El Senado de Australia hizo público un hecho que algunos ya conocían: el máximo consejero del gobierno en asuntos como recalentamiento del clima y energía renovable es también ejecutivo de la gigante minera Río Tinto.
En el piso 35 del enorme complejo de oficinas de la Calle Collins, en la sudoriental ciudad de Melbourne, tiene su despacho Robin Batterham, quien dos veces a la semana se desempeña como científico principal del gobierno, máximo asesor en materia de ciencia, tecnología y ambiente.
Los otros tres días hábiles, desde la misma oficina, trabaja como jefe de investigaciones de Río Tinto.
Un comité del Senado presentó la semana pasada un informe señalando que la "doble vida" de Batterham y el potencial conflicto de intereses que ella entraña son, en parte, responsabilidad del conservador primer ministro John Howard, quien redujo a la categoría de dedicación parcial las exigencias para cargos de altos asesores.
Así, a Batterham no le resultó difícil aspirar y ser designado científico principal en mayo de 1999, cuando ya era ejecutivo de Río Tinto.
Los "conflictos de intereses potenciales en este caso son tan perjudiciales para la Oficina del Científico Principal como un conflicto de intereses real", concluyó el Comité de Educación, Empleo y Relaciones Laborales de la cámara alta.
El doble trabajo de Batterham "erosiona la confianza pública en el proceso político y administrativo y pone en duda la integridad de cualquier asesoría de alto nivel con la que cuente el gobierno", agregó el documento.
La mayoría de los miembros del comité recomendaron que el cargo de científico principal pase a ser de dedicación exclusiva.
Río Tinto es una de las compañías mineras más grandes del mundo, con intereses en 40 países.
Con 13 grandes proyectos de explotación de cobre en todo el planeta, y una de las principales firmas dedicadas a la fundición de aluminio, Río Tinto ve en las políticas contra el cambio climático un obstáculo para sus negocios.
Río Tinto es responsable de cinco por ciento de las emisiones en Australia de los llamados gases de efecto invernadero, principales responsables del recalentamiento del clima, señaló el senador Bob Brown, del opositor Partido Verde, citando datos de 2002.
Los gases invernadero son derivados de la quema de combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo, y la mayoría de los científicos coinciden en que son causa del recalentamiento de la atmósfera terrestre, que provoca graves trastornos climáticos.
El comité comenzó a estudiar el caso de Batterham a inicios de este año, luego de que Brown reveló que el científico había empleado información de Río Tinto para recomendar al gobierno de Howard un proyecto para capturar y almacenar bajo tierra los gases invernadero en pozos gasíferos agotados.
Río Tinto calcula que esta operación costaría siete dólares por tonelada de dióxido de carbono (el principal gas invernadero), aunque otros expertos calculan que requeriría una inversión hasta 10 veces mayor.
"El comité no pudo encontrar a nadie más en todo el mundo que calculara costos tan bajos para la operación de captura y almacenamiento de gases", dijo Brown al Senado.
El gobierno australiano se niega a ratificar el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático, único instrumento internacional que obligaría a los países industrializados a reducir en 5,2 por ciento sus emisiones de gases invernadero respecto de los volúmenes emitidos en 1990, meta a cumplirse antes de 2012.
Aunque el protocolo ya fue ratificado por 120 países, éstos no llegan a sumar 55 por ciento de las emisiones de gases invernadero del Norte industrial, mínimo exigido para su puesta en vigencia.
La ratificación de Estados Unidos (responsable de 25 por ciento de las emisiones globales), bastaría para volverlo obligatorio. Pero también alcanzaría con la de Rusia.
Batterham también manejó información de Río Tinto en una reunión de ministros de Energía de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth), según dijo Brown al presentar el informe del comité.
El científico principal aseguró que almacenar gases invernadero era más barato que invertir en fuentes de energía renovables.
Los senadores del gobernante Partido Liberal descartan que el puesto de Batterham en la compañía minera pueda provocar un conflicto de intereses.
"No hay una sola prueba de que Batterham haya promovido el almacenamiento a expensas de otras estrategias de reducción de los gases. Y aun si lo hubiera hecho, él no es el que toma las decisiones", señalaron en un comunicado.
El ministro de Ciencia, Peter McGauren, minimizó el informe del comité y sostuvo que "no hay ninguna clase de problema en el hecho de que el cargo de científico principal sea de dedicación parcial".
La organización ambientalista Greenpeace Australia, en cambio, ve en ello un claro conflicto de intereses.
"Es evidente que las políticas que Batterham aconseja al gobierno favorecen a las compañías del cobre, como Río Tinto, su empleador", afirmó la filial australiana de Greenpeace en un comunicado.
El senador Brown también criticó al gobierno de Howard por recortar los fondos para desarrollar fuentes de energía renovable y beneficiar cada vez más a compañías como Río Tinto.
El senador informó que 238 millones de dólares del gobierno terminaron directa o indirectamente en manos de la compañía minera desde que Batterham fue nombrado en su cargo en 1999. ***** + Oficina del Científico Principal de Australia, en inglés (http://www.dest.gov.au/ChiefScientist) + Senado de Australia, en inglés (http://www.aph.gov.au/senate) + Partido Verde de Australia, en inglés (http://www.greens.org.au) + Río Tinto, en inglés (http://www.riotinto.com) + Greenpeace Australia, en inglés (http://www.greenpeace.org.au)
(FIN/IPS/traen-rp-dcl/bb/si/en/04)