Colombia tiene garantizada una inversión de más de 10 millones de dólares para los próximos 12 años en proyectos de conservación de cinco ecosistemas estratégicos ricos en bosques, biodiversidad y aguas, que será financiada mediante canje de deuda con Estados Unidos.
El gobierno colombiano se comprometió a invertir en conservación esa suma, que se descontará de su deuda con Washington, unos 38.266 millones de dólares a diciembre de 2003, es decir, cerca de la mitad del producto interno bruto del país.
Colombia es el séptimo país que realiza un acuerdo en el marco del programa de "canje de deuda por naturaleza", luego de Bangladesh, Belice, Salvador, Perú, Filipinas y Panamá.
El acuerdo fue firmado en abril con participación de los grupos ambientalistas Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), Conservación Internacional (CI) y The Nature Conservancy (TNC), que aportarán al fondo 1,4 millones de dólares.
Dorely Estepa, de la filial colombiana de CI, dijo a Tierramérica que el papel de las tres organizaciones en este proceso es apoyar a las entidades gubernamentales ambientales en "la determinación de objetivos precisos para que sea posible desarrollar proyectos realistas".
El fondo prevé financiar el establecimiento de nuevas áreas protegidas, públicas y privadas; la restauración y mantenimiento de áreas protegidas existentes y el desarrollo e implementación de un sistema de manejo de recursos naturales, explicó María Ximena Galeano, del WWF.
También se invertirá en programas de formación para mejorar las capacidades y habilidades científicas, técnicas y de manejo de los individuos y organizaciones involucrados en iniciativas de conservación, apuntó la ambientalista.
Una de las áreas que se beneficiarán con el acuerdo es el Corredor Caribe, al norte, que comprende los parques (reservas) nacionales naturales del Tayrona, la isla de Salamanca, la sierra Nevada de Santa Marta y el Complejo Lagunar de la Ciénaga Grande, declarados reserva de la biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La zona del Parque Natural Isla de Salamanca debe ser restaurada para revivir los manglares que fueron destruidos a fines de los años 60 por la construcción de un tramo de la carretera Troncal del Caribe. Eso cortó el intercambio entre agua salada del mar y agua dulce de la Ciénaga Grande de Santa Marta.
La muerte de esta extensa zona de manglar ha sido considerada uno de los más grandes desastres ecológicos ocurridos en Colombia.
Otra área beneficiada será el Corredor Andino de Roble, al noroeste, que contiene una de las mayores extensiones de árboles de roble (familia Fagaceae) del país.
Según el WWF, esa zona presenta muchos elementos únicos de biodiversidad, incluyendo un sinnúmero de especies endémicas, además de animales que requieren grandes extensiones de hábitat natural para sobrevivir, como el oso andino, frontino o de anteojos (Tremarctos ornatus) y la danta de montaña (Tapirus pinchaque).
También se invertirá en el Corredor de Conservación de Sumapaz-Tinigua, en el centro del país, que posee características propias de la diversidad amazónica y andina, incluyendo especies de aves frugívoras y colibríes (familia Troquílidos, orden Apodiformes) que realizan migraciones en estas laderas.
Las áreas beneficiadas por el canje de deuda fueron seleccionadas por el gobierno colombiano y las ONG según su importancia biológica y socioeconómica, su vulnerabilidad a la pérdida de biodiversidad; la capacidad institucional y de gestión de recursos de las agencias de gobierno, comunidades locales y otras organizaciones de esas zonas, y prioridades en términos de financiación actual y potencial.
Para Manuela Hernandez, bióloga de la estatal Universidad del Atlántico, el acuerdo de canje de deuda es importante porque la destrucción y la fragmentación de los ecosistemas naturales son sin duda las mayores amenazas a los bosques tropicales colombianos.