El desenfreno de incendios intencionales para ampliar tierras de cultivo y pastizales destinados al ganado determina que los habitantes de la central ciudad boliviana de Santa Cruz respiren un aire con más del doble del nivel de partículas suspendidas recomendado, y que sus ojos estén frecuentemente irritados.
Los días 16 y 17 de este mes, el equipo del proyecto Aire Limpio de la Cooperación Suiza (Swiss Contact) determinó en esa ciudad la existencia de hasta 400 microgramos de partículas suspendidas por metro cúbico de aire, cuando la norma señala como límite 150 microgramos.
Las partículas suspendidas son líquidos o sólidos invisibles al ojo humano que pueden recorrer grandes distancias en el aire, permanecer mucho tiempo en él y provocar trastornos respiratorios.
Imágenes satelitales identificaron 2.383 puntos de incendios forestales en regiones semitropicales y llanuras sobre una superficie de 167.343 hectáreas, y motivaron un enérgico llamado de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) a prohibir por completo la práctica anual de los chaqueos (quema de maleza y arbustos para desplazar la frontera agropecuaria).
Integrantes de las fuerzas armadas y de Defensa Civil se movilizan por tierra y aire, junto con voluntarios, en el intento de frenar el avance de las llamas y rescatar a familias afectadas por el descontrolado fuego.
Por lo menos un niño y un anciano murieron debido a esos incendios, que afectan a los departamentos de Santa Cruz, Beni, Cochabamba, La Paz y Tarija.
Densas humaredas dificultan los vuelos comerciales y causan retrasos de hasta dos horas en los despegues.
La salud de los habitantes de la zona oriental es la más afectada, por aspiración de partículas suspendidas y su depósito en los pulmones, que produce afecciones respiratorias, según Orlando Vásquez, asesor de Aire Limpio.
En los días de mayor humareda, los dolores de cabeza aumentaron en la población expuestos a la presencia masiva de óxidos de carbono, así como las irritaciones en los ojos y las conjuntivitis, explicó a Tierramérica..
Lidema, una coalición de organizaciones no gubernamentales, alertó sobre efectos a largo plazo de las quemas, con incidencia directa en el cambio climático, la sequía y la erosión de tierras.
El coordinador del programa de Capacitación de la Liga, Edwin Alvarado Terrazas, lamentó el riesgo de pérdida de biodiversidad, en un país que está entre los 10 de mayor riqueza natural.
Junto a los arbustos también se queman microorganismos que ayudan a fertilizar la tierra, indicó a Tierramérica.
A diferencia de la región occidental andina, donde los chaqueos son una práctica antigua pero bajo control, en el oriente la expansión de las zonas ganaderas y de cultivos de soja ha conducido a una quema indiscriminada de grandes extensiones de bosque, que afecta a decenas de familias, explicó el activista.
En general, un típico campesino de la zona andina quema extensiones de alrededor de media hectárea, pero los ganaderos y sojeros eliminan arbustos en centenas de hectáreas, aseguró.
La legislación boliviana permite la quema controlada, pero Alvarado alegó que el Estado no controla en forma eficaz esa práctica, y consideró preferible dejar sin efecto las autorizaciones para chaquear.
La Lidema sugiere crear un Sistema Nacional de Prevención con recursos financieros adecuados, conformado por instituciones especializadas y organizaciones de la sociedad civil, que tenga potestades para aplicar medidas preventivas y de control.
La vigente Ley del Medio Ambiente sanciona con cuatro años de reclusión a las personas que ocasionen incendios en propiedad ajena, campos de labranza o pastoreo, por negligencia o con intencionalidad.
La Liga reclama la aplicación rigurosa de esa y otras normas ambientales, con juicios y sanciones ejemplarizantes para los responsables de prácticas nocivas.
* Publicado originalmente el 25 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.