SIDA-BRASIL: Nueva ofensiva contra patentes

El gobierno de Brasil anunció este martes que romperá las patentes de algunos medicamentos para evitar el colapso financiero de su programa de tratamiento gratuito del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

En el primer semestre de 2005 se concluirá el proceso de licencia compulsiva para que el país pueda producir, incluso a partir del próximo año, de tres a cinco medicamentos actualmente importados a costos demasiado elevados, dijo Pedro Chequer, coordinador de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y Sida del Ministerio de Salud.

La legislación brasileña permite la suspensión del monopolio de una patente farmacéutica en casos de emergencia sanitaria, como la pandemia de sida.

Esta prerrogativa fue reconocida por la Organización Mundial del Comercio después de una campaña de países en desarrollo (liderada por Brasil) y de organizaciones no gubernamentales internacionales.

Pero puede haber un otorgamiento voluntario de licencia de los propietarios de las patentes, dijo Chequer. El propósito es que el medicamento pueda ser producido en Brasil, para lo cual el gobierno cuenta con laboratorios técnicamente capaces.
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En cualquier caso, Brasilia pagará los derechos de propiedad intelectual. Lo que se busca es reducir costos para que el programa de distribución gratuita y universal de fármacos antirretrovirales siga siendo viable en el futuro, sostuvo el funcionario.

Las medicinas antirretrovirales reducen la cantidad de virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida) en el organismo y alargan la vida.

Los precios establecidos para estos medicamentos por los grandes laboratorios transnacionales son demasiado elevados y amenazan al programa. Cinco o seis años atrás, el costo de las medicinas importadas absorbía la mitad del presupuesto para las compras, ahora esa proporción es de 80 por ciento y tiende a aumentar, arguyó Chequer.

El gobierno distribuye actualmente 15 medicamentos antirretrovirales a 151.000 personas con sida, a un costo, este año, de 567 millones de reales (200 millones de dólares), en un programa saludado internacionalmente como ejemplar.

Varios países de América del Sur llevan a cabo programas similares, como Argentina y Uruguay.

La mayor parte de los antirretrovirales adquiridos tienen costos menores porque no están protegidos por patentes (genéricos), son fabricados en el país o se compraron con buenas rebajas negociadas con las transnacionales farmacéuticas.

En los últimos años, el Ministerio de Salud adoptó como táctica negociar descuentos, a veces amenazando con romper las patentes. Así, algunos medicamentos son hoy comprados por menos de la mitad de su precio original.

Pero la inclusión de nuevos fármacos, necesarios para atender a personas con distintas necesidades y reacciones, o por la resistencia generada por el VIH a los medicamentos anteriores, exige más importaciones y encarece el programa.

Chequer, coordinador desde hace tres meses del programa de tratamientos, considera agotada la vía de reducción de precios.

Sin producción nacional el país queda rehén de las importaciones, y se pone en riesgo el programa, sostuvo para acentuar que no se trata de una advertencia a los laboratorios para cosechar mayores descuentos.

Brasil ya paga precios inferiores a los cobrados en países industrializados por los medicamentos antisida, pero no puede pretender el precio subsidiado que las empresas ofrecen en Africa, pues las condiciones son distintas, argumentó Gabriel Tannus, presidente de Interfarma, asociación de los laboratorios, en entrevista publicada por el diario Folha de Sao Paulo.

Tannus destacó también el riesgo de mala calidad de la producción nacional, como estaría ocurriendo con algunos fármacos genéricos elaborados en India.

Tres compañías farmacéuticas indias debieron retirar algunos antirretrovirales genéricos de la lista recomendada por la Organización Mundial de la Salud, cuando ésta encontró fallas en los análisis para determinar si eran tan efectivos como los originales de los laboratorios dueños de sus patentes.

Chequer divulgó este martes, víspera del Día Internacional de Lucha contra el Sida, el Boletín Epidemiológico brasileño, que revela una tendencia de estabilización en la cantidad de nuevos enfermos en el país, pero con aumento entre las mujeres, los afrodescendientes y los pobres.

De los 362.364 casos registrados desde 1980 a junio de este año, 69,3 por ciento son de hombres, pero las mujeres amplían su participación. El año pasado hubo una nueva mujer infectada por cada 1,5 hombres, mientras diez años atrás esa proporción era de una por 3,5.

Los hombres contagiados fueron 18.457 en 1999 y 19.648 el año pasado, mientras en los mismos períodos los casos de mujeres aumentaron de 9.948 a 12.599.

Por primera vez se divulgó la incidencia del sida entre los afrodescendientes, constituidos por quienes en el censo oficial brasileño son definidos como negros y pardos.

La proporción de afrodescendientes entre los hombres infectados pasó de 33,2 por ciento en 2000 a 37,3 por ciento el año pasado. Y entre las mujeres el aumento fue de 35,6 a 39,4 por ciento en igual período.

La pobreza y la baja escolaridad son factores decisivos para la expansión de la epidemia en algunos grupos poblacionales, como los afrodescendientes y los pobres en general. Entre homosexuales y usuarios de drogas inyectables, la tendencia es de reducción, observó Chequer.

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