Al cumplirse este lunes cinco años del retiro de Portugal de Macao, el balance indica que la ahora región administrativa especial de China creció económicamente, lanzó proyectos fundamentales y avanzó de modo significativo en la integración regional, aunque sigue echando su suerte en la ruleta.
En estos años iniciales de la administración china, Macao registró un gran desarrollo de la industria del turismo, pero es el juego de azar el que marca la pauta económica, al contribuir con 73,6 por ciento de los ingresos del enclave.
Sin embargo, ya se comienza a proyectar una mejor distribución de la riqueza, que combate las asimetrías derivadas de la administración portuguesa en el reparto de los beneficios, poco sentidos por las capas económicamente más desfavorecidas.
En una entrevista a la agencia de noticias Lusa, el jefe del ejecutivo macaense, Edmund Ho, reconoció que todavía existe una franja de la población del territorio que vive en condiciones precarias, con salarios bajos y sin apoyo social compatible con los indicadores de una sociedad desarrollada.
Para combatir la injusticia social, propone apostar a la educación, crear un fondo especial para ancianos, reformular el sistema de jubilaciones y proseguir con una gestión cautelosa del dinero público, para con estas medidas elevar las condiciones de vida de la población del otrora enclave portugués en la costa meridional china.
A pesar de estas diferencias con la antigua administración portuguesa, el gobierno de China ha tenido especial cuidado en no formular críticas a Lisboa, manteniendo intactas las relaciones que durante cinco siglos han sido consideradas ejemplares por ambos gobiernos.
China inclusive ha reforzado la herencia lusitana, convirtiendo el enclave en una suerte de plataforma de lanzamiento asiático de cooperación con la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), formada por Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, Santo Tome y Príncipe y Timor Oriental.
En el territorio hoy no quedan más de 1.200 portugueses de los 37.000 que allí residían hasta 1999 y se estima que la lengua de la ex metrópoli es usada a nivel familiar por no más de 10.000 de los 450.000 macaenses, en su mayoría luso-chinos.
Bajo el punto de vista histórico, el acto solemne del 20 de diciembre de 1999, cuando el último gobernador portugués, general Vasco de Rocha Vieira, entregó el poder del territorio a Edmund Ho, el jefe del ejecutivo de Macao designado por Beijing, marcó un hito simbólico el conturbado registro de los dominios europeos en Asia.
Más que la consigna del poder, hace cinco años se ponía un punto final pacífico y en ambiente festivo a casi 502 años de presencia europea en Asia, inaugurada en 1498 con el arribo de la flota del almirante portugués Vasco da Gama a la costa de India, el primer acto de fuerza de otras incursiones, invasiones y asentamiento de colonias también de ingleses, franceses, holandeses y españoles en el continente más poblado del mundo.
Pero del punto de vista puramente formal, que según reiteradas declaraciones de dirigentes chinos es para ellos de gran importancia, Macao jamás fue una colonia.
Su estatuto, desde 1557 a 1999, fue de territorio chino bajo administración portuguesa, cedido por los mandarines de Cantón en reconocimiento a la flota lusa por haber acabado con el flagelo de los piratas malasios del Mar de China, lo que les ocasionaba grandes pérdidas humanas y materiales y les impedía el comercio por esa vía con sus vecinos.
Tres siglos más tarde, los ingleses se establecían también en la costa china, al fundar el puerto de Victoria, que dio origen a Hong Kong, una de las plazas financieras más potentes del planeta.
En el caso de Hong Kong, también hoy una región administrativa especial, desde la óptica china sí fue considerada una colonia en el estricto sentido clásico del término, haciendo siempre especial hincapié en la diferencia con el minúsculo Macao, que con sus 19 kilómetros cuadrados y menos de medio millón de habitantes, no alcanzada a un quinto de la posesión británica.
El efecto de esta relación secular se hace sentir hasta hoy. Los actos conmemorativos del quinto aniversario este lunes, en Macao serán presididos por el presidente de China, Hu Jintao, y en Lisboa por el primer mandatario portugués, Jorge Sampaio.
Según el canciller luso, Antonio Monteiro, puede verificarse que durante estos años China ha cumplido todos los puntos del acuerdo sobre el estatuto de Macao, similar al de Hong-Kong, de un país, dos sistemas y que, además, prevé un período de 50 años en que serán preservados todos los intereses económicos y culturales portugueses.
En efecto, sin necesidad de incurrir en elevados costos que significaban el mantenimiento de una administración pública de 3.700 funcionarios designados por Lisboa y el pomposo palacio del gobernador protegido por una lujosa escolta de honor, los portugueses pueden continuar haciendo lucrativos negocios de bajo riesgo.
En el sector de las comunicaciones del Macao chino de hoy, Portugal Telecom (PT) controla 28 por ciento de la Compañía de Teléfonos, 50 por ciento de TV Cable, 5,1 por ciento de Directel-Macau , 18,5 por ciento de Telesat y 6,6 por ciento de Cosmos.
Esto demuestra la importancia de Macao en la expansión de nuestras operaciones internacionales y sus posibilidades de expansión en la región, en especial en China, sostuvo el viernes Miguel Horta e Costa, presidente de PT en entrevista a Jornal de Negocios de Lisboa,
Air-Macau es controlada por los Transportes Aéreos Portugueses y más de 51 por ciento de las acciones del aeropuerto internacional del territorio están en manos de la Administración Nacional de Aeropuertos lusa.
Además, los chinos han deducido que debe ser Portugal el país de contacto con la CPLP y naciones de la dimensión de Brasil buscan los mercados de China, concluyendo que es más fácil conseguirlo a través de Portugal por la vía de Macao, opinó por su parte Carlos Monjardino, gobernador del enclave entre 1986 y 1987 y actual presidente de la Fundación Oriente.
La evidencia de los números indican un ambiente propicio a los negocios, que cunden en medio de la sana situación económica envidiable de Macao.
Entre 1999 y 2004, se liberó el acceso a las salas de juego de azar para los ciudadanos del resto de China, se creó el parque industrial trasfronterizo y se firmó el acuerdo de cooperación económica y comercial con China continental.
Todas estas herramientas han sido reiteradamente consideradas fundamentales por Edmund Ho para mantener el crecimiento, diversificar las fuentes de ingreso y enfrentar la competencia internacional.
Sus resultados están a la vista: de enero a noviembre 2004 Macao recibió 15,2 millones de turistas, registrando un aumento de 42,1 por ciento respeto del mismo período del año anterior, sustentado por el incremento de 71,7 por ciento de turistas chinos.
El presupuesto de 2.088 millones de dólares de gastos corrientes del Estado para 2004, el 16 de diciembre indicaba un saldo positivo de 1.237 millones de dólares, debido a que los ingresos de la Región Administrativa Especial de Macao ascendían el 14 de diciembre a 2.554 millones de dólares, 1.875 de los cuales provenientes del juego, 45 por ciento encima de lo previsto.
En varias ocasiones, Edmund Ho ha mostrado cautela respecto del futuro promisorio que parece anunciar el apostar en la ruleta de Macao, el principal centro asiático de juego y segundo del mundo después de la ciudad estadounidense de Las Vegas, precisamente porque esta actividad es un azar en su sentido literal y en cualquier momento puede ir a pique.
Otra es la visión de Carlos Piteira, profesor e investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Técnica de Lisboa.
Pese a reconocer que la región administrativa especial es una puerta abierta para los intereses de China en la CPLP y viceversa, Piteira vaticina que Macao difícilmente tendrá otra alternativa económica que no sea la del juego.