INTEGRACION-AMAZONIA: Puentes fronterizos de doble filo

El puente inaugurado este miércoles en la frontera entre Bolivia y Brasil tendrá un impacto ambiental y económico limitado, pero no así el que se construirá en la frontera brasileño-peruana, en el corazón de la Amazonia sudoccidental.

El primero, el puente Wilson Pinheiro, sólo intensificará el intercambio entre Cobija, ciudad del septentrional departamento boliviano de Pando, y Brasileia, del lado brasileño, impulsando la economía local.

Su inauguración juntó en la mañana de este miércoles en Cobija a los presidentes Carlos Mesa, de Bolivia, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Alejandro Toledo, de Perú.

Luego los tres mandatarios se desplazaron casi 100 kilómetros al oeste para colocar la piedra fundamental del Puente de la Integración, a ser construido entre la ciudad brasileña de Assis Brasil e Iñapari, en el sudoriental departamento peruano de Madre de Dios.

Son obras pequeñas, pero la presencia de los mandatarios se justificó por la importancia que ganó la integración física de los países sudamericanos en la política regional.

Pero el puente en la frontera brasileño-peruana sí tendrá fuerte repercusión en la Amazonia, porque abre paso a una conexión vial del estado brasileño de Acre, que comprende Brasileia y Assis Brasil, a la costa peruana del océano Pacífico, señaló Irving Foster Brown, profesor de la Universidad Federal de Acre.

El puente fomentará ”una interacción entre Acre y Madre de Dios”, que tenderá a extenderse a las alturas de los Andes y luego a ampliar carreteras hasta el Pacífico, evaluó Brown en entrevista telefónica con IPS.

Esto ”depende de inversiones en Perú, pero será inevitable en los próximos años”, vaticinó este geoquímico estadounidense que llegó a Acre a principio de los años 90, invitado a colaborar en una investigación de la Universidad, para luego permanecer allí como profesor.

Una salida al Pacífico peruano convertiría la Amazonia sudoccidental en pasaje de la gigantesca producción de soja y otros granos del centrooeste brasileño y produciría un gran incremento del flujo comercial entre los dos países, facilitando el acceso mutuo a mercados hasta ahora separados por los bosques amazónicos y la cordillera de los Andes.

Las carreteras, facilitando el acceso y el transporte, son siempre un factor de deforestación en la Amazonia, al atraer actividades como agricultura, ganadería y extracción de maderas, observó a IPS Michael Schmidlehner, presidente de la organización no gubernamental (ONG) Amazonlink, con sede en Rio Branco, capital de Acre.

Esto es visible en las imágenes de satélites, que muestran la concentración de áreas sin árboles a lo largo de carreteras ya pavimentadas en Acre. ”Hace falta un plan para evitar los impactos destructivos”, concluyó.

La Iniciativa Madre de Dios-Acre-Pando (MAP), un movimiento trinacional de personas, universidades, ONG y alcaldías, busca hace algunos años formas de evitar la repetición de los desastres ambientales y sociales en otras partes de la Amazonia.

Las obras viales permiten superar el aislamiento, facilitando el acceso a las ciudades y a los servicios de salud, pero a la vez puede promover el éxodo rural y una urbanización desordenada no acompañada por los servicios, además de encarecer la tierra haciéndola objeto de especulación por las ganancias rápidas, destacó Brown, activo participante de la Iniciativa.

El desafío es ”crear mecanismos para maximizar los beneficios y minimizar los perjuicios”, lo que exige planificación y trabajo conjunto, sostuvo.

El movimiento reclama dos derechos humanos básicos, el acceso a informaciones relevantes y el derecho de participar en las decisiones colectivas. Promueve reuniones periódicas para discutir la mejor gestión de los ecosistemas y planes para el desarrollo sustentable de la ”región MAP”.

La gestión conjunta de la cuenca del Alto Río Acre, compartido por las tres provincias de los tres países, es una de las principales preocupaciones, porque crece la demanda de agua en ciudades locales, apuntó Brown.

El VI Foro MAP, que tuvo lugar en agosto del año pasado en dos ciudades de Acre, reunió a 600 personas y 164 instituciones, siendo 92 brasileñas, 47 peruanas y 25 bolivianas.

Como ejemplo de recomendaciones aprobadas están la creación de un programa trinacional de producción forestal sustentable, la formación universitaria basada ”en la realidad local, en el contacto directo con la naturaleza y las poblaciones locales”, y una agricultura con plantas nativas, en lugar el monocultivo de especies foráneas ”de roza, tumba y quema”.

El V Foro será en 16 a 19 de septiembre en Puerto Maldonado, Perú.

Acre vive ”un punto de mutación”, en pocos años sufrirá fuertes cambios, ante el gran flujo de inversiones, vaticinó Brown, señalando que la ganadería se expande rápidamente, añadiendo 200.000 nuevos animales vacunos cada año, en un estado que ya tiene mas ganado que sus 557.000 habitantes apuntados en el censo de 2000.

Toda la Amazonia brasileña, así como la región MAP, está delante de transformaciones que ”en las próximas décadas superarán las del último siglo”, evaluó.

La sociedad tendrá que elegir la dirección de este proceso, que no se puede interrumpir y en que beneficios económicos inmediatos pueden representar ”el desperdicio de recursos y riquezas”, con efectos dañinos mucho mas allá de la Amazonia, concluyó.

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