Con casi un siglo a cuestas, la más antigua central hidroeléctrica de Cuba aún funciona con sus equipos originales, para dicha de una pequeña localidad vecina que sigue iluminada cuando hay averías en la red nacional.
Inaugurada en 1917 en Guantánamo, la provincia más oriental del territorio cubano, la central Guaso fue rehabilitada en los años 90 del pasado siglo y a plena capacidad produce 1,8 megavatios.
La restauración todavía no ha concluido, pero aun así, la planta produjo en 2003 siete millones de kilovatios por hora, la producción más alta de los últimos 35 años, dijo a IPS el director de la central, Alfredo Torrealba.
La electricidad que produce se incorpora al Sistema Electroenergético Nacional, y como también puede trabajar en régimen aislado, beneficia a los cerca de 3.000 habitantes del poblado La Tagua, aledaño a las instalaciones.
Mientras tanto, ya nadie habla de un viejo proyecto para construir una gran central hidroeléctrica, con una potencia de 360 megavatios y para generar anualmente 660 gigavatios por hora al año, en las cuencas de los ríos Duaba y Toa, también en el oriente.
La concreción de aquel proyecto, que parece definitivamente archivado, habría significado un considerable ahorro de combustible para el país, pero también daños al ambiente por la inundación de vastas zonas boscosas. En cambio, se optó por desarrollar pequeñas centrales.
Poner un megavatio en el Sistema Electroenergético Nacional le cuesta al país un millón de dólares, mientras en los trabajos de restauración de los equipos de la Guaso no hemos gastado más de 70.000 dólares, explicó Torrealba.
La provincia de Guantánamo, distante casi 1.000 kilómetros de La Habana, dispone en la actualidad de 70 centrales hidroeléctricas de pequeña y mediana capacidad, fundamentalmente para el suministro de electricidad a sus áreas montañosas.
En todo el país suman unas 180 las instalaciones de ese tipo, que en 2003 produjeron más de 38 millones de kilovatios/hora, en especial para beneficio de unos 230 asentamientos rurales apartados de la red central de distribución de electricidad.
Se calcula que de 26.000 a 30.000 habitantes de esas zonas del país cuentan con energía eléctrica gracias a las pequeñas centrales, que según expertos han demostrado ser una solución de fondo, duradera, poco contaminante y ambientalmente sana.
Diversos medios especializados consultados por IPS estiman que el potencial hidroenergético de Cuba, que no dispone de ríos de grandes caudales, a excepción del Toa, es más que suficiente como para elevar a 400 las comunidades electrificadas de ese modo.
Esas fuentes estiman el potencial hidroenergético del país en unos 350 megavatios, con una generación anual cercana a los 700 gigavatios/hora, capacidad equivalente a dejar de utilizar unas 300.000 toneladas de combustible convencional en las centrales termoeléctricas.
El quid de lo que nosotros proponemos y hacemos, mientras las condiciones lo permitan, es desarrollar la mini o pequeña central, que prácticamente no llevan embalse,, dijo a IPS Emir Madruga, vicepresidente de la organización no gubernamental Cubasolar, promotora del desarrollo de fuentes de energía renovables y no contaminantes.
Las centrales hidroeléctricas de poca capacidad mejoran el agua que pasa por sus turbinas, porque le dan movimiento y la oxigenan, afirmó.
En el caso de las grandes centrales, siempre habrá defensores y detractores, pero hay que buscar la forma de beneficiar al ser humano sin daño para el ecosistema, para lo cual existe la ingeniería adecuada, aunque es costosa, señaló Madruga.
En América Latina, la central hidroeléctrica de Itaipú, en el río Paraná, entre Brasil y Paraguay e inaugurada en 1982, es una de las de mayor capacidad generadora del mundo, y en muchas regiones de China las pequeñas represas son la principal fuente de electricidad.
Acuciado por el recorte argentino de suministros de gas natural, Chile busca apresurar la entrada en funciones de la central hidroeléctrica Ralco, cuya construcción en el curso superior del río Bío Bío, en la región central de ese país, fue resistida por comunidades indígenas pehuenches y organizaciones ambientalistas.
Se prevé que Ralco aumentaría nueve por ciento la actual oferta chilena de electricidad y podría comenzar a operar en junio o julio, en dependencia de las condiciones pluviométricas.
En abril, Argentina decidió reducir en unos 2,3 millones de metros cúbicos diarios sus suministros de gas natural a Chile, y eso afectó principalmente a regiones del norte chileno, que carecen de fuentes hidroeléctricas.
Tal situación activó el debate sobre la necesidad de diversificar la matriz energética, una premisa válida para cualquier país.
Dependencia energética es dependencia política y económica, y si estás jugando con jugadores de otro equipo, éste puede llevarse a los suyos sin previo aviso y dejarte en el aire, ejemplificó Madruga.
La principal fuente energética de Cuba es aún el petróleo, aunque la reconversión de sus centrales termoeléctricas le permite actualmente producir más de 90 por ciento de la electricidad que consume con crudo nacional.
En los últimos años, el gobierno cubano decidió acelerar el desarrollo de las fuentes renovables de energía como estrategia a mediano y largo plazo, en pos de independencia económica y protección del ambiente.
Junto con el aprovechamiento de la biomasa y la hidroenergía, en el país ha cobrado también especial impulso el uso de la energía eólica y la fotovoltaica, con la que se espera electrificar en los próximos años unas 100.000 viviendas de regiones aisladas y apartadas.