El Parlamento Europeo reclamó la inclusión de medidas para reducir las emisiones de gases invernadero de los barcos y los aviones en el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático.
Los legisladores de la Unión Europea (UE) realizaron el reclamo en vísperas de la Décima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-10), a celebrarse en Buenos Aires del 6 al 17 de diciembre, con el argumento de que la navegación aérea y marítima contribuyen en gran medida al recalentamiento del planeta.
El tráfico aéreo y marítimo está excluido del protocolo firmado en Japón en 1997, que prevé la reducción de las emisiones de gases invernadero en cinco por ciento para 2012, con respecto a los niveles de 1990.
Estados Unidos, que emite 25 por ciento de todos los gases de invernadero, no forma parte del tratado, que entrará en vigor el próximo 16 de febrero tras su ratificación por Rusia.
El Parlamento Europeo, integrado por miembros elegidos de los 25 países integrantes de la Unión Europea (UE), urgió a la Comisión Europea, brazo ejecutivo del bloque regional, a presionar a los signatarios de Kyoto a incorporar los vuelos y viajes marítimos internacionales a los objetivos de reducción de emisiones del segundo período de compromiso, a partir de 2012.
La navegación aérea y marítima está excluida del primer período en que los signatarios del protocolo están obligados a tomar medidas de reducción de emisiones, entre 2008 y 2012.
La resolución parlamentaria urge a la UE y a todas las otras partes del tratado a vigilar en forma específica las emisiones del transporte y posiblemente a desarrollar su propio protocolo sobre tales emisiones.
Las estimaciones más conservadoras del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) sugieren que los vuelos internacionales representan 3,5 por ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero, principalmente dióxido de carbono y metano, que según científicos calientan la atmósfera terrestre y trastornan el clima mundial.
Los barcos de transporte internacional representan 1,8 por ciento de las emisiones, según la Organización Marítima Internacional.
Grupos ambientalistas sostienen que ese porcentaje bien podría duplicarse si se toma en cuenta el efecto invernadero indirecto, es decir, el calentamiento causado por la formación de nubes a una altitud de crucero y por las estelas negras que dejan los barcos en sus rutas.
Aun las estimaciones más conservadoras señalan que las emisiones de los vuelos internacionales son lo suficientemente importantes para ser incluidas en un protocolo internacional sobre el cambio climático.
El único motivo por el que los aviones y barcos no fueron incluidos en Kyoto es la falta de voluntad política, sostuvo Karsten Krause, de Transporte y Ambiente, una federación de organizaciones que trabajan por un transporte sostenible.
El tema hubiera dificultado mucho las negociaciones. Es muy complejo asignar emisiones a países específicos con respecto a un avión que parte de Bruselas con destino a Moscú y pasa por una decena de países, explicó a IPS.
Además, la reducción de emisiones del tráfico aéreo implicaría de manera inevitable a Estados Unidos, que concentra gran parte de ese tráfico y es, junto con Europa, el principal fabricante de aviones.
Pero los negociadores estadounidenses se oponen férreamente a la imposición de gravámenes a las emisiones u otras medidas para reducirlas en el sector del transporte.
La UE logró frenar una iniciativa de Estados Unidos para introducir una moratoria indefinida sobre tales medidas dentro de la Organización Internacional de Aviación Civil, el mes pasado.
Ahora, la UE puede elaborar propuestas sobre reducción de emisiones en la aviación para 2007, cuando se realice la próxima asamblea trienal de la organización.
Nos complace enormemente esta iniciativa del Parlamento Europeo, manifestó Evert Hassink, experto en aviación de Amigos de la Tierra, en Holanda.
Si la UE decide trabajar por un protocolo propio y mecanismos para la reducción de emisiones y programas de comercio, esto podría ser el modelo de un segundo período de compromiso a partir de 2012, agregó.
Jan Kowalzig, activista de Amigos de la Tierra Internacional contra el cambio climático, aprobó la iniciativa del Parlamento Europeo, pero duda que alcance resultados tangibles.
La demanda de transporte mundial aumentó de manera drástica en la última década, y se prevé que aumentará 55 por ciento entre 1995 y 2020. Esto implicará un mayor porcentaje de las emisiones de gases de invernadero, si no se toman medidas, advirtió.
Dudo que podamos esperar medidas significativas de la UE, cuyos países miembros utilizan fondos públicos del bloque para agrandar aeropuertos, expresó Kowalzig.
En la COP-10, los 128 signatarios del Protocolo de Kyoto revisarán la aplicación de las decisiones adoptadas en conferencias anteriores y comenzarán un debate sobre los principales asuntos para el segundo período de compromisos, después de 2012.