El gobierno estadounidense está bajo el fuego crítico de parlamentarios y grupos ambientalistas por su intento de producir una nueva generación de armas nucleares, al tiempo que descuida las tareas de limpieza de la contaminación causada por millones de litros de sus propios desechos atómicos.
El Senado estadounidense aprobó el 4 de junio una provisión incluida en la Ley de Autorización de Defensa 2005, impulsada por el presidente George W. Bush, que permite la flexibilización de los requerimientos de limpieza de contenedores con millones de litros de peligrosos residuos radiactivos.
Según la provisión, el Departamento de Energía podrá reclasificar desechos radiactivos como incidentales, disminuir las medidas de limpieza y mantenerlos en 51 tanques subterráneos en el complejo del río Savanna, en el sudoriental estado de Carolina del Sur, en lugar de ser dispuesto en el desierto de Nevada, como lo marca la ley actual.
Aunque la provisión solo se aplica a Carolina del Sur, legisladores y ambientalistas en los noroccidentales estados de Washington y Idaho, donde hay problemas similares relacionados con desechos nucleares, alegaron que la decisión crea un claro precedente que podría obligarlos también a hacer la reclasificación.
El Departamento de Energía trata de ahorrar dinero dejando más desechos tras de sí, y poniendo así en peligro a las futuras generaciones, dijo a Tierramérica Bob Schaeffer, de la Alianza por la Responsabilidad Nuclear (ANA, por sus siglas en inglés), una red de más de 30 comunidades residentes cerca de instalaciones nucleares.
La iniciativa tendría graves consecuencias para recursos vitales de agua en todo el país y socavará el derecho de estados y tribus a proteger sus poblaciones, sostuvo la ANA en una carta abierta a los integrantes del Senado.
Para entrar en vigor, la provisión debe ser incluida a fines de mes por el llamado comité de conferencia en el reporte final del presupuesto 2005.
El complejo de Savanna, establecido desde 1950 en un área de más de 777 kilómetros cuadrados, emplea a más de 12.000 personas, y la mayoría de ellas están involucradas en el manejo de sustancias tóxicas.
Se calcula que en ese sitio hay unos 130 millones de litros de desechos radiactivos, y se ha informado sobre filtraciones de algunos de los tanques que los contienen.
El Departamento de Energía alega que podría gastar miles de millones de dólares menos en tareas de limpieza si se le permitiera almacenar grandes cantidades de desechos en tanques subterráneos y cubrirlos con lechada, y algunos senadores lo apoyan con decisión.
El plan ahorra dinero de nuestros contribuyentes y disminuye el tiempo en que los desechos permanecen en los tanques. Es un método seguro, sostuvo el senador republicano James Inhofe.
Pero los críticos piensan que la iniciativa busca disimular los planes para construir en Savanna una fábrica de combustible de plutonio, con intención de producir nuevas cabezas nucleares para proyectiles.
Un informe titulado Administrando los materiales nucleares de la nación. La visión para 2025 del Departamento de Energía, revela la intención de producir nuevas armas.
Según ese documento, los elementos inactivos de las fuerzas nucleares deben ser reconstituidos, y existe la oportunidad de usar Savanna para procesar excesos de plutonio residual, y hacerlo utilizable en armas.
Ese complejo es el lugar más contaminado sobre la faz de la tierra, y representa un horrible legado de la guerra fría, que se vuelve aun más horrible por la búsqueda estadounidense de más armas, comentó a Tierramérica el activista Louis Zeller, de la Liga de Defensa Ambiental Blue Ridge.
El presupuesto para el próximo año fiscal, que comienza en octubre, incluye más de 6.000 millones de dólares para investigación y desarrollo de armas nucleares, una suma similar a la que se asignaba a esas tareas en plena Guerra Fría. En 1995, el gasto autorizado en la materia fue 3.000 millones.
La asignación de recursos federales a la producción de combustible de plutonio apoyará el desarrollo de nuevo armamento, y el proyecto para Savanna incluye una planta purificadora de plutonio mediante procedimientos con ácido, que también es esencial para producir armas nucleares, afirmó Zeller.
Según expertos, una nueva planta productora de cabezas nucleares propuesta por la Agencia Nacional de Seguridad Nuclear podría producir hasta 450 nuevos detonadores de plutonio por año, para armas ya existentes y otras cuyo desarrollo se prevé.
Actualmente el país posee más de 10.000 cabezas nucleares activas, cerca de 4.000 definidas como reserva estratégica y más de otras 12.000 definidas como excedentes.
El Tratado de Moscú, firmado en 2002 por Estados Unidos y Rusia, obliga a ambos países a reducir sus arsenales de modo que en 2013 no superen las 2.200 cabezas nucleares montadas en proyectiles y listas para ser disparadas.
Pero la Casa Blanca se ha negado a indicar cuántas cabezas nucleares desmontadas piensa destruir y cuántas se propone conservar como reserva.
Activistas estadounidenses por el desarme destacan que los planes para producir una nueva generación de armas nucleares, llamadas miniatura o penetrantes de la tierra socavan los esfuerzos contra la proliferación de ese tipo de armamento.
Washington expresa preocupación por los intentos iraníes y norcoreanos de adquirir armas nucleares, pero no cumple el compromiso de negociar la total eliminación de esas armas, asumido mediante el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, apuntó Ralph Hutchison, de la Alianza Ambiental por la Paz Oak Ridge.
Tierramérica pidió reiterada e infructuosamente comentarios para este artículo al Departamento de Energía. (