El influyente embajador de Estados Unidos en Afganistán, Zalmay Khalilzad, instó a inversores a apoyar esfuerzos de reconstrucción de ese país devastado, pero admitió que se prevén más ataques terroristas en vísperas de los comicios presidenciales de la próxima semana.
Los enemigos del éxito de Afganistán iniciaron una campaña contra las elecciones presidenciales del 9 de octubre, dijo Khalilzad en una reunión con la comunidad afgana en Dubai, uno de los Emiratos Arabes Unidos, la semana pasada.
Creo que habrá cada vez más ataques, quizás algunos espectaculares, conforme nos acercamos a las elecciones, señaló.
Las declaraciones de Khalilzad durante la Conferencia para la Reconstrucción Afgana en Dubai, destinada a atraer inversiones a ese país de Asia central, coinciden con las de otros funcionarios afganos y extranjeros, que advierten un agravamiento de la situación de seguridad en las últimas semanas.
Entre marzo y diciembre de 2003 murieron 12 trabajadores voluntarios en territorio afgano, pero entre enero y agosto de este año el número de víctimas saltó a 59, según el independiente Instituto Brookings, de Estados Unidos.
La seguridad es fundamental. Sin ella, todo está en riesgo, incluso la construcción de un sistema democrático y de una economía legal, admitió Khalilzad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló el martes que los preparativos para los comicios presidenciales no se detendrán a pesar de los ataques y asesinatos de las últimas semanas.
Los múltiples incidentes a lo largo del país y en los días previos a las elecciones no pueden ser ignorados, dijo el subsecretario general de la ONU para Operaciones de Mantenimiento de Paz, Jean-Marie Guehenno.
Se deben hacer todos los esfuerzos para estar preparados ante eventuales ataques, en especial contra los centros de votación, el transporte de las urnas y los centros de conteo, señaló.
La Comisión Electoral, conformada por funcionarios afganos y de la ONU, señaló que 10,5 millones de habitantes están registrados para votar, aunque Guehenno admitió que algunos pudieron haberse anotado dos veces.
La percepción general es que el presidente interino Hamid Karzai derrotará con comodidad a los otros 17 candidatos. Karzai permanecerá así en el poder por cinco años más, y se convertiría en el primer jefe de gobierno afgano electo por voto popular.
El embajador estadounidense sostuvo que Afganistán es la primera línea de la lucha contra el terrorismo internacional.
Los terroristas de la región, el (movimiento islámico) extremista Talibán y las fuerzas del líder (tribal Gulbuddin) Hekmatyar están usando, en cooperación con la red terrorista internacional Al Qaeda, los santuarios extranjeros para desestabilizar Afganistán, dijo Khalilzad.
En octubre de 2001, poco después de los ataques terroristas con aviones de pasajeros contra Nueva York y Washington, Estados Unidos inició una ofensiva aérea y terrestre en Afganistán, con la declarada intención de capturar a quien consideró responsable de los atentados (Osama bin Laden, líder de Al Qaeda) y al régimen Talibán, que oficiaba como su protector.
Derrotado el Talibán, las fuerzas de Estados Unidos siguen atacando distintas zonas del país, mientras un pequeño contingente multinacional protege la capital. El resto del territorio se lo reparten señores de la guerra con sus propias milicias, mientras vuelve a florecer el cultivo y tráfico de estupefacientes.
Kabul necesita mucha ayuda financiera de la comunidad internacional y de los afganos en el exterior, dijo Khalilzad.
En Emiratos residen unos 150.000 afganos, muchos de ellos vinculados a la industria. Se trata de la mayor y más poderosa comunidad afgana en el mundo.
Este es el segundo viaje que realiza Khalilzad a Dubai en los últimos tres meses para atraer inversiones.
El embajador reconoció que, a diferencia del caso de Iraq, la comunidad internacional de donantes entregó gran parte de la ayuda prometida a Kabul hace dos años.
En cambio, el Instituto Brookings señaló que la comunidad internacional prometió más de 9.000 millones de dólares a Afganistán y ha entregado hasta ahora un tercio de esa suma.
En el caso de Iraq (ocupado militarmente por Estados Unidos desde marzo de 2003), el Congreso legislativo destinó 18.700 millones de dólares, pero por ahora sólo se han gastado 1.000 millones.
Los organizadores de la conferencia en Dubai destacaron que la comunidad afgana en Emiratos invirtió 100 millones de dólares en varios proyectos en Afganistán, el año pasado, incluyendo la construcción de un hotel, un banco, una fábrica de corbatas y otra de la corporación estadounidense de refrescos Coca Cola.
Khalilzad señaló que la reconstrucción no será posible sólo con ayuda internacional. La nación debe ser reconstruida por los propios afganos, afirmó.
Pero representantes de la comunidad afgana dijeron que están bajo demasiada presión.
Hay muchos problemas. No hay infraestructura ni sistema bancario ni leyes claras. Y el gobierno todavía mantiene el viejo sistema, dijo a IPS el empresario afgano Saif Zahir, radicado en Dubai.
Zahir era propietario de una fábrica de plásticos en Afganistán, saqueada durante la invasión de Estados Unidos en 2001.
Muchos empresarios están pidiendo una completa reforma de las leyes económicas afganas.
La corrupción es de 99,99 por ciento. Muchas personas querrían invertir en su país, pero simplemente no confían en el sistema, dijo un diplomático afgano a IPS.
Algunos sugirieron incluso que existieron situaciones de corrupción involucrando a países donantes.
Dicen que los donantes gastaron mucho dinero en Afganistán. Pero, ¿dónde está? Se fue en los bolsillos de las principales compañías de sus propios países. Igual a lo que ocurrió en Iraq, dijo el diplomático.