La auditoría que la OEA y el Centro Carter para la Paz completaron este sábado sobre el referendo del 15 de agosto en Venezuela confirmó la victoria del presidente Hugo Chávez en esa consulta popular sobre la continuidad de su mandato.
Sin embargo, la negativa de la oposición política a reconocer el triunfo del mandatario aleja el objetivo de una rápida reconciliación entre los venezolanos, admitieron César Gaviria, secretario general de la OEA (Organización de los Estados Americanos), y Jennifer McCoy, portavoz del estadounidense Centro Carter para la Paz.
Los resultados publicados por el Consejo Nacional Electoral son compatibles con el control que hemos ejercido sobre el proceso a lo largo de semanas, dijo Gaviria en la rueda de prensa conjunta de los observadores internaconales estelares del referendo.
La última fase de esa observación consistió en contar una a una las papeletas que comprobaron de manera física cada voto electrónico emitido a través de las máquinas con las que sufragó 90 por ciento del electorado, y contrastar esa cuenta con los resultados entregados por las máquinas y las actas con las que se hizo la totalización.
Para ello los observadores utilizaron una muestra aleatoria de 150 mesas con 400 máquinas de voto, de todas las regiones del país, y contrastaron las actas emitidas electrónicamente con las papeletas guardadas en las urnas, en las que cada elector depositaba el comprobante de su sufragio, efectuado electrónicamente.
El resultado, informó Gaviria, fue 58,93 por ciento de votos para el No (no revocar a Chávez, sino ratificarlo) y 41,07 por ciento para el Sí (revocar el mandato).
Los resultados que entregó el poder electoral el lunes, cuando totalizó 94 por ciento de actas de voto electrónico, fueron de 58,25 por ciento para el No y 41,74 por ciento a favor del Sí.
Cuando el miércoles agregó los votos de centros más lejanos, en los que 900.000 venezolanos sufragaron sin máquinas, el Consejo informó que el No ganaba con 59,06 por ciento contra 40,94 por ciento del Sí. En esa votación manual la proporción fue 70 por ciento a favor de Chávez y 30 por ciento en contra.
La auditoría y el mecanismo de selección de la muestra fueron propuestas del ex presidente estadounidense y premio Nobel de la Paz Jimmy Carter (1977-1983), según dijo después de escuchar las demandas de la organización Súmate, brazo técnico de la coalición opositora Coordinadora Democrática que impulsó el referendo.
Sin embargo, después de que el Consejo Electoral aceptó la auditoría, Súmate se desmarcó de la revisión y la Coordinadora anunció que la rechazaba, reclamando que, por ser la parte agraviada, debía ser ella la que fijase todas las condiciones.
Una suspicacia propia del clima político venezolano se presentó porque las cajas que guardaron las papeletas, cerradas y precintadas por las autoridades de cada mesa y testigos del oficialismo y la oposición, quedaron tras la jornada electoral bajo custodia de la Fuerza Armada, de la que el presidente de la República es comandante en jefe.
Pero McCoy y Edgardo Reis, jefe técnico de misión de la OEA, explicaron que cuando se informó a la autoridad militar de cada región cuál era la caja y máquina escogida para la auditoría, ya estaban allí delegados de sus respectivos equipos de observación.
Acompañamos cada máquina y cada caja transportada al centro de auditoría en Caracas, viajamos en los helicópteros y vehículos que las trajeron, dormimos con las cajas y nuestros testigos supervisaron cada cuenta, narró McCoy.
Domingo Mugica, presidente de Smartmatic, la empresa que vendió los sistemas y máquinas de votación, recordó que cada voto, tanto electrónico como físico, tiene un código alfanumérico individualizado, de 32 caracteres, aleatorio y producido en el momento del sufragio, por lo que cualquier auditor puede constatar que cada voto de cada máquina se corresponda con la papeleta.
Como los militares no sabían hasta que se lo dijimos cuál caja o máquina debía auditarse, para hacer un fraude se debió cambiar el contenido de todas las cajas, unas 19.600, y eso es prácticamente imposible, comentó McCoy.
Con dificultad y gran pericia técnica, quien se hubiese propuesto esa tarea habría demorado unos seis meses, dijo Mugica cuando enfrentó a la prensa el jueves.
Aunque la oposición decidió no participar en la auditoría, el resultado nos deja tranquilos y sin dudas, subrayó Gaviria.
Esperamos que con estos resultados el pueblo venezolano pueda tener confianza en su sistema electoral, dijo por su parte McCoy.
Ambos observadores recordaron además que las máquinas, antes de ser despachadas a los centros de votación, también fueron objeto de una auditoría en presencia de testigos del oficialismo y de la oposición, así como de observadores, con resultados impecables.
Durante meses, la Coordinadora expresó desconfianza en el Consejo Electoral como árbitro, porque de sus cinco directivos tres simpatizaban con el oficialismo y dos con la oposición, y sus líderes repitieron hasta el cansancio que sólo aceptarían el resultado del referendo si era avalado por las misiones de la OEA y del Centro Carter.
Pero desde el lunes, cuando los observadores respaldaron las cifras del poder electoral, la Coordinadora dio un giro de 180 grados y sus líderes sostienen ahora que deben estudiarse nuevas evidencias que estamos recabando sobre este colosal fraude, según dijo Jesús Méndez, presidente del partido Acción Democrática, principal de oposición.
Enrique Mendoza, un socialcristiano independiente que es el principal líder de la Coordinadora, ordenó desentenderse de la auditoría y constituir un comité de juristas y técnicos que recabará las evidencias del alegado fraude.
Otro portavoz opositor, Asdrúbal Aguiar, recordó este sábado que el año 2000 la OEA avaló un triunfo del presidente peruano Alberto Fujimori, quien luego, en un balotaje que resultó espurio, fue reelegido, pero ya sin reconocimiento del organismo interamericano.
Gaviria comentó que en efecto la OEA, dirigida por él, avaló los resultados que dieron la victoria a Fujimori en la primera vuelta, pero se retiró de la observación cuando el poder electoral peruano alteró las reglas de juego para la segunda.
Todos los gobiernos que se han pronunciado sobre el referendo venezolano reconocieron a Chávez como ganador de la consulta, incluido el de Estados Unidos, aunque el Departamento de Estado en Washington aguardaba por la auditoría de este sábado para hacer una declaración definitiva.
Aguiar dijo que cuando recaben las evidencias del alegado fraude acudirán ante los gobiernos del hemisferio y la propia OEA para solicitar una revisión de su veredicto.
La primera base de dudas presentada por la oposición es una encuesta a boca de urna, encargada por la firma estadounidense Penn and Schoen a los activistas de Súmate, que daba ganador al Sí sobre el No en una proporción 59-41 al caer la noche del 15 de agosto, cuando todavía decenas de miles de electores hacían cola ante los centros de voto, que cerraron entre cuatro y seis horas más tarde.
La otra es que en decenas de centros de votación cada una de sus dos o tres mesas presenta el mismo resultado para el Sí, lo que hace presumir a dirigentes y medios de comunicación alineados con la oposición que el sistema pudo programarse para colocar un techo a los votos en contra de Chávez.
Si hubiese un padrón en ese sentido lo habríamos encontrado en la auditoría, y no lo hallamos, dijo Gaviria. No digo que no pudo haber fraude, digo que la OEA y el Centro Carter, que actuamos con nuestra experiencia en la observación de más de 50 elecciones, no lo hemos encontrado.
Este viernes Chávez pidió a la oposición un diálogo constructivo sobre la base de reconocer el resultado del referendo pues dan pena (vergüenza) ajena y hacen el ridículo internacional.
Gaviria dijo que el referendo es el tipo de solución pacífica, democrática y electoral que buscamos durante más de dos años frente a la crisis y por la reconciliación de los venezolanos. Pero admitió que con el rechazo de la Coordinadora a sus resultados mucho de lo que estábamos buscando no se logrará.
En la democracia es muy importante que el que gane sepa ganar y el que pierda sepa perder, concluyó el secretario general de la OEA.