PERIODISMO-PALESTINA: La agonía de Arafat como dilema ético

Informar sobre el estado de salud del presidente de Palestina, Yasser Arafat, o, lo que es aun peor, investigar sobre lo que sucederá después de su muerte dejó en evidencia las fortalezas y temores del periodismo local.

Políticos y periodistas quedaron desconcertados en Ramalá, sede de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), cuando la esposa de Arafat, Suha, dijo que algunos dirigentes estaban conspirando para enterrar a su marido en vida.

Al mismo tiempo, dijo desde el hospital de París donde el líder palestino está internado que él se encuentra bien de salud y que regresaría.

El temor al regreso de Yasser Arafat dice mucho sobre los políticos y la mayoría de los periodistas palestinos, dijo Hafez Barghouti, director del popular diario Al Hayat al-Jadida (”Nueva Vida”), periódico financiado por la ANP pero que es muy celoso de su independencia.

”Todos temen el retorno, después de todo. Eso explica parte de la confusión política y puede verse con claridad en la prensa, pues nadie se atreve a escribir abiertamente sobre lo que sucederá después de Arafat”, dijo Barghouti a IPS.

Pero este periodista considera un ”deber” escribir sin ambages sobre el asunto, con el fin de preparar a la población para lo que está por venir. Asegura haberlo hecho desde siempre, al contrario que otras publicaciones, según él.

”A menos que hagamos algo al respecto, nuestra situación detonará y quedaremos sumidos en el caos. Necesitamos patrocinio internacional para no caer en lo peor. Es cierto que nuestro presidente está enfermo. De todos modos, esa enfermedad no debe contagiar a nuestro pueblo y a nuestras instituciones”, escribió hace poco en una columna.

Este texto contrasta con otros. ”Arafat recorrió el mundo como ningún otro líder revolucionario. Dirigió su revolución tanto cuando estaba presente como cuando estaba ausente”, sentenció el diario oficialista al-Ayyam. Se trata de un comentario más típico.

Sin embargo, Barghouti dijo que aun en su diario algunos periodistas temen escribir abiertamente sobre la situación. No por la intimidación a manos de simpatizantes de Arafat, como sucedió a veces en el pasado, sino por respeto y temor.

Este respeto y temor se perciben, especialmente, en las emisoras de radio y televisión oficiales.

”La mayoría de la gente mira Al Jazeera para saber sobre Arafat”, dijo el director de programación de Radio Palestina, Basem Abú Sumaya. ”Ellos tienen un corresponsal en París, por ejemplo. Bueno, nosotros también tenemos uno, pero tiene demasiado miedo como para decir algo.”

La mayoría de los televidentes palestinos acuden en busca de noticias a canales satelitales árabes, como Al Jazeera, de Qatar, y Al Arabiya, de Arabia Saudita.

Incluso, en su ansia informativa, llegan a escuchar radioemisoras israelíes. Es común que los taxistas de Ramalá tengan su radio clavada en la estación en árabe de la Voz de Israel.

Zaal Abú Rukti es director de programación de la televisión palestina. Admite que no está demasiado preocupado con informar al público, pues considera que su deber es ayudar a los nuevos líderes a establecer un clima de tranquilidad en estos tiempos difíciles.

”Como televisión oficial, somos parte del liderazgo y tenemos que hacer lo que sea para que la gente esté segura de que las instituciones funcionan”, sostuvo.

Abú Rukti no cree que tal postura implique problemas de principios. ”Tenemos una responsabilidad con nuestra causa nacional más que con el periodismo profesional”, dijo.

El ejecutivo de la radio palestina es un incondicional de la vieja guardia nacionalista revolucionaria del partido laico de Arafat, Al Fatah. Se encuentra al mediodía en un restaurante de moda en Ramalá, fumando. Es el mes de Ramadán, de ayuno según el Islam.

La televisión palestina no deja de pasar imágenes de la vida de Arafat, ”porque es nuestro líder histórico y el pueblo se siente muy cerca de él”, dice.

Aparte de eso, los palestinos le darán a las autoridades ”todo el tiempo que necesiten” para dirigirse al público y demostrar que la situación está bajo control.

Esas imágenes del líder también se ven en una gran pantalla instalada en el centro de la ciudad, pero el público, inmerso en las compras para la cena tradicional de Ramadán, las ignora casi por completo.

Para la radio, que muestra algo más de ambición en materia periodística, la falta de información clara sobre el destino de Arafat se ha convertido en un gran problema.

”Dependemos de las declaraciones oficiales, pero no ha habido claridad y sufrimos por eso. Es un gran problema”, dijo Abú Sumaya.

La radio trata de informar sobre lo que vendrá. Ha emitido informes sobre quién está a cargo de los salarios públicos, por ejemplo, pues se trata de un indicador clave para determinar dónde se ubica el eje del poder en la ANP.

También ha señalado quiénes han estado a cargo de presidir determinadas reuniones del gobierno y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Barghouti deplora la ambigüedad y la falta de análisis y comentarios en la prensa palestina. ”Es nuestro deber escribir sobre el vacío de poder, la confusión en torno de la sucesión de Arafat y esas cosas”, afirmó.

”Preparar a la gente es nuestro deber. Después de todo, Yasser Arafat no es inmortal.” (

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