El gran bailarín español Antonio Gades murió lamentando no haber podido hacer más por la Revolución Cubana, según una carta suya publicada por el diario oficial Granma este viernes, horas después de que sus cenizas fueran traídas a esta isla caribeña.
Quiero que sepa que lo único que siento es no haber hecho más por la Revolución, escribió Gades el 14 de este mes al ministro de las Fuerzas Armadas Cubanas, general de Ejército Raúl Castro.
Mi mujer Eugenia y mis hijas María, Tamara y Celia, según mi última voluntad, le entregarán mis cenizas. Haga con ellas lo que usted crea conveniente, afirma la carta.
Gades, fallecido el martes a la edad de 67 años víctima de cáncer, no quiso que le dispensaran honores y sólo pidió que sus cenizas fueran llevadas a Cuba, país que había catalogado como el puerto de su vida. Su último deseo fue cumplido el jueves por la noche.
En el texto, Gades confiesa que jamás había pensado tener el honor de ser el Compadre de Raúl Castro, da vivas a Fidel (Castro) y a nuestro P.C.C., el gobernante Partido Comunista de Cuba del cual era militante.
Aunque se sabía de su amor por Cuba, de su amistad con el hermano del presidente Fidel Castro y de sus viajes sistemáticos a este país, donde incluso vivió por temporadas, poco se conocía de los fuertes vínculos de Gades con las autoridades cubanas.
El artista, cuyo verdadero nombre era Antonio Esteve Ródenas, nació el 16 de noviembre de 1936 en Alicante. Su padre, de oficio albañil, había luchado como voluntario en filas de la República tras estallar ese mismo año la guerra civil española.
A los 11 años tuvo que dejar la escuela para ayudar a la familia. Trabajó como mensajero en un estudio fotográfico y después en los talleres del diario madrileño ABC, hasta que a los 15 años se incorporó a la compañía de Pilar López.
En pocos años más, Gades había llevado su arte a los más importantes escenarios del mundo y forjado un estilo coreográfico renovador que quedó para la historia en películas como Carmen, del director español Carlos Saura.
Sus interpretaciones de obras como El amor brujo, le valieron la definición del escritor español Caballero Bonald como el más universal de nuestros bailarines, al mismo tiempo que el más integralmente español de nuestros bailadores.
A su talento corresponden obras que han pasado a la historia de la coreografía como las realizadas para Bodas de sangre, Carmen y Fuenteovejuna. Gades fue director del Ballet Nacional Español y colaborador del Ballet Nacional de Cuba.
Bailó por primera vez en los escenarios cubanos en 1975, cuando presentó su versión de Bodas de sangre. A mediados de la pasada década, cuando Cuba afrontaba la peor crisis económica en medio siglo, se le volvió a ver en Fuenteovejuna.
En el momento de su muerte, Gades llevaba años sin bailar. Desde entonces compartía su vida entre España y Cuba y en ambos lugares vivía siempre cerca del mar, otra de sus grandes pasiones. Justo por mar, a bordo de su velero Luar 040, llegó a Cuba en noviembre pasado.
Antes vivía en España y visitaba mucho a Cuba, ahora vivo en Cuba y voy de visita a España, dijo en una ocasión a la televisión española en un despacho desde La Habana.
Tras su condecoración el 5 de junio con la Orden José Martí, la más importante que otorga el Estado cubano, las cenizas de Gades serán sepultadas junto a los restos de los mártires de la patria, reveló Granma.
En atención a sus excepcionales cualidades artísticas y humanas y a su condición revolucionaria, sus cenizas serán sepultadas en el Mausoleo del II Frente Oriental Frank País, actualmente en reparación, afirmó el rotativo.
En ese mausoleo, situado en el extremo este de la isla, reposan los combatientes caídos durante la guerra de guerrillas que encabezara el hoy presidente Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958).
Mientras se espera el momento del traslado, Granma aseguró que las cenizas fueron colocadas en una sala del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, donde permanecerán bajo custodia cercana de su fiel amigo Raúl Castro.
La incineración fue realizada el miércoles en Madrid, en total privacidad y en presencia sólo de diplomáticos cubanos. De inmediato se anunció su traslado a La Habana, a donde llegaron también sin anuncios previos ni cobertura de prensa.
Además de su amor por Cuba y por el mar, Gades dejó en España una Fundación que deberá velar por su legado artístico y apoyar y difundir la danza española en general y, sobre todo, el flamenco. No lo vamos a despedir llorando, dijo la primera bailarina cubana Alicia Alonso.
Gades y Alonso bailaron juntos en 1978 Ad libitum, una mezcla del baile flamenco y del clásico, con la tumbadora cubana de fondo, especialmente pensada para ellos por el coreógrafo cubano Alberto Méndez..
La también directora del Ballet Nacional de Cuba dedicó a Gades la primera función de La magia de la danza, espectáculo preparado como una Gala Homenaje a los 40 años del Centro de Investigaciones y Desarrollo Técnico del ministerio cubano del Interior.
Nunca me sentí un artista sino un simple miliciano vestido de verde olivo, con un fusil en la mano para donde, como y cuando, siempre estar a sus órdenes, dijo Gades al presidente Castro tras recibir de sus manos la Orden José Martí. (
