El futuro de la ex colonia española del Sahara Occidental se debate entre la autodeterminación, el diálogo y el retorno a la guerra independentista, explicó este lunes en la capital de España el representante en este país del Frente Polisario de Liberación, Abdula Arabí.
Simultáneamente, el canciller de España, Miguel Angel Moratinos, señaló que su país hará esfuerzos para acelerar una solución al conflicto entre Marruecos y la población saharaui que busca la independencia, que además involucra a Argelia.
Además, anticipó que pronto se podrá conocer que hay visitas y encuentros entre autoridades de ambas partes.
No corresponde a España resolver el problema, sino apoyar soluciones dialogadas y facilitar una dinámica que permita a las partes resolver definitivamente el conflicto en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por ello, prosiguió, está esperanzado en que el 31 de este mes el Consejo de Seguridad de la ONU adopte una resolución lo suficientemente consensuada para que podamos todos seguir trabajando en favor de la paz en la zona.
Moratinos hizo esas declaraciones en París, donde participó este lunes en el Foro Euromediterráneo y se reunió por separado con sus homólogos de Marruecos, Argelia y de Francia, la ex potencia colonialista que dominó esos países árabes del norte de Africa.
En 1991, al designarse al estadounidense James Baker como enviado especial de la Misión de las Naciones Unidas para el referéndum en el Sahara Occidental (Minurso) para buscar una salida pacífica, el Frente Polisario y Marruecos acordaron un cese del fuego, que se mantiene hasta la actualidad.
Un cese que se mantendrá siempre y cuando se cumpla el plan de paz y se convoque a un referéndum sobre la autodeterminación, dijo a IPS Abdula Arabí.
Nosotros estamos dispuestos a explorar cualquier vía que garantice el derecho a la autodeterminación, en aras de la paz, añadió.
Al respecto, Moratinos expresó que España siempre ha defendido y seguirá defendiendo un referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui.
Las posibilidades de diálogo están cifradas en la Minurso, conocida como Plan Baker, que tras largas negociaciones no prosperó y que ahora se intentará poner en marcha otra vez. Para ello, la ONU designó al español Alvaro de Soto como su representante especial, en reemplazo de Baker.
Moratinos, un diplomático experimentado en el mundo árabe, señaló que no se debe perder tiempo para desbloquear el conflicto cuando antes, pues lo considera un asunto vital para el futuro del Magreb (Marruecos, Argelia, Túnez y Libia) y sus relaciones con la Unión Europea.
El Sahara Occidental fue colonia española hasta 1975, cuando una resolución de la ONU dispuso su descolonización. Dos años antes se había constituido el Frente Popular de Liberación de Saguia al Hamra y Río de Oro, más conocido como Frente Polisario de Liberación (FPL), con apoyo del gobierno argelino de entonces.
España retiró sus tropas y autoridades, pero su lugar lo ocupó Marruecos, que reivindica su soberanía sobre ese territorio.
A fines de los años 80 Marruecos terminó de levantar un muro de 2.500 kilómetros de largo, ocupando la mayor parte del Sahara Occidental y quedando bajo control del FPL una pequeña zona, al este del muro, que limita con Argelia y Mauritania y donde creó la República Arabe Saharaui Democrática (RASD).
Argel y Rabat no ocultan sus diferencias sobre el tema. Argelia, que apoya política, económica y militarmente al FPL, demanda la independencia del Sahara Occidental, mientras que Marruecos se opone con la misma contundencia.
La ex colonia española dispone de una gran riqueza natural, en fosfatos, uranio, hierro, gas natural y petróleo, además de una vasta costa sobre el océano Atlántico muy rica en pesca.
Marruecos ya ha firmado acuerdos para la explotación de petróleo en el área con las empresas Total Fine Elf, de Francia, y Kerr Mc Gee, de Estados Unidos. La RASD, por su parte, suscribió uno con la británica Fusion Oil para evaluar las reservas de petróleo y gas sobre el territorio que controla, de 210.000 kilómetros cuadrados.
De acuerdo con el Plan Baker, que intentará volver a poner en marcha De Soto, se deberán convocar comicios para elegir las autoridades autónomas del Sahara Occidental, que pasaría a ser una región autónoma por cinco años dentro del reino de Marruecos.
Al cabo de ese quinquenio se convocaría un referéndum de autodeterminación, en el que los votantes deberán optar por mantener la autonomía o por constituir un país independiente. Marruecos acepta la primera parte, pero no la segunda, en tanto que el FPL acuerda con ambas.
Uno de los grandes problemas reside en el derecho de voto. Según el plan de la ONU, actualmente en invernadero, en esas elecciones podrían participar los mayores de 18 años reconocidos como votantes por la Minurso y que suman unas 86.000 personas.
También podrían hacerlo los saharauis refugiados en Tinduf, Argelia, y en otros países y que estén inscriptos en la Alta Comisión de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y que son otro tanto.
Además, se les reconocería ese derecho a quienes residan de manera continua en la zona desde diciembre de 1999, residencia que debería ser testificada por lo menos por tres personas creíbles o con pruebas documentales, según el mandato de la ONU.
Esta es una de las condiciones más objetadas por el FPL, pues permitiría votar a marroquíes no originarios ni descendientes de familias saharauis y que se trasladaron allí después de la retirada española.
Asimismo, Marruecos manifestó objeciones al padrón, presentando unos 150.000 recursos al censo elaborado por la Minurso.