MIGRACIONES: Tras beneficios aún no cuantificados

Aunque los pueblos se desplazan por el mundo desde hace milenios y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ya cuenta más de medio siglo de vida, no existe aún una idea compartida del significado de este fenómeno, según el experto en la materia Gervais Appave.

El número de personas que dejaron sus países de origen se duplicó en los últimos 30 años, para llegar el año pasado a 175 millones. Ese incremento contribuye a que el debate sobre la migración internacional adquiera un tono apremiante.

Appave, director de política e investigación de migraciones en la OIM, llama la atención sobre los nuevos rasgos del fenómeno, como la creciente movilidad de la mano de obra en una economía globalizada, el poblamiento y la dinámica demográfica, así como las crecientes preocupaciones en materia de seguridad.

Pero el problema migratorio surge porque esos acontecimientos en evolución acelerada marchan a un ritmo superior a la capacidad colectiva de encauzar esos flujos de población.

En otras palabras, son igualmente complejas las causas y los efectos de las migraciones. Appave se resiste a caracterizar esos movimientos simplemente como positivos o negativos.

A simple vista se describe a la emigración de profesionales calificados como un drenaje para el país de origen y un beneficio para el de destino. Pero la ecuación es más compleja, apunta.

La pérdida del profesional puede equilibrarse para el presunto país víctima con la reducción del desempleo de su población económicamente activa, pues la vacante se cubrirá con un colega desempleado. Sin embargo, subsiste el hecho de los gastos incurridos en la educación de los emigrantes capacitados.

En el caso de que el profesional ayude a vincular las compañías de su país con las oportunidades empresariales en su destino, las dos comunidades se beneficiarán, dijo Appave.

Estos son algunos de los aspectos inherentes al fenómeno migratorio que se debatirán la semana venidera en la reunión del consejo de la OIM, con sede central en Ginebra, convocada para examinar los costos, beneficios, oportunidades y desafíos de la migración.

Por lo pronto, los especialistas de la OIM coinciden en que la migración no puede cuantificarse sólo en términos económicos, pues en el fenómeno intervienen también aspectos como la seguridad internacional, los derechos humanos, la salud pública y la identidad nacional.

De todos modos, bajo el prisma económico resulta difícil concebir un mundo donde se fomenta la libre circulación de capitales, bienes y servicios sin que los mismos principios se apliquen a las personas, sostienen.

La OIM reconoce que ese tema pertenece a la esfera de competencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que hasta ahora ha favorecido la liberalización de los flujos de capitales, bienes y servicios, pero mantiene congelada la cuestión del libre movimiento de personas.

El acuerdo general sobre el comercio de servicios de la OMC contempla las distintas modalidades de suministro de un servicio que incluye, en su denominado Módulo 4, el caso de la presencia de personas físicas de un estado miembro en el territorio de cualquier otro país parte.

Pero el debate sobre la liberalización de ese Módulo 4 no ha progresado en la OMC, porque la mayoría de las naciones industrializadas pone obstáculos a su debate.

Brunson McKinley, director general de la OIM, dijo a IPS que ”corresponde a nuestros amigos de la OMC tomar una decisión”, lo cual estimó harán en algún momento, el año próximo.

El tema, como todos los aspectos de la rama de servicios, forma parte de la llamada Ronda de Doha, que la OMC realiza, con escasa fortuna hasta ahora, desde el lanzamiento de esa negociación a fines de 2001 en la capital de Qatar.

Pero sobre la cuestión general del movimiento de personas, de si debe haber una mayor apertura del mercado, ”yo creo que sí”, pues el mercado tiene que ser más abierto y mejor regulado, opinó McKinley.

La OIM observó que incluso una modesta apertura de la circulación temporal de personas para la prestación de servicios contemplada en el Módulo 4, daría lugar a ganancias de carácter social de alrededor de 150.000 millones de dólares a 200.000 millones.

Esa variación representaría únicamente un pequeño porcentaje de los movimientos transfronterizos anuales de personas, pero sus beneficios superarían las ganancias previstas por una mayor liberalización del comercio de bienes que, en cambio, si promueve la OMC.

Los especialistas de la OIM se entusiasman con la parábola trazada en los últimos años por las crecientes remesas que envían los emigrantes a sus países de origen.

El Banco Mundial ha estimado que esos envíos de dinero se aproximan a unos 100.000 millones de dólares anuales. En muchos países ese aporte supera con creces a las inversiones extranjeras directas y también a la ayuda oficial al desarrollo.

Como ejemplo, McKinley citó el caso de México, que el año pasado recibió remesas de sus emigrantes por valor de 16.000 millones de dólares, mientras que la inversión extranjera directa fue de 10.783 millones de dólares.

El debate que propone la OIM tiende a desalentar la tendencia actual a aplicar fácilmente estereotipos y meras suposiciones a la hora de valorar la migración o el aporte de los migrantes a la sociedad.

Appave vaticinó que, si los beneficios de la migración se encauzan adecuadamente, mediante políticas planificadas, superarán holgadamente los costos que tiene la migración tanto para los mismos migrantes como para los países de origen y de destino por igual.

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe