Mensajes contra la guerra podrán leerse en carteles instalados en la neoyorquina plaza Times Square durante la Convención del Partido Republicano, que postulará al presidente estadounidense George W. Bush a la reelección.
La compañía propietaria de los carteles, la cadena de medios electrónicos Clear Channel, dejó de lado su reticencia al respecto al llegar a un acuerdo con el grupo que contrató el espacio, Project Billboard, y que la había demandado por ruptura del convenio.
El compromiso implica un cambio en el diseño original, que contenía la imagen de una bomba roja, blanca y azul, colores de la bandera nacional estadounidense.
Esa ilustración desaparecerá, pero se mantendrá una paloma de la paz y la frase La democracia se predica mejor por el ejemplo, no con la guerra.
Otro cartel contendrá una pantalla digital en la que se actualizará permanentemente el costo de la guerra y de la ocupación militar de Iraq. Ambos permanecerán tres meses en Times Square, el espacio público más transitado de Nueva York, desde el 2 de agosto.
La convención republicana, que designará formalmente a Bush como candidato del partido a la presidencia, se celebrará entre el 30 de agosto y el 2 de septiembre en el recinto deportivo y de espectáculos Madison Square Garden, en Nueva York.
Estamos muy satisfechos con el resultado, dijo a IPS la directora de Project Billboard, Deborah Rappaport. Para nosotros, el mensaje (en texto) era mucho más importante que la imagen.
Clear Channel negó que su afinidad política con el gobierno hubiera influido en la decisión. La imagen de la bomba era inapropiada, y el Hotel Marriott, donde se ubica el cartel en cuestión, la objetó, sostuvo la compañía.
Pero cuando faltan menos de cuatro meses para los comicios presidenciales y arrecian los cuestionamientos a la ocupación de Iraq, defensores de la libertad de expresión inscriben el episodio en un clima de intimidación a quienes critican al gobierno y a sus amigos del mundo empresarial.
Hay un intento deliberado del gobierno para azuzar la histeria bélica y hacerse valer en todo debate sobre política pública con el argumento de que el país está en guerra, dijo Eric Freedman, profesor de Derecho de la neoyorquina Universidad Hoftra.
Un daño colateral de definir la lucha contra el terrorismo como una 'guerra' es que facilita calificar el disenso de amenaza a la seguridad nacional. Permite reprimir la libertad de expresión, algo que, de otro modo, sería visto como simplemente tiránico, agregó Freedman.
Hubo varios casos de censura estatal abierta, como la detención de personas por vestir camisetas con leyendas contra Bush. Pero, para muchos activistas, tan preocupante como eso es la falta de espacios públicos donde esté disponible una gran variedad de opiniones.
El pensamiento predominante ha sido que la libertad de expresión está garantizada cuando hay mercado libre y no hay regulación gubernamental directa, dijo a IPS Svetlana Mintcheva, directora del programa de Artes de la Coalición Nacional contra la Censura, que reúne a 50 instituciones.
Pero cada vez queda más evidente que eso es una falacia. Clear Channel posee en todo el país 800.000 carteles, una gran porción de espacio público. Hay una gran consolidación corporativa, específicamente en los medios de comunicaciones, y eso tiene un gran impacto en la calidad de la discusión pública, añadió Mintcheva.
Internet se mantiene como un espacio libre para el activismo político, en gran medida sin regulaciones, pero el control corporativo de los medios de comunicación más tradicionales, como la radio y la televisión, ha restringido el acceso de activistas que procuran un público amplio.
La compañía Disney casi impide la distribución nacional en las salas cinematográficas del documental contra Bush Farenheit 9/11, del director Michael Moore, un éxito de crítica y de taquilla en Estados Unidos y en todo el mundo.
Y la cadena televisiva CBS vetó un aviso contratado por la organización opositora MoveOn porque la compañía no acepta los anuncios denominados issue ads (propaganda temática), que no explicitan una recomendación de voto y que, por lo tanto, no están sometidos a los límites legales.
Creo que estamos viendo un nuevo maccartismo (por la campaña anticomunista encabezado en los años 50 por el senador Joseph McCarthy), con el gobierno de Bush usando el temor y la intimidación para controlar las masas, en alianza con sus amigotes empresarios, indicó Michael Williams, columnista del diario Richmond Times-Dispatch.
Creo que ese es el nuevo elemento: al alcance del trabajo conjunto entre las corporaciones y este gobierno y el GOP (Grand Old Party, una de las denominaciones del gobernante Partido Republicano) en acallar el disenso, sostuvo Williams.
Clear Channel aportó más de 300.000 dólares en contribuciones políticas en las elecciones de 2000 y 2002, la gran mayoría a candidatos republicanos.
En marzo de 2003, cuando estaba en ciernes la invasión a Iraq, Clear Channel ordenó a sus radioemisoras afiliadas no difundir canciones del grupo de música country-rock Dixie Chicks, cuya cantante, Natalie Mains, se manifestó en un recital en Londres avergonzada de que el presidente de Estados Unidos sea de Texas, donde ella nació.
Esto es Estados Unidos, la patria de los libres. ¿Desde cuándo nuestros ciudadanos han debido vivir con temor de manifestarse y decir lo que piensan?, dijo la escritora Norma Sherry, cofundadora de la organización Together Forever Changing.
Organizadores de protestas en torno de las convenciones del Partido Republicano y del opositor Partido Demócrata esperan que se les respete el derecho a expresarse libremente.
Los activistas debieron ganarse el derecho a manifestarse frente a la sede de la convención republicana, el recinto deportivo y de espectáculos Madison Square Garden, pero la policia aún no les permitió concentrarse en el Central Park o en Times Square.
En Boston, donde se reunirá la convención demócrata este fin de semana, se ordenó a los conductores de ómnibus permitir el ingreso de pasajeros que porten elementos de identificación partidaria.