COMERCIO: EEUU apunta a Medio Oriente

Egipto, Emiratos Arabes Unidos y Omán son los próximos en la fila de países de Medio Oriente que negociarán acuerdos bilaterales de libre comercio con Estados Unidos.

La noticia se opone a nuevas advertencias de grupos de desarrollo de que los beneficios de los pactos bilaterales han sido sobreestimados y esos tratados hacen más mal que bien a los países en desarrollo que se asocian con naciones económicamente poderosas.

Tras el anuncio esta semana del representante comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, de que su gobierno abrirá negociaciones de libre comercio con Emiratos Arabes Unidos y Omán, Egipto informó que reanudó conversaciones comerciales con Washington.

El ministro de Comercio egipcio Rashid Rashid, quien se encuentra en Washington esta semana, dijo a Zoellick que su país, el más poblado del mundo árabe (73 millones), aspira a un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y también a establecer una ”zona industrial calificada”.

Esa zona permitiría el acceso libre de aranceles al mercado estadounidense para los productos egipcios con determinado porcentaje de insumos israelíes. Washington, aliado de Israel, intenta vincular al estado judío con sus vecinos árabes a través de diversas medidas económicas y diplomáticas.

En 1998, Washington negoció la zona industrial calificada de Israel y Jordania antes de firmar un tratado de libre comercio con este último, en 2000.

El año pasado, Egipto rechazó un posible acuerdo comercial con Washington debido a protestas de las industrias nacionales, lo que provocó una censura pública de Zoellick.

El cambio de posición de El Cairo se produjo luego de que el gobierno de Hosni Mubarak, respaldado por Washington, designara este año un nuevo gabinete, integrado en su mayoría por jóvenes empresarios con fuertes vínculos con multinacionales occidentales y con el hijo del presidente, Gamal.

Mubarak está preparando a Gamal para sucederlo en la presidencia, y ha instalado a muchos de sus amigos de la comunidad empresarial en posiciones gubernamentales o cercanas al gobierno.

Los propuestos acuerdos de libre comercio con Egipto, Emiratos y Omán se agregarán a otros firmados por Estados Unidos con Israel, Jordania, Marruecos y Bahrain.

Con Washington en pleno control de Iraq, los acuerdos ya vigentes y los futuros dejan a Arabia Saudita como el único país grande de la región que no tiene un acuerdo de comercio preferencial con Estados Unidos.

Como paso preliminar, funcionarios estadounidenses instaron al gobierno saudí a incorporarse a la Organización Mundial del Comercio y reformar su economía.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, atribuidos a terroristas procedentes de Medio Oriente, el presidente George W. Bush llamó a la creación de un Área de Libre Comercio entre Estados Unidos y Medio Oriente (MEFTA, por sus siglas en inglés) para 2013.

El gobierno arguye que el aumento del comercio conducirá a la prosperidad económica, reduciendo la frustración y el enojo de muchos jóvenes en el mundo árabe, donde el desempleo y la corrupción son rampantes. Según ese razonamiento, de ese modo se eliminarían las raíces del terrorismo.

Parte del plan de Estados Unidos consiste en integrar a Israel con sus renuentes vecinos árabes y, al final, combinar todos esos acuerdos bilaterales en el MEFTA.

El ritmo de las negociaciones con Medio Oriente probablemente sea más rápido que en otras regiones debido a la ocupación militar estadounidense de Iraq y a la naturaleza dictatorial de los regímenes de la región, que no permiten demasiado debate sobre sus decisiones.

En octubre, grandes firmas multinacionales estadounidenses decidieron unir fuerzas para impulsar el MEFTA. El grupo de empresas incluye a Boeing, Booz Allen Hamilton, ChevronTexaco, Dow, ExxonMobil, Intel, JR McDermott, Motorola y PhRMA, entre otras.

Estas poderosas empresas lanzaron la Coalición para el Libre Comercio entre Estados Unidos y Medio Oriente, que será administrada por dos poderosos grupos de empresarios: el Consejo Nacional de Consejo Exterior, de 400 miembros, y el Consejo Empresarial para el Entendimiento Internacional.

Por otra parte, grupos de la sociedad civil protestan contra los acuerdos de libre comercio de Estados Unidos, con el argumento de que colocan a los países pobres en desventaja.

El Centro de Investigaciones Políticas y Económicas (CEPR), un gabinete de expertos con sede en Washington, emitió el jueves una declaración en respuesta a los anuncios de acuerdos comerciales de Bush para su segundo mandato.

”Los beneficios de la liberalización comercial para los pobres de los países en desarrollo han sido sobreestimados”, mientras ”los costos del cumplimiento de los acuerdos para esos países… han sido ignorados”, señaló Mark Weisbrot, economista y codirector del CEPR y coautor del informe.

”Como consecuencia, existe una gran incomprensión sobre el impacto comercial de la liberalización comercial y las condiciones anexas”, agregó.

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