Las sospechas de que el libanés Assad Ahmad Barakat era una de las piezas clave en la financiación del ala extremista del Hizbullah desde las Tres Fronteras, la zona donde confluyen Paraguay, Argentina y Brasil, aumentaron después de los atentados perpetrados el 11 de setiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Tras esos ataques, los servicios de inteligencia de Estados Unidos desplegaron una cruzada en distintos puntos del planeta en un intento de localizar elementos de la financiación de grupos extremistas islámicos. En efecto, los procedimientos también se desarrollaron en las Tres Fronteras y en especial en la paraguaya Ciudad del Este, que concentra una alta población de origen árabe. Las investigaciones obligaron a Barakat a dejar sus intereses comerciales allí en manos de otras personas para refugiarse en Brasil. Pero la justicia paraguaya ya lo tenía en la mira, aunque por evasión fiscal.
