DARFUR: Débil fuerza de paz africana

Mientras la Unión Africana (UA) se prepara para multiplicar por 10 los soldados apostados en la provincia sudanesa de Darfur, la ONU pide a la comunidad internacional duplicar la ayuda humanitaria a los desplazados de esa conflictiva región.

El jefe de la ONU, Kofi Annan, solicitó dinero y equipos para la misión de la UA, mientras surgen reticencias dentro del Consejo de Seguridad del foro mundial para sancionar a Sudán por no haber detenido los ataques de milicias progubernamentales árabes a la población negra de Darfur.

Por su parte, el representante especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para Sudán, Jan Pronk, dijo este jueves al Consejo que es necesario por lo menos ”duplicar los recursos” humanitarios para los desplazados en Darfur hasta fines de 2004.

La solicitud de Pronk implicaría un aporte adicional de 250 millones de dólares.

Altos funcionarios de la ONU y representantes de organizaciones humanitarias son escépticos sobre la capacidad económica y militar de la fuerza de paz de la UA para la occidental provincia sudanesa de Darfur, aun con el apoyo que le prometió el foro mundial.

Igual escepticismo muestran cuando se trata de determinar si el Norte industrial aportará lo que falta para que los 200 soldados africanos hoy en Darfur cumplan con su misión.

El Comando Europeo-Estadounidense (Useucom), que custodia los intereses de ambos socios en Africa, Europa y Medio Oriente, acaba de prometer ayuda para el transporte aéreo de equipos y tropas dirigidas a Darfur, informó a IPS Donna J. Derr, del Servicio Mundial de Iglesias (CWS).

Pero la principal demanda es el financiamiento, sostuvo Derr. ”Históricamente, cuando fuerzas de países vecinos tratan de mitigar conflictos o crisis, ninguno de los gobiernos que intervienen ha tenido fondos ni aun para pagarle a sus propios soldados”, explicó.

”El compromiso estadounidense de apoyo logístico debe incluir fondos, no sólo equipo”, agregó la activista.

Annan informó al Consejo de Seguridad de la ONU que Nigeria, Tanzania y Botswana han comprometido tropas para la fuerza panafricana, mientras Sudáfrica aportará apoyo logístico.

La ONU ha calificado la crisis humanitaria en Darfur como la peor de la actualidad.

Las lluvias y las enfermedades infecciosas han agravado la situación de los tres grupos étnicos negros de la región —fur, masaalit y zaghawa—, asediados por las milicias árabes Janjaweed, que contarían, según insistentes versiones, con el apoyo del gobierno sudanés.

Desde el inicio de la crisis en Darfur, unos 30.000 negros fueron asesinados y más de 1,4 millones debieron abandonar sus hogares por el asedio de las Janjaweed.

No hay duda de que el gobierno islámico y árabe en Jartum patrocinó, armó o reclutó a las milicias, informó la relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias y arbitrarias, Asma Jahangir.

Los Janjaweed —que, al igual que sus víctimas, son musulmanes— con frecuencia usan uniformes del ejército regular y vehículos oficiales, añadió.

El domingo venció el plazo establecido a comienzos de agosto por el Consejo de Seguridad de la ONU para que el gobierno sudanés interrumpiera su apoyo a las milicias árabes que atacan a la población de Darfur.

Pronk dijo este jueves ante el Consejo que la situación humanitaria en Darfur es aún muy frágil.

Aunque Jartum avanzó en el cumplimiento de algunas exigencias de la ONU —como el despliegue de más policías y el levantamiento de las restricciones a las organizaciones de asistencia—, no ha dado cumpliento a dos demandas clave, agregó el funcionario.

El gobierno de Sudán aún no logró detener los ataques de las milicias contra la población ni procesó, acusó o identificó a ninguno de los cabecillas de las Janjaweed, explicó Pronk.

El Consejo debería evaluar situación y la posibilidad de imponer sanciones políticas y económicas la semana próxima. Pero, al parecer, sus miembros ya dieron marcha atrás y trasladarán la responsabilidad a la UA, solicitando al bloque que fortalezca sus fuerzas en Darfur.

”Aplaudimos a la UA por sus esfuerzos para atender la crisis en Darfur, pero debemos reconocer sus limitaciones”, dijo el director ejecutivo de la organización no gubernamental estadounidense Africa Action, Salih Booker.

En opinión de Booker, sería ”injusto endilgar a la UA la responsabilidad de detener el genocidio en el occidente de Sudán”, pues el bloque africano ”carece de los recursos necesarios para emprender una intervención fuerte y urgente en Darfur”.

”La ONU y sus miembros se habrán lavado las manos si mañana (por este viernes) deciden cargar sobre la UA la responsabilidad de frenar el genocidio y la peor crisis humanitaria del mundo”, agregó. Booker atribuyó esa intención a que ”esto está ocurriendo en Africa”.

El presidente de la institución estadounidense TransAfrica Forum, Bill Fletcher, fue también crítico hacia la reticencia del Consejo de Seguridad de la ONU a contraponerse a ”la intransigencia del régimen en Jartum”.

Fletcher atribuyó tal reticencia a la intención de no crear precedentes que justifiquen intervenciones en ”asuntos internos”, a la percepción de algunos países de que una operación así tendría el propósito de ”desmembrar Sudán” y apoderarse de sus recursos, como el petróleo, y a la falta de recursos para mantener una misión de paz.

”La resolución de la crisis en Darfur debe procesarse a través de iniciativas africanas. Una intervención occidental sería desastrosa”, dijo Fletcher a IPS. Sin embargo, el activista consideró que Estados Unidos y la Unión Europea debenaportar ”inmediatamente” apoyo financiero y logístico..

Activistas atribuyen al Consejo de Seguridad responsabilidad por no haber evitado en 1994 la matanza de hasta un millón de personas en el conflicto étnico de Ruanda, un genocidio cuyo fantasma sobrevuela el actual conflicto en Sudán.

En los pasillos de la ONU se especulaba este jueves que Rusia y China, dos países que poseen la facultad de veto sobre las resoluciones del Consejo, son reticentes a imponer sanciones contra Sudán porque tienen intereses económicos y comerciales en ese país.

El conflicto en Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzó en los años 70 como una disputa étnica de baja intensidad entre nómades árabes y agricultores indígenas negros sobre las tierras de pastoreo en esta región proclive a las sequías.

Pero la tensión evolucionó hacia una guerra civil que estalló en febrero de 2003.

Entonces, dos organizaciones rebeldes, el Movimiento y Ejército para la Liberación de Sudán y el Movimiento Justicia y Equidad, reaccionaron con violencia al continuo hostigamiento de las milicias progubernamentales y a la falta de inversiones en el desarrollo de la zona.

Ambos grupos lanzaron ataques, a veces conjuntos, contra instalaciones militares en rechazo de las redadas de Janjaweed contra sus comunidades y la postergación a la que las somete Jartum. Los rebeldes son apoyados por la población no árabe que constituye la mayoría de la región.

La respuesta del gobierno fue un aumento del apoyo a los 20.000 miembros de Janjaweed y una escalada de las ofensivas contra la población civil.

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