En un contexto de crisis y tensiones en América Latina, el gobierno de Estados Unidos hizo llegar a Brasil una severa advertencia: si quiere continuar en buenas relaciones con Washington tiene que "calibrar cuidadosamente su oposición" en cuestiones clave para la administración de George W. Bush, como la situación en Venezuela y Cuba. La recomendación fue hecha por Donna Hrinak, la embajadora estadounidense en Brasil, durante un seminario en Miami. Y no parte desde el ala más conservadora del Partido Republicano, sino de la diplomática que en 2002 colaboró para que Estados Unidos no viera como a un rupturista de izquierda a Luiz Inacio Lula da Silva, que se encaminaba a la victoria en las elecciones de octubre. En un tono que podría ser interpretado como irónico, Hrinak dijo que si Brasil pretende ser un líder regional "debería dedicarle más tiempo" a la tarea.
