las decisiones tomadas y los acuerdos aprobados por los presidentes y por el Consejo del Mercado Común, la instancia ministerial previa iniciada el miércoles en Belo Horizonte, superaron las dos decenas, pero la mayoría de ellos tendrán pequeña repercusión.
También fueron creados en esta instancia el Foro Consultivo de Municipios, Provincias y Departamentos, un fondo para educación, un pasaporte del Mercosur y una reunión de autoridades en Derechos Humanos.
Además se aprobaron negociaciones sobre liberalización de servicios, preferencias en compras gubernamentales para empresas del bloque y facilidades para actividades de empresarios.
Un largo comunicado conjunto de 51 puntos detalla la satisfacción de los cuatro presidentes de los países miembros plenos del Mercosur con las numerosas resoluciones y sus compromisos de profundizar la integración.
Pero en los discursos predominaron los disensos y quejas, pese a las manifestaciones de apoyo y confianza en el bloque.
En un lenguaje diplomático, el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, destacó la necesidad de avanzar en políticas productivas comunes, equilibrio en los mecanismos de atracción de inversiones y el desarrollo industrial de todos los miembros.
Los beneficios no pueden tener una sola dirección y no se puede ignorar asimetrías y daños a algunos sectores que afectan la misma salud de la integración, sostuvo Kirchner, sin hacer explícito las discrepancias con Brasil, por el actual desequilibrio comercial y la migración de empresas, en desmedro de Argentina.
Jorge Batlle, quien será sustituido en la presidencia de Uruguay el 1 de marzo por el izquierdista Tabaré Vázquez, defendió una integración de Alaska a Ushuaia, para sostener que el comercio exterior es el camino para hacer crecer el mercado interno y no al revés, en una crítica a las resistencias de otros socios a acuerdos con Estados Unidos y la Unión Europea.
Uruguay, un país sin petróleo ni gas, sufrió con las crisis en Argentina y Brasil. Sus ventas al Mercosur, que antes representaban 55 por ciento del total exportado, cayeron a 25 por ciento, se quejó Batlle, quien reclamó también una mayor integración del área científica y tecnológica.
Pero otra asimetría, institucional, fue el blanco principalmente de Lagos. Con la discriminación de los miembros asociados, que ahora son todos los países andinos, incluyendo Chile, algunas instituciones y mecanismos del Mercosur son exclusivos de sus miembros plenos, limitando la integración de los demás.
Lagos, por ejemplo, lamentó la exclusión de su país del Tribunal de Solución de Controversias y del Parlamento del Mercosur. A su vez, el presidente de Bolivia, Carlos Mesa, criticó el hecho de que el Fondo de Convergencia Estructural también excluya a los socios no plenos.